Jorge Alberto Rubio es un enólogo argentino con más de 40 años dedicados a la elaboración de vinos. A finales de la década del 90, luego de años de experiencia como enólogo en diferentes bodegas, decide emprender su propio camino.
Jorge Rubio: "Para dar el salto, debemos elevar el valor percibido de nuestros vinos y adaptarnos a las nuevas tendencias"
Antes de estudiar enología, Rubio quería ser médico, pero las cosas fueron tomando otro color. Apoyado por su familia, inicia el sueño de fundar su propia bodega. Aquí, su historia.
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La mayor parte de su carrera antes de comenzar su proyecto propio la hizo en la conocida “bodega Faraón”, la misma se encuentra en General Alvear y hoy si bien está fuera de funcionamiento, es un museo lleno de historia y representativo de la viticultura de la zona. La bodega produce más de 8 millones de litros de vino por año y con una tecnología de avanzada que el mismo Rubio ayudó a hacer crecer.
Antes de estudiar enología Jorge quería ser médico, pero las cosas fueron tomando otro color. Apoyado por su familia, inicia el sueño de fundar su propia bodega.
Desde el 2003, con el espíritu innovador que lo caracteriza desde sus inicios, diseña, elabora y etiqueta sus propios vinos con la firme convicción de ofrecer al consumidor productos expresivos, con estilo propio.
Jorge describe con una anécdota el despegue internacional de la bodega gracias a su distintiva etiqueta de cuero: “Nuestra primera exportación fue a Dinamarca en el año 2007 y nuestros vinos gustaron mucho. Años más tarde, en 2017, el wine shop de Copenhague que vende nuestros vinos realizó una degustación y allí se presentó una joven, luciendo un saco realizado con las etiquetas de cuero del Privado. La verdad es que fue toda una grata sorpresa”, recuerda.
Periodista: ¿Cuál es tu rol en la bodega?
Jorge Rubio: Soy el director de la bodega. Mi trabajo consiste en liderar la organización, tomando decisiones estratégicas que aseguren nuestro crecimiento sostenible y consolidación en el mercado.
P.: ¿Cuáles son los desafíos de la bodega en el corto y mediano plazo?
J.R.: Nuestro principal desafío es mantener las ventas y expandirnos hacia mercados en los que aún no estamos presentes. Para lograrlo, nos enfocamos en ofrecer vinos de alta calidad, fortalecer nuestras estrategias de marketing y optimizar la eficiencia de nuestra organización.
P.: ¿Cómo está el mercado argentino comparado con otros más maduros? ¿Qué falta para dar el salto?
J.R.: El mercado argentino tiene una base muy sólida gracias al conocimiento y aprecio de los consumidores locales por el vino. Sin embargo, el poder adquisitivo es un factor limitante. Además, estamos viendo una tendencia global hacia un menor consumo de alcohol: mientras que en los países productores este consumo tiende a disminuir, en los mercados no productores está en aumento. Para dar el salto, debemos trabajar en elevar el valor percibido de nuestros productos y adaptarnos a estas nuevas tendencias.
P.: ¿El mercado vitivinícola de lujo y alta gama es más resistente a las crisis que otros segmentos?
J.R.: Sí, es un segmento más resiliente a las crisis económicas. Sin embargo, es importante destacar que se trata de un mercado de menor volumen, pero con una gran diversidad de marcas compitiendo.
P.: ¿Cuáles son los mercados más permeables para exportar vinos argentinos y cuáles los más reticentes? ¿Por qué?
J.R.: Los mercados más permeables incluyen Brasil, Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Europea. Brasil, en particular, destaca como un gran socio gracias a su cercanía geográfica y el reconocimiento que tienen los consumidores brasileños por la calidad de nuestros vinos. Por otro lado, los mercados más reticentes suelen ser aquellos donde las costumbres culturales limitan el consumo de alcohol, lo que genera desafíos adicionales para posicionar nuestros productos.
P.: ¿Cuáles son las mayores dificultades en Argentina para producir y comercializar vinos?
J.R.: El mayor obstáculo es la inflación, sumada a las políticas económicas cambiantes. Esto dificulta la planificación y el cumplimiento de los objetivos trazados, afectando tanto la producción como la comercialización.
P.: ¿Cuál es la mirada en el exterior de los vinos argentinos?
J.R.: En el exterior, los vinos argentinos son reconocidos por su calidad, aunque aún hay mucho trabajo por hacer. Actualmente, somos muy dependientes del Malbec, pero contamos con otras variedades que tienen un gran potencial y que debemos posicionar mejor en el mercado global.
P.: ¿Un vino preferido de tu bodega?
J.R.: El Malbec de Ánfora, el Privado Oasis Sur Pinot Noir y el Naranjo de A Contramano son algunos de mis preferidos.
P.: ¿Un vino que te enamore por fuera de la bodega?
J.R.: Me atraen mucho las variedades del norte de España y Portugal como el Albariño y el Verdejo, así como las uvas autóctonas de Austria como la Grüner Veltliner.
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