La Criolla Chica, una cepa de calidad

El Instituto Nacional de Vitivinicultura la incorporó al listado de variedades autorizadas como aptas para la elaboración de vinos de categoría: los productores, entre los que se encuentra Bodega El Bayeh, podrán aspirar al uso de Indicación Geográfica y/o Denominación de Origen Controlada.

La Criolla Chica pasó a formar parte del listado de variedades aptas para elaborar vinos de calidad. Así lo ha determinado la resolución n° 30 -de mediados de agosto- del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), lo que da la posibilidad de aspirar al uso de una Indicación Geográfica (IG) y/o de una Denominación de Origen Controlada (DOC).

“Dada la composición natural polifenólica antociánica y el uso de las prácticas enológicas autorizadas, se puede obtener vinos tintos de calidad a partir de la mencionada variedad”, precisaron desde la entidad.

De esta manera, la uva pasa a compartir la condición -Vitis vinífera L.- de otras 26 variedades tintas, 3 rosadas y 19 blancas. Lo cierto es que -según los datos preliminares de cosecha y elaboración 2024- el volumen de esta cepa arroja 13.663 quintales con apenas el 0,1% del total producido por los viñedos de todo el país. No obstante, se tratan de 1,36 millones de kilos -alrededor de 1.4 millones de botellas- de una cepa particular.

El Bayeh, la bodega jujeña que apuesta por la criolla

“Los colores, los aromas y los sabores de la Quebrada de Humahuaca en una copa de vino", resume el proyecto de Bodega El Bayeh, llevado adelante por la tercera generación de la familia Manzur y orientado a la elaboración de pequeñas producciones de vino de alta calidad, respetando el terruño y el entorno natural.

Con dos fincas propias, Ollantay -en Maimará- y Los Faldeos -en Huacalera-, plantaron viñas de Malbec, Cabernet Franc, Chardonnay, y Sauvignon Blanc, entre otras cepas, con el asesoramiento del enólogo Matías Michelini.

Fue él quien se encontró con una vieja parra de uva criolla a partir de la cual sugirió que el primer vino de la bodega tenía que salir de los parceleros de la Quebrada: Pequeños Parceleros, cuyas etiquetas agregan “tinto de Maimará”, “tinto de Tilcara” y “tinto de Purmamarca”, pero que pronto quedarán unificados bajo la referencia de la Quebrada de Humahuaca.

“Es una familia de vinos que cuenta la historia de la gente que vive en los distintos pueblos de la Quebrada de Humahuaca. Nace como un homenaje al terruño quebradeño y busca ser la expresión más transparente de cada geografía”, resumen desde la bodega.

“Matías nos pidió que saliéramos a buscar parceleros, vecino por vecino… ¡era una locura!”, recuerda Daniel Manzur, quien pronto consiguió 10 mil kilos de uva. A partir de un anuncio que circulaba en las radios locales y también en un altoparlante que iba recorriendo cada una de las localidades, los Manzur lograron de hacerse de un caudal de uvas que provienen de unos 70 parceleros y que dan origen al vino emblema de la bodega.

La vuelta a la criolla como parte de una revalorización de los vinos regionales en el mundo: la recuperación de una uva que se usaba para consumo o para vino de mesa.

“Hola vino” con la Criolla como protagonista

Así se llama la experiencia apta para cualquier persona que quiera acercarse al mundo del vino, guiada por la sommelier Agustina de Alba. En esta ocasión, la cita será el domingo 24 de noviembre, a las 19.30 hs., en Ciudad Cultural Konex: con la criolla como protagonista, se compartirá todo lo que hay que saber sobre una familia de variedades blancas y tintas autóctonas de Sudamérica, con una historia maravillosa en nuestro país.

“Vamos a recorrer desde sus orígenes hasta su evolución - revolución en nuestro país, enfocándonos en las criollas de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy) de Bodega El Bayeh. Además, contaremos con la presencia de sus hacedores, Matías Michelini y Daniel Manzur, quienes nos relatarán en primera persona la historia detrás de estos vinos únicos que forman parte de nuestro patrimonio”, invitan desde la organización del evento.