15 de enero 2025 - 11:50

Las cuatro palabras que más hieren el autoestima y ponen en riesgo el éxito del futuro de los niños

Una frase que puede sonar inofensiva, en verdad tiene un gran peso detrás. Al momento de decírsela a los chicos, puede impactar en su forma de procesar los errores y reparar en ellos. Conocé de cuál se trata.

La crianza no consiste únicamente en corregir errores, sino en guiar y motivar.

La crianza no consiste únicamente en corregir errores, sino en guiar y motivar.

Todos los padres quieren que sus hijos sean felices y exitosos. Sin embargo, se suelen cometer errores en las palabras que se usan, las cuales pueden influir en su desarrollo. Un destacado sociólogo de la Ivy League advierte sobre una frase comúnmente utilizada que, lejos de ayudar, podría tener efectos negativos duraderos en la psiquis de los niños. Conocé cuál es y qué alternativas hay.

Según el profesor de la Escuela de Negocios de Columbia, Adam Galinsky, las palabras tienen el poder de construir o destruir la confianza y autoestima de un niño. En su próximo libro, Inspire: The Universal Path for Leading Yourself and Others, Galinsky profundiza en cómo ciertas expresiones aparentemente inocuas pueden tener consecuencias significativas en el desarrollo emocional y académico de los niños.

Una de las frases más problemáticas es «estoy decepcionado de ti». Aunque muchos padres la utilizan con la intención de corregir errores o motivar cambios positivos, su impacto suele ser el opuesto al esperado. Según Galinsky, este comentario induce sentimientos de vergüenza en lugar de fomentar el aprendizaje.

La vergüenza: cuáles son sus consecuencias en los niños

La vergüenza, explica Galinsky, es una emoción debilitante y desestabilizadora. Cuando los niños se sienten avergonzados, tienden a evitar confrontar sus errores, lo que limita su capacidad de aprendizaje y resolución de problemas. En lugar de generar un ambiente donde puedan reflexionar y crecer, la vergüenza bloquea su pensamiento crítico y los lleva a la evasión.

Por otro lado, Galinsky señala una diferencia clave entre la vergüenza y la culpa. Mientras que la vergüenza paraliza, la culpa puede ser una fuerza motivadora ya que impulsa a los niños a reparar sus errores, enfrentar la situación y buscar soluciones.

Esto es fundamental para desarrollar habilidades de resolución de problemas y un sentido de responsabilidad. “La culpa lleva a la reparación, mientras que la vergüenza suele llevar a la evitación”, afirma Galinsky. Este matiz es crucial para entender por qué ciertas frases pueden ser más perjudiciales que útiles en la crianza.

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La culpa lleva a la reparación, mientras que la vergüenza suele llevar a la evitación, afirman especialistas.

La culpa lleva a la reparación, mientras que la vergüenza suele llevar a la evitación, afirman especialistas.

Cómo motivar la confianza de los niños

En lugar de recurrir a expresiones que generen vergüenza, Galinsky sugiere enfoques más constructivos y motivadores. Por ejemplo, si un niño incumplió con una tarea, en lugar de decir “estoy decepcionado de ti”, se podría optar por una pregunta que fomente la colaboración: “¿Cómo podemos organizarnos para que puedas hacer tu tarea a tiempo?”.

Este tipo de comentarios abre la puerta a soluciones prácticas y refuerza la idea de que los errores son oportunidades de aprendizaje. Cambiar el enfoque de la crítica a la cooperación crea un entorno más positivo, donde los niños se sienten apoyados en lugar de juzgados. Esto no solo mejora su autoestima, sino que también promueve habilidades fundamentales para el éxito, como el pensamiento crítico, la organización y la capacidad de resolución de problemas.

El rol de los padres en el éxito de los hijos

La crianza no consiste únicamente en corregir errores, sino en guiar y motivar a los hijos hacia el desarrollo de su máximo potencial. Elegir cuidadosamente las palabras usadas con ellos es una herramienta poderosa para lograrlo. Las frases que inspiran confianza y colaboración pueden marcar una diferencia significativa en su desarrollo emocional y académico.

Galinsky recuerda que el objetivo no es evitar que los niños cometan errores, sino enseñarles cómo enfrentarlos y aprender de ellos. Al adoptar un enfoque basado en la empatía y la resolución de problemas, los padres pueden ayudar a sus hijos a construir una base sólida para el éxito.

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