Diseñada por la marca de lujo Cartier y forjada en oro y plata, la tiara fue usada por la duquesa Winifred en la coronación del rey Eduardo VII. Luego de ser resguardada durante años, fue llevada al Museo Harley Gallery en Reino Unido para ser exhibida. Pero, solo 90 segundos bastaron para que una banda criminal destrozara su vitrina y se llevaran una de las piezas más importantes de la realeza británica.
Se usó en la coronación del rey Eduardo VII y desapareció en 2018: la trágica historia de la tiara de la duquesa de Portland
La tiara de Portland está cubierta de diamantes y es parte del legado de la corona británica. Pero, está desaparecida desde 2018 tras un robo que solo duró 90 segundos.
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Esta es la historia de la Tiara de Portland, una pieza cubierta en brillantes, diamantes y piedras preciosas, que está valuada en más de 3,5 millones de libras. La cual es parte del legado familiar de la corona británica y del tesoro nacional del país, y está desaparecida desde 2018.
Cómo era la tiara y a quién perteneció
La tiara de Portland es una de las joyas más reconocidas de la corona británica. Esta pieza aclamada por su belleza y significado histórico fue diseñada en 1902 por la exclusiva marca de lujo Cartier para que Winifred Anna Cavendish-Bentinck, duquesa de Portland, la usara en la coronación de Eduardo VII y la reina Alexandra. Fue un obsequio por parte de su esposo, William Cavendish-Bentick, bajo el motivo de que su mujer era una de las elegidas para sostener un dosel sobre la futura reina durante la ceremonia.
Esta pieza está forjada en oro y plata con incrustaciones de brillantes, piedras preciosas y diamantes talla briolette (un estilo muy popular de la época victoriana, donde las joyas tienen la forma de algo parecido a una pera alargada). Y en su centro, se encuentra la estrella de la corona: el diamante Portland, que su valor ronda los 4 millones de euros y data del siglo XIX. Después de la ceremonia, algunas de las gemas se quitaron para convertirse en un broche que combinaba a juego.
La tiara representa el poder que tenía, en ese entonces, la nobleza británica. Es parte del legado no solo familiar, sino también histórico y cultural de toda una nación. Es por eso que tras estar resguardada como un tesoro durante años, fue prestada al Museo Harley Gallery en el Welbeck Estate para su exhibición pública, junto con el broche.
La desaparición de la tiara en 2018
Desde 2016, la tiara, junto con el broche de diamantes que combinaba, estaban siendo exhibidas en el Museo Harley Gallery en Welbeck Abbey, Nottinghamshire en la Portland Collection Gallery. Ambas piezas se encontraban en una vitrina blindada para protegerlas.
Aunque, todo cambió para la historia británica cuando en la madrugada del 20 de noviembre de 2018 desaparecieron. Una banda criminal estrelló un Audi A5 contra el museo y rompieron las vitrinas con herramientas eléctricas. Las alarmas se encendieron de inmediato pero cuando los vigilantes llegaron, ya no quedaban rastros de los delincuentes ni de las joyas. El robo solo duró 90 segundos.
Los acusados
A partir de que se notificara el robo, comenzó, con minutos contados, una investigación para recuperar el tesoro perdido. A las pocas semanas, se encontraron los restos del auto quemado en una ciudad cercana, llevando a la detención de cinco sospechosos en diciembre de 2018. Sin embrago, por falta de pruebas, fueron liberadas al poco tiempo.
Las autoridad judiciales y la fiscalía creen que la tiara y el broche fueron llevados a un taller en el barrio de joyería Hatton Grace en Londres pocas horas después del robo, para ser desmantelada y vendida por separado. Esto se debe a que es una pieza muy icónica como para entrar al mercado ilegal sin ser reconocida.
La historia del robo se publicó en el programa de BBC "Crimewatch" y se ofrecieron 112.000 euros a quien ofrezca pistas o datos concisos sobre el posible paradero de las joyas. 13 sospechosos, de entre 21 y 49 años de Nottinghamshire, Londres y Birmingham, fueron detenidos y formaron parte de una investigación compleja que involucraba no solo el robo, sino también otros delitos que incluyeron conspiraciones para robar, vender bienes robados y el secuestro de automóviles.
Tres de ellos, el 8 de julio de 2022, fueron declarados culpables de robar la tiara y el broche, que se cree que fueron trasladados de Londres a Turquía. Pese a esto, el paradero del legado británico aún sigue sin conocerse.
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