“Desde muy chico tuve que interrumpir mi educación para ir al colegio. Yo les voy a demostrar después cómo eso es realmente así, cómo la educación empieza antes de ir al colegio”. La primera parte de la frase corresponde al dramaturgo y polemista irlandés George Bernard Shaw, pero la segunda la dijo el neurocientífico Conrado Estol frente a 250 educadores de gestión privada en un congreso de educación en Mar del Plata.
Conrado Estol brindó una conferencia sobre educación: ¿cómo está hoy y hacía dónde se dirige?
El neurocientífico deslumbró a un grupo de 250 educadores de escuelas privadas con sus experiencias, estudios médicos e investigaciones.
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Estol se recibió de médico en la UBA, pero fue criado y educado en los Estados Unidos. Su pasión por los secretos de los cuerpos y las mentes es evidente. Así quedó demostrado al escuchar los aplausos finales de una charla magistral brindada en el XXII Encuentro Federal de la Junta Coordinadora de Asociaciones Nacionales y Provinciales de la Enseñanza Privada de la República Argentina (COORDIEP).
La exposición la abrió con un mensaje de alerta. “Con la tecnología de ahora, cualquier proyecto que empecemos es probablemente un proyecto obsoleto antes de que esté completo. Hoy es casi imposible estar al día. Entonces, ante la pregunta de cuál es la mejor metodología de enseñanza, es imposible contestar. Es como decir: '¿cuál es la mejor jugada de ajedrez?' Depende en qué momento del partido estamos, cómo están las piezas ubicadas en el tablero. No se puede estar a la altura de la tecnología por más rápido que uno avance”. Los administradores, directivos y propietarios de las escuelas privadas quedaron expectantes.
Es que Estol partió de un diagnóstico muy pesimistas de la situación actual de la educación y de los formadores educativos. Dos de sus preguntas retóricas lo revelan: “¿Quién de ustedes está convencido de que su hijo está recibiendo una educación ideal? ¿Ustedes creen que porque pagan un precio caro, su hijo tiene una educación ideal?”.
“Luciano Román, que me encanta leer escribió artículo en que hablaba de Mafalda, esa chica que nació en el año 58, en una familia de clase media. Hoy probablemente viviría de un plan, en un barrio inseguro. Lo mismo le pasó a la educación. La formación docente se degradó, y los colegios despojaron los cuadros de honor para empezar el proceso de igualación hacia abajo, que combatió la excelencia”. La preocupación en el auditorio principal del Hotel Intersur 13 de Julio de Luz y Fuerza era total.
Conrado completó su formación médica como residente de clínica médica en Nueva York y la de Neurología en la Universidad de Pittsburgh, en Pensilvania. Pero él, su padre físico de 93 años, son argentinos. Conoce a la perfección lo que sucede hoy en día. Y, como buen meritocrático que se abraza a inteligencia y el esfuerzo, lo que ve en la educación argentina no le satisface. “Parece que hacemos un cóctel perfecto para la mediocridad. Entre dirigentes argentinos se hizo una encuesta y solamente el 3% confiaba en la educación como algo importante”, advirtió. Hasta los Martín Fierro se vinieron abajo, según Estol. “Antes, originalmente, eran 50 premios, pero creo que en la última edición se entregaron 500. Todo el mundo tiene que tener un premio, no toleramos el fracaso, que de alguna forma es la base del éxito, y la formación de los docentes debe ser estricta, como lo es en la medicina”. Estol habla y las caras de los asistentes se van transformado.
Antes de pasar a los consejos para una mejor educación, el doctor e investigador también recordó que en EEUU los médicos se forman con una educación absoluta y exclusiva de muchísimas horas; abogó por una mayor profesionalización de los directores de escuelas y un robusto sistema de financiamiento de los equipos educativos; pero aclaró que más presupuesto en educación no implica mejores resultados en los alumnos, y que aumentar la investigación en ciencia no sirve de nada si no crecen la cantidad de patentes, si las publicaciones no se publican. “¿Es inversión o gasto?”, se preguntó.
Conrado es un excelente orador. Conecta las ideas una tras otra, como eslabones de una cadena inquebrantable. Los participantes del congreso lo siguen atentos, palabra a palabra, filmina a filmina, como quien escucha a un profesor entrenado. “La inteligencia artificial es algo fabuloso, no es más que nada”, dice al retomar el desafío de la tecnología en la educación. “Pronto va a llegar a la escuela. Imaginen la realidad virtual con inteligencia artificial, una cosa increíble. Imaginen un avatar de Platón en una clase, hablando desde la Antigua Grecia, enseñando filosofía. Me parece más atractivo de lo que hemos tenido hasta ahora. Pero atención: ustedes van a tener que hacer algo para crear los cinturones de seguridad, el límite de velocidad y los airbags a la inteligencia artificial”. Y para Estol esto no es chiste: el apocalíptico Yuval Noah Harari citó en su último libro un panel de 2.000 expertos de los cuales el 30% dijeron que hay un 10% de probabilidades de que la inteligencia artificial extinga a la raza humana. “La inteligencia artificial no es una herramienta. No es una tecnología. Es un gestor que toma decisiones”.
Entrando al mundo de las neuronas, aseguró que la inteligencia se mantiene y puede crecer a lo largo de la vida. Pero también se destruye fácil. Los primeros tres años de vida son clave para el desarrollo cognitivo de las personas, en la etapa de la formación de la corteza cerebral, de mayor reproducción de neuronas. Pero también es importante que ese crecimiento no se estropee durante la adolescencia, con cigarrillos y alcohol, por ejemplo. Hasta los 25 años las neuronas se generan, lo que queda, nos acompaña para toda la vida. Y por eso, el médico tiene su receta: “¿Saben cuál es la mayor diferencia entre vivo y el inteligente? El vivo es la persona que encuentra soluciones espectaculares a los problemas en las que la gente inteligente no se mete. ¿y saben cuál es la diferencia entre conocimiento y sabiduría. Conocimiento es saber que el tomate y la palta son frutas. Sabiduría es saber que si hago una ensalada de fruta no le tengo que poner ni palta ni tomate”.
Frente a un auditorio con mayoría de educadoras, Estol no desaprovechó para dejar bien en alto el rol de la mujer en la educación, sus cualidades distintivas, y la importancia de romper el techo de cristal. “Las mujeres tienen mucha más empatía, perspectiva, sensibilidad y tendencia a la relación (vínculos). Eso es más apropiado (para las aulas). En 2001 una conocida revista científica decidió hablar de cuáles fueron los países que manejaron mejor la pandemia. Y los países fueron Nueva Zelanda, Dinamarca, Alemania, Noruega, Islandia y Taiwán. Todos países con primera ministra o presidente mujer”. Y si de dinero se habla, Estol también denunció que en todo el planeta las mujeres ganan menos. “Los hombres eligen trabajos que pagan más, como ingeniero, médico, abogado y CEO. Las mujeres eligen trabajos que paguen menos, como mujer ingeniero, mujer médico, mujer abogada y mujer CEO”.
Los consejos de Conrado Estol para mejorar la educación
A lo largo de la conferencia Estol citó y recordó decenas de estudios científicos y precisas investigaciones médicas. De todos esos trabajos presentados a nivel global, y avalados por la comunidad médica internacional, más un conjunto de ideas que se desprenden de célebres autores de todos los tiempos se pueden destacar los siguientes consejos tanto para los alumnos, como para los educadores.
- Realizar al menos 7 minutos de ejercicio diario. Para permitir un descanso adecuado, pueden salir antes al recreo.
- El horario de clases debería comenzar a las 9 de la mañana. Los estudiantes no tienen la atención adecuada al llegar a la escuela si se levantan a las 7.
- Los estudiantes deben dormir entre 9 y 10 horas por noche y evitar acostarse a la 1 de la mañana.
- Los celulares dentro del aula distraen la atención. Pensar métodos para reducir el uso en la escuela
- Inculcar a los alumnos una alimentación adecuada, que priorice una dieta basada en plantas.
- Aumentar la revisión odontológica en los chicos. La mala salud bucal y la falta de higiene eleva los riesgos de otras enfermedades.
- Evitar las sustancias que degeneran las neuronas y afectan a la inteligencia. Los jóvenes no deben fumar ni un solo cigarrillo ni consumir alcohol.
En el caso de los consejos para los directores de escuelas, administradores y docentes, esta fue la mejor selección de frases de Estol, con ideas para llevar a la práctica en la escuelas.
“Tenemos que registrar lo que hacemos, registrar los datos, medir. Solo se controla lo que se mide, y todo es medible. Nosotros nunca queremos medir para no encontrar el fracaso, es la antimeritocracia”.
“No dejar ningún chico atrás, hay que ayudarlos a todos. A los que más les cuesta ayudarlos, pero también a los más destacados, a los que probablemente harán más por cambiar el país, a esos también hay que identificarlos, apoyarlos”.
“Cuando hay menos pobreza, hay más educación y más salud. Pero obviamente también hay que cambiar la metodología de enseñanza. Jefferson, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, decía en el siglo XVIII que un adulto no puede usar el abrigo que le quedaba bien de chico. Ha crecido. Las cosas cambiaron. Mi abrigo tiene que cambiar”.
“Como decía Sarmiento, hay que enseñar siempre. Enseñar en el patio y en la calle como en el aula. Enseñar con actitud, con gestos y con palabras”.
Sobre el final de la conferencia, el neurocientífico recibió los esperados aplausos, honores y felicitaciones. Los oyentes quedaron asombrados, en estado puro de reflexión. A la mayoría les movilizó su presentación. Decenas de participantes esperaron por él para llevarse una foto. A cambio, dejó su última recomendación.
“El autor Robert Fulton sostenía: todo lo que necesité en mi vida lo aprendí en el jardín de infantes. La sabiduría estaba en el arenero. Dejar las cosas donde las agarré, no pegar a la gente, decir gracias, decir perdón, tomar un vaso de leche, lo básico. Yo les diría que en mi caso, todo lo que hice es hacer los deberes. Es lo que dije a mis hijos. Hay que hacer los deberes en la vida. No hay otra opción. Hagan los deberes”.
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