Robaron un avión después del atentado a las Torres Gemelas: el increíble hecho que hoy sigue siendo un misterio

El robo al avión cisterna en Ruanda sigue siendo un misterio para las autoridades del país y del mundo, por la magnitud del crimen y su impunidad.

El misterioso robo de un avión cisterna que todavía no tiene respuesta. 

Lamentablemente todos los días somos testigos de robos en la vía pública que ya no sorprenden a nadie. Con el avance de las técnicas criminales, pueden llevarse un auto una velocidad increíble y frente a los ojos de todos. Sin embargo, hay sucesos que quedaron en la historia por el objeto que fue robado, y por la importancia histórica de este.

Ese fue el caso del robo a Boeing 727 el 25 de mayo de 2003 en el aeropuerto Quatro de Fevererio de Luanda. Desde el hecho de sortear la seguridad, hasta poder pilotearlos para escapar a pesar de las advertencias e intentos de atrapar a los criminales, y por sobre todo por la composición de la nave.

El robo de un Boeing 727 en el aeropuerto de Luanda

Esto fue lo que sucedió con un Boeing 727 el 25 de mayo de 2003 en el aeropuerto Quatro de Fevereiro en Luanda. El avión, con matrícula N844AA, había sido estrenado por American Airlines en 1975, aunque en ese momento pertenecía a Aerospace Sales & Leasing. Un año antes del misterioso incidente, la aeronave fue transformada en un avión cisterna para transportar combustible a las minas de diamantes en el interior de Angola.

Durante esa transformación, las butacas del avión fueron reemplazadas por diez tanques que sumaban una capacidad total de 19.000 litros. Sin embargo, problemas económicos de los compradores y el impago de tasas provocaron que la nave quedara retenida en el aeropuerto de Luanda por más de un año. En 2003, Aerospace Sales & Leasing decidió vender el avión a una empresa sudafricana, pero antes de la venta era necesario ponerlo a punto para que pudiera volver a volar.

El 25 de mayo de ese año, mientras se realizaban pruebas en los motores, el avión despegó sin autorización a las cinco de la tarde, sin luces y sin comunicación con la torre de control. El Boeing 727 se dirigió hacia el suroeste, sobre el Atlántico, y desapareció en el horizonte. A pesar de las teorías que sugieren un robo por terroristas o narcotraficantes, o incluso la participación de los propios mecánicos, el avión y sus dos ocupantes jamás fueron encontrados.

Casi dos años después de los ataques del 11 de septiembre, el misterioso robo del Boeing 727 generó una gran preocupación, encendiendo todas las alertas, ya que la modificación del avión en una nave cisterna lo hacía potencialmente peligroso para un nuevo ataque suicida. Las autoridades de Estados Unidos elevaron su nivel de alerta antiterrorista durante varios meses, temiendo que pudiera ser utilizado con fines violentos. No obstante, a pesar del refuerzo en las medidas de seguridad, el avión nunca volvió a aparecer ni se encontraron pistas sobre su destino.