Tragedia, crisis económica e hiperinflación: el origen de Diego Mirmelstein y cómo plantó su negocio en el medio de la adversidad

Las historias de superación en tiempos de crisis económica sirven como inspiración para emprendedores que recién comienzan con sus negocios.

Las empresas de distribución y autopartes que sobrevivieron a pesar de la hiperinflación de 1989. 

Las empresas de distribución y autopartes que sobrevivieron a pesar de la hiperinflación de 1989. 

Las numerosas crisis económicas que tuvo que atravesar Argentina fueron devastadoras para el funcionamiento del país. No solo políticamente y en sus relaciones internacionales, sino también en los bolsillos de los trabajadores. Muchas empresas familiares se vieron obligadas a cerrar sus negocios al no poder enfrentar las deudas.

La hiperinflación de 1989, seguida por la crisis del 2001 unos años después, casi destruyen todo el trabajo de Diego Mirmelstein, importante empresario de autopartes y dueño de DM Distribuidora y la fábrica de autopartes LOMAPLAST. A pesar de los problemas monetarios, un terrible incendio y la pérdida de sus ahorros, pudo salir adelante dando pelea y con ayuda de sus seres queridos.

La Hiperinflación

La hiperinflación en Argentina de 1989 comenzó el 6 de febrero cuando el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se quedó sin reservas de moneda extranjera para subastar la demanda de dólares estadounidenses. Esto provocó una fuerte devaluación del austral, la moneda argentina de ese momento, y una espiral de subidas de tasas de interés y déficit fiscal. La situación económica se agravó con corridas cambiarias y bancarias, lo que llevó a la renuncia del presidente Raúl Alfonsín.

Durante el gobierno de Carlos Menem, se implementó el Plan Bonex en diciembre de 1989, que convirtió los depósitos a plazo fijo en bonos del Estado. Esta medida, aunque intentaba frenar la inflación, afectó gravemente a los ahorristas y a la clase media, que vio cómo sus ahorros se desvalorizaban drásticamente. En este contexto, Mirmelstein confiesa que tuvo que usar cada rincón de su casa como depósito y vender autopartes usadas para salir adelante.

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Crisis del 2001 y una tragedia personal

con el paso del tiempo, la Ley de Convertibilidad y la posibilidad de importar productos de manera sencilla y mas barata que antes, el negocio familia se embarcó a China y comenzó a traer mercadería desde allí, y los números volvieron a estar en verde. La crisis económica del 2001 que atravesó Argentina los afectó y perjudicó sus ahorros, pero gracias a los ingresos constante a través del negocio de distribución, pudieron sostenerse. Sin embargo, una tragedia reduciría todo su esfuerzo en cenizas.

Un incendio producido por una chispa desprendida de un arreglo que se estaba realizando en el techo del depósito haría retroceder el negocio muchas carillas hacia atrás. Diego estaba en Córdoba y el custodio de la empresa lo llama para darle la noticia. Incluso contó en entrevistas que la fabrica quedó inutilizada, y no podían abastecer a DM ni cumplir con compromisos internacionales.

El resurgimiento de Mirmelstein

A pesar del golpe sufrido, el equipo de LOMAPLAST no se dio por vencido. Reunieron a su personal y les aseguraron que nadie perdería su trabajo, aunque los desafíos no terminaron ahí. Mientras reconstruían la fábrica, fueron estafados por una constructora y abandonados por los bancos. Sin embargo, nunca bajaron los brazos. Con esfuerzo y perseverancia, resurgieron. Abrieron un depósito en San Pablo, Brasil, y comenzaron a exportar paragolpes a destinos tan lejanos como Irán y Serbia.

Hoy en día, DM se consolidó como la distribuidora de autopartes más grande de Argentina, mientras que LOMAPLAST se convirtió en el mayor fabricante de paragolpes de América Latina. Con una planta productiva en Brasil y más de 50 modelos en su línea de producción, ambas empresas emplean a más de 400 personas y exportan a 22 países.

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