Las vacaciones de verano son el período que tanto alumnos como padres esperan para tener un merecido descanso. No obstante, ese lapso de tiempo genera un impacto en los aprendizajes de los estudiantes, el cual a veces puede derivar en problemas para retomar los conceptos aprendidos y en consecuencias para el desempeño escolar.
El cerebro en modo vacaciones: las estrategias para mitigar los efectos negativos en el aprendizaje
Un informe de Argentinos por la Educación demostró la caída en los aprendizajes en los estudiantes durante el receso vacacional. Las estrategias que recomiendan los especialistas para estimular la mente de los chicos en verano.
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El impacto en el aprendizaje durante las vacaciones también puede potenciar las desigualdades entre alumnos de diferentes estratos socioeconómicos, lo cual pone de manifiesto la importancia de la educación en el marco social.
Sobre este punto gira el informe “Vacaciones de verano: evidencia sobre su impacto en el aprendizaje”, del Observatorio de Argentinos por la Educación (AE), el cual se publicó este jueves.
Con autoría de Irene Kit (Asociación Civil Educación Para Todos), María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén (Observatorio de Argentinos por la Educación), el documento sintetiza la evidencia internacional sobre la pérdida de aprendizajes en el verano, conocida en inglés como “summer learning loss”.
Vacaciones de verano: el impacto en el aprendizaje de los chicos
Existen amplias diferencias en la duración de las vacaciones de verano a nivel internacional. En la Argentina tienen un promedio de 71 días y superan la cifra que pone de referencia la OCDE de 63 días y la media de 66 días en América Latina.
A nivel regional, la Argentina ocupa la quinta posición en cuanto a duración de las vacaciones, superada por países como Perú con 87 días (la cifra más alta de la región), y muy por encima de México con 41 días, que tiene vacaciones más cortas.
A nivel nacional, existen diferencias en la duración de las vacaciones en las provincias. Por ejemplo Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero tienen los períodos de receso más extensos con 82 días. Mientras que CABA, Corrientes y San Juan tienen las cifras más bajas, con 66 días de vacaciones (ver Gráfico 1).
El análisis elaborado por AE midió así el impacto de las vacaciones en el rendimiento académico de los chicos. Para entender los resultados se utilizó como métrica principal el desvío estándar (d.e.) que pone una equivalencia entre esta medición y días de clase, es decir, aplica una relación entre el impacto negativo en los aprendizajes y la cantidad de días en el aula.
Así se arribó a la conclusión que en las vacaciones en la Argentina, en general, implican una pérdida de 47 días de aprendizaje (-0,13 d.e.). Tal como muestra el Gráfico 2, en Lengua el efecto aumenta a 54 días de pérdida (-0,15 d.e.), mientras que en Matemática el impacto es aún mayor, equivalente a 65 días de pérdida (-0,18 d.e.).
“El informe nos muestra que los lógicos y necesarios cortes vacacionales tienen una especie de costo asociado a ciertas cuotas de olvido. Afortunadamente, no son olvidos definitivos, se pueden y deben recuperar al inicio del año escolar”, enfatizó la pedagoga Irene Kit.
Adriana González es profesora de matemática en el nivel secundario y contó a Ámbito su experiencia cuando los alumnos vuelven de las vacaciones. "Si se repitieron estrategias de memoria donde uno no enteinde sino que repite una forma para resolver problemas, es muy probable que el aprendizaje no sea significativo, es decir, no llega a un status de conocimiento. Si no lo aprendió de forma significativa, ese conocimiento difícilmente lo pueda volver a reutilizar. Si lo aprendió, es mucho más fácil hacer una memoria y retomar, entonces el alumno se vuelve a acordar", relató.
Y agregó: "Por eso los números de matemática, donde se pierden más conocimiento que en lengua según el informe de AE, posiblemente se deba a esto, que si se aprendió algo de memoria, no se efectiviza ese contenido".
Diferencias en el aprendizaje por nivel socioeconómico
El trabajo también analizó las diferencias por nivel socioeconómico (NSE), donde se observó la brecha entre sectores medios y bajos.
En el Gráfico 3 se puede ver que, a nivel general, los sectores más favorecidos ganan 22 días aproximadamente (0,06 d.e.) después del receso de verano en las evaluaciones mientras que el grupo de NSE bajo pierde 76 días (-0,21 d.e.) de aprendizaje en verano.
En diálogo con Ámbito, la especialista en gestión educativa y docente Viviana Postay aseguró que “es complicado si tenemos en cuenta que ya es difícil el tema de los aprendizajes durante el año. El tema del receso de verano complica esto porque muchas veces el alumno debe retomar conocimientos de años anteriores”, explicó.
Cuando se ve el factor de la comprensión lectora y reconocimiento de palabras, para la primera área el NSE medio tiene una pérdida menor de 50 días (-0,14 d.e.) mientras que el NSE bajo pierde 97 días (-0,27 d.e.) de aprendizaje (ver Gráfico 3).
En tanto, para el reconocimiento de palabras, el grupo de NSE medio tiene una mejoría de 47 días (0,13 d.e.) y los sectores más vulnerables una pérdida de 43 días de aprendizaje (-0,12 d.e.).
Para Postay, “hay una cuestión central, la mente activa”. “Hay que ver qué consumos culturales tienen los chicos durante las vacaciones, qué mundo cultural tienen. El informe muestra que los más golpeados por el receso escolar son los chicos de sectores más vulnerables. La oferta educativa no es solo pensar el aula, también se debe pensar educativamente el entorno”, planteó.
Las estrategias para mitigar los efectos negativos de las vacaciones en el aprendizaje
Para contrarrestar este impacto negativo en el aprendizaje durante las vacaciones de verano, es necesario poner el foco en estrategias concretas para hacer frente, mediante actividades que estimulen a los chicos, para mitigar los efectos adversos del receso y que no cueste arrancar el año escolar.
Los especialistas recomiendan cuatro estrategias en el informe: las escuelas de verano, los talleres de lectura, modificaciones del calendario escolar y programas de tutorías.
Si bien estas son más bien formales, donde hay un abordaje desde el espacio institucional (escuelas, centros culturales, etc.) también existen otras alternativas para estimular la mente de los chicos.
Viviana Postay dijo: “Hay un montón de contenidos lúdicos para visitar, para moverse, súper atractivos, con los que los chicos se enganchan. Los chicos de primaria son extremadamente curiosos”.
En ese sentido señaló que “la política pública tiene que ver cómo lograr una oferta cultural gratuita, actual y amplia para los tiempos que corren. Juegos de lógica, obras de teatro, espacios lúdicos, entre otros. Esto también está dentro de la inversión en educación que se hace, no solamente se trata de lo que pasa en las aulas”.
Otra recomendación de Postay fue que “las familias lean con los chicos”, a través de actividades propuestas desde la escuela. “Que el alumno lea un cuento o una novela para el inicio de la clases del año siguiente, o mire un video o una película en plataformas de streaming gratuitas. Recomendamos que lo vean en familia, con temáticas para discutir en grupo y charlar sobre determinados temas, ya que esto ayuda al vocabulario, para mejorarlo y que no baje el nivel”, subrayó la especialista.
Adriana González aporta: "Una idea podría ser que a fin de año cada curso retome todo aquello que se estuvo viendo y estudiando durante el año, hacer una especia de memoria de clase colectiva, para recordar todo lo que se estudió".
Para González esto ayuda a tener una constancia sobre los temas dados y los puntos altos y bajos del aprendizaje en un período, para que el docente pueda diagnosticar las fortalezas y debilidades de los conocimientos de los alumnos. "Así, en el año siguiente, se lleva escrito ese repaso del fin de ciclo anterior y, con el mismo docente u otro, se pueda retomar en los primeros días de clases nuevamente aquella memoria que tiene registro, con un detalle de qué se aprendió, qué temas quedaron pendientes, cuáles hay que reforzar, etc.".
"Como familias y en las organizaciones de la comunidad, podemos mantener activa la mente de los niños y niñas, estimulándolos a juegos activos, interpersonales, imaginativos, así como a lecturas compartidas, dramatizaciones, dibujos y expresiones plásticas de todo tipo”, sostuvo Irene Kit.
Y dejó una reflexión para entender la importancia del estimular a los alumnos durante el verano: “Las familias recibimos y buscamos información para estas actividades lúdicas y formativas en tiempos de pandemia. ¿Por qué no resignificar eso que aprendimos años atrás, y ponerlo nuevamente en marcha?", concluyó Kit.
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