Si algo se puede decir del legado del papa Francisco es que, más allá de su vocación por lograr una fraternidad entre todos los habitantes del planeta, el argentino también se posicionó en temas controversiales, tales como migración, conflictos armados y, puntualmente, el rumbo mundial de la economía. En sus diferentes entrevistas, encíclicas y en exhortaciones apostólicas, el jesuita se posicionó fuertemente en contra de lo que consideró una "cultura del descarte".
Las principales definiciones económicas del papa Francisco
Durante sus 12 años al frente del la Iglesia Católica, el argentino se mostró crítico sobre el rumbo económico actual. Sus opiniones le valieron fuertes detractores a lo largo del mundo.
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Un Papa despojado: Francisco fue crítico de las desigualdades.
En un mundo marcado por la especulación financiera y el aumento de las brechas sociales, el argentino abogó por una mayor igualdad entre todos los habitantes. "El sistema económico actual ha producido un desequilibrio que ha derivado en una creciente desigualdad”, aseguró.
Las principales definiciones de Francisco sobre la economía
Desde su llegada al trono de San Pedro, Francisco impulsó un cambio de paradigma en el discurso de la Iglesia acerca del modo de producción actual y la distribución de la riqueza a lo largo y ancho del planeta. Desde su lugar, el argentino abogó por el concepto de Justicia Social algo que, en sus últimos meses, fue muy criticado por el actual presidente Javier Milei.
"El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Algunos pretendían hacernos creer que bastaba la libertad de mercado para que todo estuviera asegurado", aseguró en alguna ocasión el papa Francisco. En este sentido, Francisco siempre abogó por un capitalismo que tenga características "humanas".
Su discurso siempre fue el mismo, sin importar a quién tuviera enfrente. En febrero de 2017, por ejemplo, el argentino criticó al capitalismo porque “la creación de gente descartada” para luego intentar “ocultarla o asegurarse de que no se la vea”. Su frase fue esbozada ante un grupo de empresarios en el Vaticano.
Otra de las mayores críticas del Papa - en base impulsada por los problemas de la Argentina, su país de origen - Francisco arremetió contra la deuda externa a la que calificó como "un instrumento de control”. En su mensaje también lanzó propuestas como destinar un porcentaje fijo del dinero empleado en armamentos para la constitución de “un fondo mundial que elimine definitivamente el hambre y facilite en los países más pobres actividades educativas también dirigidas a promover el desarrollo sostenible”.
Quizá, sus críticas más fuertes fueron expuestas en Evangelli Gaudium (La alegría del evangelio), una de sus obras más reconocidas, lanzada en 2013 - mismo año de su asunción - y la que ordenó el resto de su pontificado. Allí, el argentino esbozó una fuerte crítica contra el sistema de producción actual.
"El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada", escribió
"Así como el mandamiento de 'no matar' pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir 'no a una economía de la exclusión y la inequidad'. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión", criticó el argentino en su Evangelii Gaudium.
Yendo más allá, el papa Francisco también tejió una conexión absoluta entre la inseguridad y la desigualdad en las distintas sociedades. "Hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión", sentenció.
Su crítica a la acumulación ilimitada y la corrupción también se hizo presente en diversas oportunidades durante sus 12 años al mando de la Iglesia Católica. "Mi abuela decía: ‘el diablo entra por tu bolsillo'. El dinero te corrompe si no lo sabés usar bien, si no estás comprometido con algo para usar el dinero", aseguró durante una charla en el Vaticano cuando denuncio un caso de malversación de fondos en la Argentina.
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