Con la presencia de funcionarios, dirigentes y vecinos, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, ofició una misa en homenaje por la muerte del papa Francisco en la Iglesia San José de Flores en la que destacó al Sumo Pontífice por "no tapar los problemas" del mundo sino por "ponerlos sobre la mesa para generar debate y discusión". Además, llamó a "vivir su legado" mediante "la unidad que tanto necesitamos".
Con la presencia de Victoria Villarruel, Jorge García Cuerva llamó a "vivir el legado de Francisco y la unidad que tanto necesitamos"
El arzobispo destacó el papado de Francisco por "poner sobre la mesa" los problemas de la desigualdad, la exclusión y la ecología, además de reformar por dentro la Iglesia Católica. La ceremonia se llevó a cabo en la Basílica de San José de Flores, donde Jorge Bergoglio tuvo la revelación que lo hizo convertirse en sacerdote.
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El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, celebró una misa en homenaje al Sumo Pontífice.
La ceremonia se llevó en la Basílica del barrio porteño de Flores, donde Jorge Mario Bergoglio nació y se crió, en la que tuvo la revelación que lo hizo convertirse en sacerdote y donde daba misa en Semana Santa. Allí se reunieron feligreses para realizar una jornada de oración por el fallecimiento de la máxima autoridad del catolicismo.
"Nos reunimos para rezar por el descanso de nuestro santo padre Francisco. Una de las cosas que nos enseñó durante sus años de magistrado de pontificado fue que Dios nos ama con locura, mucho y que nunca se cansa de perdonarnos. Que somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón", dijo el arzobispo al iniciar la ceremonia.
"Se nos murió el padre de todos, nuestro querido papa Francisco. Como si fuese un ritual familiar, después de haber recibido el impacto de la noticia, venimos aquí, a esta Basílica de San José de Flores, para como familia, como hermanos e hijos, poder venir a esta, la casa del padre, en la que despertó su vocación, en la que vivió desde chico, el barrio de su infancia", continuó.
"Casi como un ritual, volvemos los hijos para terminar de despedir a nuestro padre en la casa paterna", prosiguió García Cuerva. "Volvemos con un estado de ánimo muy contradictorio. El Evangelio de hoy nos dice que era de noche pero también era el amanecer. Así esta nuestro corazón. En nuestro corazón es de noche, hay oscuridad. La oscuridad porque falleció nuestro querido papa Francisco, hay oscuridad porque hay tristeza, porque nos cuesta la pérdida y sentimos la orfandad y porque la muerte también nos genera temor, angustia", dijo.
"Al mismo tiempo, como aquella lectura, dice que es el amanecer, porque no dejamos de tener una gran luz de acción de gracias por lo que significó y significa la vida de Francisco en nuestra Iglesia y el mundo", agregó y afirmó que la luz de esperanzas es "porque sabemos y estamos celebrando en esta Pascua que la muerte no tiene la última palabra y que, así como resucitó Cristo, resucitaremos todos y nos encontraremos en aquella casa grande del cielo donde hay lugar para todos".
"Hay mucha oscuridad y tristeza, pero no perdemos la esperanza del reencuentro", siguió García Cuerva y remarcó que, como la vida y el magisterio de Bergoglio "sigue siendo un faro en medio de la oscuridad, no está todo perdido".
"La gran tentación de la humanidad es tapar los problemas, maquillarlos. Si algo que hizo Francisco a lo largo de sus 12 años de Pontificado fue, no tapar los problemas sino, al contrario, ponerlos sobre la mesa para generar debate y discusión, para darnos cuenta de lo que está pasando, porque no hay nada peor que no reconocer los problemas", señaló el arzobispo.
Luego, destacó el rol de Bergoglio como papa Francisco. "Durante su papado puso sobre la mesa los problemas de la economía y el calentamiento global" porque el planeta "es la casa común que tenemos que cuidar por nosotros y especialmente por las generaciones venideras". Además, recordó que expuso "el problema de la exclusión", el cual decía que "es la madre de todos los problemas sociales" y nos alertó "sobre la cultura del descarte y de la necesidad de buscar a los hermanos tirados al lado del camino".
También destacó que trabajó sobre la necesidad de construir la paz, al poner sobre la mesa el problema de la guerra. "Fue su preocupación hasta el último instante", resaltó respecto a los llamados diarios de Bergoglio a las comunidades en la Franja de Gaza. Además puso sobre la mesa el negocio del tráfico de armas. Parar con la guerra significaba para Francisco invertir donde había que invertir, en los sectores más marginados".
Además, señaló que Francisco, durante sus doce años al frente de la Iglesia Católica, valoró la importancia de la juventud, a la que "invitó a soñar en grande" para "no quedarse en lo rastrero ni en el chiquitaje" sino a "transformar la sociedad".
Respecto a la tarea al interior de la Iglesia Católica, García Cuerva destacó que Bergoglio "no tapó la necesidad de transparencia y de reformas" en la Santa Sede. Y consideró que "por eso, quizá, fue tan criticado, porque no silenció los problemas. No los tapó ni maquilló, sino que le propuso a la humanidad hacernos cargo", dijo.
"Ahora tenemos el compromiso de ver cómo construimos todo lo que el Papa nos enseñó a lo largo de los años", señaló el arzobispo ante miles de feligreses en la Basílica de Flores. "Nos decía en el adviento del año pasado, unos días antes de Navidad, que Jesús nos invita a levantar la cabeza y a confiar en el amor para volver a encontrar la esperanza", agregó. Por eso pidió "no quedarse encerrados en los problemas o en la tumba".
"Francisco ha sido el Papa de la alegría", destacó, quien "nos invitó a compartir esa alegría del evangelio, de que Jesús está vivo, de que los cristianos no pueden tener cara de vinagre, la alegría de que no podemos hacer de la Iglesia un museo de recuerdos sino que tenemos que transmitir el evangelio, que es buenas noticias", dijo.
"Francisco puso los problemas sobre la mesa", recordó el arzobispo y consideró que "es hora de que nos tengamos que hacer cargo entre todos. No ser especialistas en diagnósticos sino de buscar soluciones". Y planteó "no hacer de la Iglesia un museo de recuerdos".
Luego recitó dos textos de Bergoglio. El Laudato Sí, en el que el Papa llamó a "volver a sentir que nos necesitamos unos a otros y que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo y que vale la pena ser buenos y honestos". Y un segundo texto que el que invitó a que "Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos. Cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones. Cada uno con su propia voz, pero todos hermanos".
En ese sentido, García Cuerva dijo que "ojalá que los argentinos, que tanto hablamos de Francisco, nos animemos a vivir su legado, viviendo la unidad que tanto necesitamos, viviendo verdaderamente como hermanos, tratándonos bien, y haciendo lo que tanto predicó Francisco: la revolución de la ternura".
La vicepresidenta Victoria Villarruel fue la principal referente del Poder Ejecutivo en las dos ceremonias que llevó a cabo la Iglesia en nombre de Francisco. "Vengo a acompañar a los católicos y al pueblo argentino en el dolor que sentimos por la pérdida de nuestro santo padre", dijo al tomar contacto con la prensa en la entrada de la Iglesia porteña.
Al acto también asistieron el diputado y candidato a legislador porteño, Leandro Santoro, y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, quienes acompañaron la ceremonia junto a los vecinos que llegaron a rezar por el Papa.
Además de Villarruel, a la ceremonia asisten vecinos y vecinas que se acercaron a rezar una plegaria y compartir la misa en homenaje a Francisco tras su muerte a los 88 años, luego de 12 años de papado. Con fotos y estampitas, feligreses dijeron presente en la ceremonia realizada esta noche.
La muerte de Bergoglio fue confirmada por la Santa Sede en la madrugada de este lunes. Su fallecimiento se debió a un "colapso cardiovascular irreversible" y un "derrame cerebral". Además, se informó podrían trasladar el cuerpo del pontífice el miércoles a San Pedro para el último saludo de los fieles.
En este sentido, la Oficina de Prensa de la Santa Sede indicó que el ex arzobispo de Buenos Aires presentaba antecedentes de insuficiencia respiratoria aguda en neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes de tipo II.
Tras conocerse la triste noticia, la Iglesia argentina convocó a una primera misa que se realizó por la mañana en la Catedral Metropolitana para despedir a la máxima autoridad del catolicismo. El presidente Javier Milei no estuvo presente durante la ceremonia matinal que se desarrolló a las 8.30, que contó con la asistencia del jefe de Gobierno, Jorge Macri, y de su equipo de trabajo.
Con motivo del fallecimiento, el Gobierno nacional ordenó que la bandera de Plaza de Mayo y la que se encuentra en la cúspide de Casa Rosada ondeen a media asta, lo que representa el luto. Además, el Gobierno decretó siete días de duelo y la suspensión de actos oficiales.
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