El truco secreto con vinagre para unas papas fritas extra crujientes que usan los chefs

Si alguna vez te costó obtener unas papas fritas crujientes y livianas, este truco de los chefs puede ser la solución.

El vinagre es el secreto para reducir la absorción de aceite y lograr papas fritas más livianas y crujientes.

Las papas fritas son una de las guarniciones más populares en todo el mundo, pero conseguir que queden doradas, crujientes y ligeras no siempre es fácil. Muchas veces, al freírlas, absorben demasiado aceite y terminan blandas o grasientas. Sin embargo, los chefs de los mejores restaurantes tienen un truco sencillo y poco conocido que puede marcar la diferencia.

El secreto está en un ingrediente común que todos tenemos en casa: el vinagre. Este líquido ácido actúa sobre el almidón de la papa, evitando que absorba demasiada grasa y ayudando a que la textura final sea perfecta. Solo requiere un paso extra antes de freír y los resultados son sorprendentes.

Utilizar la variedad correcta de papas y controlar la temperatura del aceite son clave para obtener un resultado final perfecto.

Cómo usar el vinagre para mejorar las papas fritas

El proceso es muy fácil y solo requiere unos minutos de preparación.

1. Cortá las papas en bastones del mismo grosor para asegurar una cocción uniforme.
2. Colocalas en un recipiente con agua fría y añadí un buen chorro de vinagre.
3. Dejalas reposar durante 30 minutos.
4. Pasado este tiempo, escurrilas y secalas bien con papel de cocina antes de freírlas en aceite caliente.

Errores que debes evitar al freír papas

Aunque el truco del vinagre mejora la textura de las papas fritas, hay otros factores que también influyen en el resultado final. Uno de los errores más comunes es elegir una variedad inadecuada de papa. Las mejores opciones son Kennebec, Agria, Draga, Baraca, Bintje y Nagore, ya que tienen el equilibrio perfecto entre almidón y humedad.

También es fundamental controlar la temperatura del aceite. Lo ideal es freír las papas primero a 140°C para cocinarlas por dentro y luego darles un segundo golpe de calor a 180°C para conseguir una textura extra crujiente. Además, no sobrecargar la sartén y utilizar aceites con alto punto de humeo, como el de girasol alto oleico o el de oliva suave, marcará la diferencia en el resultado final.