9 de octubre 2024 - 11:16

Impulsores motivacionales: el lado no visible de la personalidad

Las motivaciones no son algo visible, se relacionan con nuestra identidad y son muy importantes para comprender nuestra conducta, que sí es visible a los ojos de los demás.

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La semana pasada me encontré con uno de mis mejores amigos del Club con el que suelo tomarme un café un par de veces al año para filosofar sobre el pasado y la actualidad. La charla arrancó con la frase del título de este artículo. Me dirás: ¡Wow! ¿Cómo no agarró? Sobre todo, con lo complicado que debe ser conseguir trabajo en algunas industrias y ni hablar de la edad.

Sin entrar en polémicas sobre la edad y las oportunidades, quiero concentrarme en desentrañar los motivos de la duda, algo que para muchos no generaría vacilación alguna. Como me dedico a estudiar el comportamiento humano en organizaciones de todo tipo, debo decir que las motivaciones, intereses y preferencias no son todas las mismas para cada individuo.

Es probable que para muchos la compensación sea lo más relevante. No para mi amigo. Pensarás que está equivocado. Quizás logres comprenderlo y pienses que está hecho económicamente y hoy no sea una prioridad lo material. Tengo para decirte, que esas motivaciones y preferencias suelen mantenerse bastante estables a lo largo de la vida. Mi amigo es alguien de clase media profesional (si es que eso aún existe) y jamás pensó demasiado en el dinero como una prioridad. Como arquitecto trabajó en estudios prestigiosos. Incluso un tiempo trabajó en la Dirección de Planeamiento Urbano de la Ciudad de Buenos Aires. También lo hizo un par de años dictando clases en una escuela técnica de Villa Ortúzar. Entonces, ¿cuál es su motor motivacional? Es que pasaba por otro lado: salir temprano del trabajo e ir al club, compartir ese espacio con nosotros, el tercer tiempo. No le importaba mucho si jugaba de titular. Eso sí, era de los que no faltaba nunca. En el colegio era igual, a menudo cubría a los colegas que pasaban parte de enfermo con frecuencia. Ni hablar de cumplir con todas las normas y los rituales que uno pueda imaginarse, tanto en lo laboral como en la vida social y familiar. Era y es una persona muy ajustada a los principios y las reglas. Improvisar y tomar riesgos innecesarios no es algo que le llame la atención, al contrario.

Siempre solíamos preguntarle si le gustaba lo que hacía y generalmente respondía lo mismo: “No sé, pero por lo menos es un trabajo seguro”.

La verdad es que mi amigo es alguien culto, preparado, yo diría sabio. Sin embargo, prefirió surfear la vida siendo honesto con sus motivaciones. Esto no es ni mejor ni peor que alguien a quien lo movería sin chistar ese aumento del 40% y que si va a acompañado de bonos, auto compañía y algún otro beneficio, mejor aún. La escala de motivaciones e intereses varían según cada persona. Y hay puestos de trabajo, desafíos y exigencias profesionales y laborales que requieren de motivaciones específicas para poder desempeñar ese rol de manera efectiva. A ello debe sumarse algo más que importante: la cultura organizacional. Cada organización con o sin fin de lucro tiene su forma de hacer las cosas. Su modelo de gestionar y liderar. Las personas buscamos un espacio laboral considerando si nos sentiremos a gusto en esa cultura y la organización buscará lo mismo, identificar si ese candidato/a se ajustará a su cultura.

Es relevante considerar que las motivaciones no son algo visible, se relacionan con nuestra identidad y son muy importantes para comprender nuestra conducta, que sí es visible a los ojos de los demás. Por lo tanto: Para entender mi desempeño y querer sacar lo mejor de mí como colaborador en una organización, no hay como indagar en los intereses, preferencias y motivaciones.

Presidente y fundador de CompassLatam.

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