Las interacciones con los superiores no sólo definen el clima laboral, sino que impactan directamente en tu bienestar emocional. Cuando la relación es tensa o conflictiva, el estrés comienza a acumularse, afectando tanto la motivación como el rendimiento en el trabajo. La falta de comunicación y comprensión puede ser aún más dañina de lo que parece.
Cifras que alarman: 8 de cada 10 argentinos pensó en renunciar al trabajo por su jefe
Un informe revela un fuerte aumento en los conflictos laborales vinculados debido a los malos liderazgos.
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El 77% de los trabajadores argentinos evaluó dejar su puesto por la mala relación con su jefe, según Bumeran.
El conflicto constante con un jefe puede generar un círculo vicioso de agotamiento emocional. El estrés se convierte en una carga diaria, y con el tiempo, esto puede desencadenar problemas de ansiedad, insomnio e incluso depresión. En lugar de sentirse respaldado, el empleado puede sentirse constantemente bajo presión, lo que perjudica gravemente su bienestar físico y mental.
Líderes o jefes: el estudio que revela el impacto real
Un informe de Bumeran titulado "Líderes o Jefes" explora cómo la calidad de la relación con los superiores afecta la salud mental de los empleados. Según el estudio, el 58% de los empleados que enfrentan una mala relación con sus jefes reportan sentirse emocionalmente agotados, y un 48% menciona que este agotamiento afecta su productividad. Un líder que no sabe gestionar la relación con su equipo puede desencadenar un desgaste emocional significativo.
Además del estrés, las malas relaciones con los jefes traen consigo consecuencias duraderas. La falta de confianza genera que los empleados pierdan el interés en sus tareas, lo que puede llevar a una caída en la productividad y la motivación. El rendimiento empieza a decaer, no por falta de capacidad, sino por la fatiga emocional.
El estudio también resalta un patrón común en las empresas con líderes autoritarios o desconectados de sus empleados: el aumento en la rotación de personal. El 45% de los empleados que tienen una relación tensa con sus jefes están más inclinados a cambiar de trabajo en busca de un ambiente más positivo. Este problema no solo afecta a los empleados, sino también a la empresa, que pierde talento y experiencia.
Cómo mejorar la relación con tu jefe
Mejorar la relación con tu jefe empieza por entender qué espera de vos. Cada jefe tiene su propio estilo, sus prioridades y su manera de trabajar, así que una buena forma de comenzar es preguntarle directamente cuáles son sus expectativas. Esto no solo aclara el panorama, sino que también demuestra iniciativa y profesionalismo de tu parte. Mostrar interés genuino por hacer bien tu trabajo suele ser bien recibido.
La comunicación también juega un papel fundamental. Es importante mantenerlo informado sin saturarlo. Decirle con tiempo si algo no va bien, pedir ayuda cuando la necesites y darle seguimiento a los proyectos importantes habla de responsabilidad.
Ser proactivo también suma puntos. Si lográs anticiparte a problemas, proponer ideas o hacer mejoras sin que te lo pidan, tu jefe probablemente lo va a notar. A la mayoría les gusta tener en su equipo a personas que no esperan siempre instrucciones, sino que muestran iniciativa. Esto obviamente requiere un equilibrio: no se trata de tomar decisiones impulsivamente, sino de mostrar que estás comprometido con el trabajo y pensando siempre un paso más allá.
Otro aspecto clave es la confianza. Cumplir con tus tareas en tiempo y forma, ser puntual y consistente genera seguridad. Si tu jefe sabe que puede contar con vos, eso mejora naturalmente la relación. A esto se suma algo que a veces se subestima: el respeto. No solo en la forma de dirigirte a él o ella, sino también evitando críticas innecesarias, especialmente delante de otros.
Por último, pedir retroalimentación de vez en cuando es una forma muy eficaz de mostrar madurez. Preguntar cómo podés mejorar o si hay algo que podrías hacer distinto no solo ayuda a crecer profesionalmente, también puede abrir un canal más cercano con tu jefe.
Si tu jefe es una persona difícil, lo mejor es enfocarte en lo que podés controlar: hacer bien tu trabajo, comunicar con claridad y mantener una actitud profesional. Con el tiempo, vas a ver resultados.
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