En todo el mundo se pueden encontrar historias impresionantes de robos y crímenes icónicos que marcaron para siempre los operativos de la policía y los sistemas de seguridad protegen a la sociedad y los objetos valiosos que nos rodea. Canadá suele ser el ejemplo de tranquilidad y baja delincuencia, pero hay un caso que es la gran excepción.
El Gran Robo de Jarabe de Arce y el crimen más impresionante de la historia de Canadá
La gran parte de la miel robada nunca pudo ser recuperada a pesar de los esfuerzos de la policía canadiense.
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El Gran Robo de Miel de Maple, también conocido como jarabe de arce, es uno de los crímenes más insólitos y millonarios en la historia de Canadá. No solo por la magnitud del botín, casi 3.000 toneladas de jarabe de arce robadas, sino también por la planificación meticulosa de los ladrones y el impacto que tuvo en la industria.
El robo de casi 3.000 toneladas de miel de maple
Para entender por qué este robo fue tan grande, hay que conocer el sistema de producción de miel de maple en Canadá. La Federación de Productores de Jarabe de Arce de Quebec (FPAQ) controla la producción y distribución de la miel en la provincia, que representa más del 70% de la producción mundial. Esta federación actúa como una especie de cartel, regulando la oferta y manteniendo una Reserva Estratégica de Miel de Maple, similar a la de petróleo en otros países.
El robo ocurrió entre 2011 y 2012 en un almacén de Saint-Louis-de-Blandford, Quebec, donde la federación guardaba parte de la reserva. Un grupo de ladrones, liderado por Richard Vallières, junto a varios cómplices, alquiló un espacio dentro del depósito. En lugar de robar todo de una vez, comenzaron a sifonear la miel de los barriles y a reemplazarlo con agua.
Para no despertar sospechas, transportaban la miel en camiones cisterna y lo vendían en el mercado negro, principalmente en Estados Unidos y otras provincias de Canadá. Durante meses, lograron extraer y vender más de 9.500 barriles, sin que nadie se diera cuenta.
Qué pasó con los criminales
El golpe se descubrió en julio de 2012, cuando un inspector de la FPAQ hizo un control de rutina. Al subir sobre un barril, casi se cayó porque estaba vacío. Tras revisar más barriles, encontraron que muchos contenían agua en lugar de miel.
La policía de Quebec, la Gendarmería Real de Canadá y hasta Interpol iniciaron una investigación masiva. Finalmente, en diciembre de 2012, arrestaron a 17 personas, incluyendo a Richard Vallières, el cerebro detrás del plan.
En 2016, Vallières fue condenado a 8 años de prisión y una multa de 9,4 millones de dólares canadienses. Si no pagaba la multa, su sentencia aumentaría en 6 años más. Otros cómplices también fueron encarcelados, incluyendo a su padre y al encargado del almacén que facilitó el acceso.
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