En los últimos años, los casos de estafas telefónicas se extendieron de una forma impresionante. Son habituales, por ejemplo, los casos de phishing en los que intentan estafar por medio de mensajes SMS o correos electrónicos. Pero lo que muchos no saben es que algo tan sencillo como responder "sí" al atender una llamada telefónica puede hacer caer en una estafa.
Qué es el fraude del sí y cómo protegerse de esta nueva estafa telefónica
Cuidado con contestar "sí" cuando respondés a una llamada. Qué hay que saber para no caer en la trampa.
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Es el llamado fraude del sí, que se ha extendido especialmente en los números de teléfono que se identifica como spam. Estos los 5 pasos en los que consiste este fraude, de manera que puedas estar el tanto e intentar evitar caer.
Paso 1: cómo es la llamada inicial
El primer paso para caer en esta estafa es recibir una llamada en nuestro teléfono, que normalmente procede de un número desconocido.
Aunque no sepas qué número te llamo, cuando descuelgues se hará pasar por una empresa que te está intentando ofrecer algún tipo de servicio. Son bastante habituales las llamadas haciéndose pasar por el banco, aunque también por servicios de venta o de atención al cliente.
En muchas ocasiones es complicado diferenciar estas llamadas de estafa de una llamada real, puesto que intentan hacerlo de la manera más correcta posible. Pero hay algunos puntos que pueden darte una idea de que hay alguien intentando timarte y así evitar ser víctima de una estafa.
Así, si te llaman de una empresa o banco con la que no tienes ningún tipo de relación o si te preguntan algo que no te cuadra debes ponerte en alerta. Y también si tu smartphone te avisa de que el número que te está llamando es sospechoso de spam.
Paso 2: establecer un diálogo y hacer preguntas
Una vez contestada la llamada, del otro lado del teléfono intentarán por todos los medios que quien respondió diga la palabra sí. Es por ello que no se debe decir sí simplemente como palabra introductoria cuando se atiende el teléfono. Es lo que los estafadores están buscando.
Pero incluso aunque no se diga sí al descolgar se puede caer en la estafa. Y es que nuestro interlocutor irá sacando el diálogo y haciendo preguntas, intentando por todos los medios que en algún momento de la conversación la víctima termine pronunciando esa sílaba.
Es complicado evitar decir sí en toda una conversación, pero sí hay cosas que se pueden hacer para evitar caer en este paso. Para empezar, no decir sí directamente cuando se descuelga. Y si el hacen preguntas que en principio no deberían importar o que resultan sospechosas por lo insistente, lo mejor que se puede hacer es colgar directamente.
Paso 3: grabar la palabra sí
Si los estafadores intentan por todos los medios escuchar la palabra sí es para poder grabarla. Para ello podrán usar una grabadora o una app destinada para ello. No es una tecnología demasiado puntera y precisamente esta estafa se ha popularizado en los últimos meses porque grabar mientras se habla es muy fácil.
A nivel legal, por motivos de protección de datos las empresas están obligadas a avisar de que están grabando una llamada telefónica cuando van a hacerlo por cualquier motivo. Por lo tanto, el mero hecho de que graben ya sería totalmente ilegal.
El problema es que es prácticamente imposible darse cuenta de que están grabando mientras se está en una conversación telefónica. Por lo tanto, es complicado no caer en este paso, puesto que no hay ninguna forma de saber si una conversación se graba o no. A nivel de prevención, hay que centrar especialmente en los dos puntos anteriores.
Paso 4: uso de la grabación de voz
Una vez que los estafadores tengan la grabación de nuestra voz diciendo sí, podrán intentar usarla para darse de alta de manera telefónica en diferentes servicios que estarán a nuestro nombre y por lo tanto se pagarán con nuestro dinero.
Muchos bancos y operadoras permiten que aquellos que ya son clientes puedan contratar servicios adicionales o realizar cambios en los que ya tienen contratados directamente por teléfono. Y en muchas ocasiones no se llega a hablar con una persona, sino que la victima se enfrenta a un contestador automático al que solo hay que decir sílabas sueltas. Por lo tanto, cualquier persona que tenga nuestra voz grabada podría, por ejemplo, cambiar la dirección de nuestro contrato de Internet y ponerlo en su casa sin que se haya dado el consentimiento para ello.
Es cierto que normalmente aparte de la voz se pide algún dato adicional. Pero si lo estafadores consiguieron estos datos de alguna manera y solo les falta nuestra voz para confirmar podrán contratar lo que quieran a nuestro nombre sin mayores dificultades.
Paso 5: detección del problema y denuncia
El último paso en este fraude llegará en el momento en que te des cuenta de que has sido estafado. Verás que alguien contratado un producto o servicio en la misma empresa que supuestamente te había llamado sin que hayas dado el consentimiento para ello.
En ese momento, lo primero que tienes que hacer es monitorizar todas tus cuentas. Sobre todo si ves que el fraude realizado tiene que ver con el banco, es recomendable que compruebes si aparte de lo que has notado falta algo más de dinero o hay algún cargo inesperado en tu cuenta. Para intentar recuperar tu dinero tendrás que tener toda la información posible.
Una vez que tengas claro lo que te estafado, es el momento de poner una denuncia en la policía. Normalmente estos estafadores tienen a un gran número de víctimas, e incluso aunque no consigas recuperar tu dinero al menos estarás contribuyendo a que se pare la estafa y otras personas no caigan en el mismo fraude del que tú acabas de ser víctima.
Alerta contra estafadores: ¿qué es el "doxing" y cómo evitarlo?
La práctica de exponer documentos llamada "doxing" con el objetivo de extorsionar y obtener algún rédito económico es cada vez más común y empeora en época vacacional, según los especialistas que aseguran que para prevenirlo una de las claves es considerar los permisos que se le otorgan a las redes.
Doxing o doxxing proviene de la palabra "documentos" (doc-dox) y es una práctica que se puso en auge en la década de los '90 a través de distintos grupos de hackers, y que se popularizó en los años 2000 con el grupo Anonymous, quienes hacen públicos documentos e información de distintas organizaciones gubernamentales o corporaciones con el objetivo político de exponerlos, pero sin ánimo extorsivo.
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