El Políptico de Gante, también conocido como La adoración del Cordero Místico o el Altar de Gante, es una obra creada por los hermanos Hubert y Jan van Eyck, y completada en 1432 para la actual catedral de San Bavón, en Gante, Flandes (hoy Bélgica).
El Políptico de Gante, la obra que fue más veces robada a lo largo de la historia
Compuesta por 12 paneles de gran valor histórico y artístico, fue blanco de muchos robos impactantes que marcaron su historia, aumentando la fascinación por esta pieza única.
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Esta obra enorme de aproximadamente 4,4 x 3,5 metros de dimensión tenía 12 tablas pintadas al óleo, las cuales le mostraban al público por primera vez imágenes que retrataban casi perfectamente al mundo real. Está reconocido mundialmente como una de las pinturas más influyentes jamás realizadas. Asombró y cautivó de tal manera a los espectadores de la época, que la proclamaron "la obra más bella de la cristiandad", y Jan Van Eyck (su hermano murió antes de completarlo) fue declarado el príncipe de los pintores.
Cada figura en la obra tiene expresión propia; la piel, poros y vellos fueron pintados individualmente, así como cada cabello, arruga y vena. Las plantas están fielmente representadas y en un altar se deslumbra al Cordero de Dios, símbolo del sacrificio de Cristo por la humanidad.
Casi 100 años más tarde, el cuadro ya era excusa para que muchos turistas viajasen a la ciudad a visitarlo. Pero, en 1566, comenzó un periodo trágico. Durante casi cuatro siglos, la pieza fue blanco de múltiples delincuentes y se convirtió rápidamente en una de las más codiciadas alrededor del mundo, transformándose en un botín de guerra y ganando la desafortunada distinción de ser la obra de arte más robada de la historia.
Amenazado con ser destruido, confiscado por las tropas de Napoleón, uno de sus paneles desapareció y hasta la actualidad su paradero es todo un misterio, falsificado, y tomando el rol de ser un tesoro codiciado durante la Segunda Guerra Mundial, el Políptico de Gente es una de las pinturas más representativas del flamenco que dio de hablar desde su creación.
Una historia de robos que comienza en 1566
La historia de las desgracias del políptico no empezó con un robo estrictamente, sino con una amenaza de su completa destrucción. En 1566, militantes protestantes derribaron las puertas de la catedral con la intención de quemarlo, ya que lo consideraban un ejemplo de idolatría y desmesura católica. Pero, llegaron tarde y la obra ya había sido desmontada y escondida en la torre del edificio.
Durante los siguientes siglos, fue varias veces botín de guerra. Históricamente, los robos de arte más grandes fueron llevados a cabo por ejércitos, que no lo hacen precisamente por dinero, sino por el afán de reclamar el arte de una nación vencida.
En 1794, por ejemplo, las tropas napoleónicas invasoras se llevaron el panel central con la Adoración del Cordero Místico, el cual terminó expuesto en el Louvre, en París, hasta que los británicos los derrotaron en la batalla de Waterloo (1815). Ya de vuelta en su trono, Luis XVIII devolvió las piezas robadas a Gante en agradecimiento por haberlo protegido y El Políptico volvió a su lugar de origen, aunque no por mucho tiempo.
En 1816, en circunstancias no muy claras, seis paneles de las alas del Altar fueron vendidos y llegaron a manos del rey de Prusia en 1821, quien se los pasó al Kaiser-Friedrich-Museum en Berlín, donde les hicieron a cada uno un corte vertical en medio. Pero en 1919, fueron devueltas como condición del Tratado de Versalles.
Aunque, todo cambió para la historia de la obra, cuando en la mañana del 11 de abril de 1934, dos paneles fueron robados de la Catedral de San Bavón. El de Los Jueces Justos y el de San Juan Bautista desaparecieron sin dejar rastro. Unos nos transeúntes afirman haber visto, durante la noche, a dos hombres vestidos de negro cargando algo plano envuelto en tela subiéndose a un auto que los esperaba y desapareciendo en la oscuridad.
Y lo que sigue tras este osado robo, parece sacado de una película al mejor estilo de Hollywood, un thriller de suspenso. 19 días más tarde, el obispo de Gante recibió una demanda de rescate de un millón de francos belgas (alrededor de 1 millón de dólares actuales). Monto el cual las autoridades se negaron a pagar.
El obispo siguió negociando y, con la tercera carta, llegó un recibo por el almacenamiento de algo en una estación de tren en Bruselas: el panel de San Juan Bautista. La siguiente contenía una página de un diario rasgada y decía que quien iba a cobrar el rescate se presentaría ante el padre de una parroquia con la otra mitad de la página como muestra de identidad. Si le entregaban el dinero requerido, devolvería la otra pieza.
Los autoridades y miembros de la catedral siguieron las instrucciones, pero solo metieron en el sobre un cuarto de la suma solicitada y el panel no apareció. La última carta llegó el 1 de octubre.
Semanas después, Arsène Goedertier de 57 años, sufrió un infarto. En sus últimos días con vida, le confesó a su abogado que él era el único que sabía dónde estaba escondido el panel original de los Jueces Justos. Y sus últimas palabras fueron: "escritorio, llave, armario, carpeta marcada 'mutualité'".
El letrado encontró copias al carbón de las cartas pidiendo el rescate, además de una no enviada, con una pista sobre el paradero del panel robado: "[está] en un lugar donde ni yo, ni nadie más, puede llevárselo sin pasar desapercibido". Así, se descubrió que Goedertier había sido el ladrón.
Siguiendo las pistas del criminal, la catedral de San Bavón se revisó de arriba abajo seis veces desde la Segunda Guerra Mundial. También se llegó a pensar que la réplica pintada en 1945, por el artista Jef Van der Veken, era en realidad el panel original, pero la ciencia comprobó que no. Es así, que el paradero de los Jueces Justos sigue siendo un misterio sin resolver.
El Políptico de Gante, una obra codiciada durante la Segunda Guerra Mundial
En 1940, cuando los nazis ocuparon Bélgica, Adolf Hitler mandó robar el cuadro, pero, el gobierno belga decidió enviar la obra a Francia para que estuviera segura. Sin embargo, las tropas alemanas la interceptaron cuando estaba en camino para su custodia.
La obra fue expuesta a un deterioro irreversible, ya que la escondieron descuidadamente con otras 7.000 piezas de arte en la mina de sal de Altaussee (Austria). Fue salvada de su destrucción total gracias a unos mineros, y finalmente, rescatada y restaurada por la unidad MFAA (por las siglas en inglés del Programa de Monumentos, Arte y Archivos, conocido como Monuments Men).
Desde 2010, la pieza está siendo sometida a un minucioso proceso de análisis y restauración, con apoyo de la Fundación Getty de California. La primera fase concluyó en 2017 y permitió restaurar los paneles traseros de las dos puertas. La segunda fase, concluida en 2019, restauró los inferiores.
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