A mayor cantidad de tareas pendientes, sensación de menor capacidad para realizarlas. Esta “parálisis abrumadora” aparece cuando se trata de muchas cosas, o de una realmente importante, que no se sabe cómo abordar. En lugar de trabajar lógicamente de a poco con esa lista, o abordar lentamente esa tarea gigante, el cerebro actúa como si lo afectara algo inusual y se detiene en seco.
Cerebro: cómo enfrentar la "lista de tareas" sin bloquearse
Podemos asumir la agenda de actividades diaria como una verdadera amenaza, cuando ni sabemos por dónde empezar. Cómo la mente puede vencer este obstáculo.
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Ellen Hendriksen, profesora asistente clínica en el Centro de Ansiedad y Trastornos Relacionados de la Universidad de Boston, dice que la respuesta a esa parálisis, conocida más popularmente como “luchar, huir o paralizarse”, surge cuando uno ve la tarea (o muchas tareas) a realizar como una amenaza.
“Cuando hay una gran lista de tareas abrumadoras, ésta podría ser la amenaza del fracaso o la de la decepción. También podría ser la amenaza de sentirnos estúpidos o incompetentes, porque no sabemos por dónde empezar o cómo hacer las cosas”, evaluó.
Esta experiencia le puede pasar a cualquiera, pero las personas que luchan contra el perfeccionismo pueden ser especialmente propensas a ella.
“En el perfeccionismo, nos identificamos demasiado con nuestro desempeño. Si inconscientemente pensamos que somos lo que hacemos, entonces lo que tenemos que hacer se vuelve mucho más estresante”, añadió.
Qué le pasa al cerebro ante estas situaciones
Ante esta ansiedad, el centro ejecutivo del cerebro pierde el control: la corteza prefrontal, que es fundamental para la planificación, la toma de decisiones y la autorregulación, mantiene bajo control las partes más emocionales, pero durante los momentos de estrés, el equilibrio cambia y regiones como la amígdala, que es responsable de identificar amenazas, pueden comenzar a tomar el control.
Consejos de expertos para salir del estado de congelación
En primer lugar, se debe intentar reducir levemente los niveles de estrés. Se puede tratar con ejercicios de respiración profunda que, a su vez pueden reducir el cortisol, una de las principales hormonas del estrés.
Si se trata de una sola tarea abrumadora, el consejo estándar es dividirla en pequeños pasos. Como el refrán "¿Cómo te comés un elefante? De un bocado a la vez".
Los pasos también deben ser concretos, siendo restringidos a un tiempo, lugar y duración en los que se hará esa tarea determinada. Se lo plantea como si se estuviera dando “instrucciones a un adolescente que realmente no quiere hacer nada, por lo que se debe ser muy específico”.
También sirve quitarse algo de la presión, diciéndose a sí mismo que no es el fin del mundo si algo sale mal. Siempre se puede volver a intentar o mejorar la tarea más tarde.
Dar un primer paso. Una vez que se la pone en marcha, el trabajo tiende a fluir más fácilmente.
Comenzar estratégicamente. Se podría hacer primero lo más importante u oportuno, pero otra opción es comenzar con la tarea más placentera.
Comenzar con lo más pequeño o más fácil también puede generar confianza e impulso. “Empezá con algo que puedas hacer y en lo que sientas que hay probabilidad de tener éxito", se planteó.
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