Hace poco se conoció que el asteroide 2024 YR4 tiene posibilidades -ínfimas pero existentes al fin- de colisionar con la Tierra en 2032. El cuerpo celeste mide 90 metros de diámetro, y un eventual golpe con el planeta no representaría un riesgo de nivel catastrófico global, aunque si podría destruir una ciudad entera. ¿Pero que pasaría ante un planetoide de 500 metros, en lugar de 90?
El asteroide Bennu podría causar un invierno global de 4 años si impacta contra la Tierra
Los investigadores han estudiado lo que podría ocurrir si la roca de 500 metros de diámetro colisionara con el planeta, y los resultados no son alentadores.
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El asteroide lleva el nombre de un pájaro asociado con el dios egipcio Osiris
Ese es el diámetro que posee el asteroide Bennu, que de colisionar con la Tierra, podría causar un daño global sustancial, aunque sea una fracción del tamaño del asteroide que acabó con los dinosaurios, según una nueva investigación.
¿Qué peligro representa el asteroide Bennu para la Tierra?
Los astrónomos estiman que Bennu tiene una probabilidad de 1 en 2.700 de afectar a la Tierra en septiembre de 2182, lo que equivale a una probabilidad del 0,037%.
El cuerpo celeste, que contiene los elementos básicos de la vida según estudios recientes de muestras traídas a la Tierra por la misión OSIRIS-REx de la NASA, es una roca espacial de tamaño mediano que alcanza unos 500 metros de diámetro. Se estima que el asteroide que se estrelló contra la Tierra hace 66 millones de años y provocó la extinción de los dinosaurios tenía unos 10 kilómetros de diámetro y fue el último asteroide de gran tamaño conocido que impactó contra el planeta.
Dada la pequeña -pero no imposible- posibilidad de que Bennu impacte en el futuro, un equipo de investigación modeló los efectos que tendría una colisión de ese tipo en nuestro planeta, incluido el clima global y los ecosistemas en la tierra y los océanos. Asimismo, revelaron que los asteroides de tamaño mediano, como Bennu, chocan con la Tierra aproximadamente cada 100.000 a 200.000 años.
Los investigadores descubrieron que el impacto podría provocar un invierno global que podría reducir las precipitaciones y enfriar el planeta, entre otros efectos que podrían persistir durante años. Y es posible que los primeros humanos hayan vivido condiciones similares durante colisiones de asteroides anteriores.
Las consecuencias que desencadenaría el choque del asteroide Bennu
Los investigadores utilizaron modelos climáticos y la ayuda de la supercomputadora Aleph del ICCP para ejecutar diferentes escenarios para una colisión del tipo de Bennu con la Tierra, centrándose principalmente en los efectos de inyectar entre 100 y 400 millones de toneladas en la atmósfera terrestre. Los resultados mostraron alteraciones dramáticas en la química atmosférica y el clima de nuestro planeta en un plazo de tres a cuatro años después del impacto del asteroide.
En un primer momento, el impacto crearía un potente cráter y haría que el material se dispersara en el aire cerca del lugar del impacto. La colisión generaría una poderosa onda expansiva y también terremotos. Además, grandes cantidades de aerosoles y gases liberados por el impacto podrían ascender a la atmósfera, alterando el clima de la Tierra con efectos duraderos.
Si Bennu impactara el océano, provocaría enormes tsunamis y lanzaría grandes cantidades de vapor de agua al aire. Estos fenómenos podrían causar una disminución global del ozono en la atmósfera superior que podría durar años.
Ante esa situación, el Dr. Lan Dai, investigador en la Universidad Nacional de Pusan en Corea del Sur, reveló que podría ocurrir un "invierno de impacto" causado por el polvo persistente podría afectar gravemente a la fotosíntesis global; la productividad primaria neta terrestre podría desplomarse hasta un 36% y la marina hasta un 25%. Regionalmente, estos impactos podrían ser mucho más pronunciados.
Ese invierno proporcionaría unas condiciones climáticas desfavorables para el crecimiento de las plantas, lo que provocaría una reducción inicial del 20-30 % de la fotosíntesis en los ecosistemas terrestres y marinos, lo que probablemente causaría trastornos masivos en la seguridad alimentaria mundial.
Además, el resultado más inesperado del estudio mostró un comportamiento inusual del plancton marino. Los investigadores esperaban que los diminutos organismos se redujeran rápidamente y se recuperaran lentamente. Sin embargo, el plancton oceánico probablemente ya se habría recuperado en seis meses y posiblemente aumentaría después hasta niveles nunca vistos en condiciones climáticas normales.
El hierro es un nutriente clave para las algas, pero en zonas como el océano Austral y el Pacífico tropical oriental, el mineral no está disponible en abundancia. Pero si el contenido de hierro en Bennu es alto y está distribuido por todo el océano, podría desencadenar floraciones sin precedentes de algas, en particular de las diatomeas, ricas en silicato, durante hasta tres años, según el estudio.
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