Como la marca de tequila más antigua del mundo, José Cuervo logró labrar una historia inigualable de la mano de tres principios fundamentales: calidad excepcional, diversidad de gustos e innovación.
La revolución en la industria de tequila llega a argentina de la mano de José Cuervo
Fundado sobre una tradición tequilera legendaria, que se remonta a más de dos siglos, Tequila 1800 Cristalino, es un tequila añejo que rompió moldes en una industria dominada por destilados envejecidos como el whisky y el cognac. Desde su creación, ha establecido nuevos estándares, convirtiéndose en el pináculo de la maestría tequilera.
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El punto de partida de la marca puede trazarse a 1758, cuando el rey de España, Fernando VI, le otorgó a José Antonio de Cuervo y Valdés un título de propiedad de tierras para plantar agave en sus terrenos y producir tequila. De ahí en adelante, su camino se llenó de hitos. José Cuervo fue la primera marca en embotellar tequila de forma individual, que se elabora en la destilería más antigua de América Latina. Actualmente, es la marca de tequila más vendida en el mundo. En Argentina, mientras tanto, según datos de IWSR José Cuervo lidera la categoría tequilas desde el 2020, llegando a acaparar el 53% de mercado.
Tequila 1800 Cristalino: calidad y versatilidad
El proceso del Tequila 1800 Cristalino es una muestra de la dedicación por la excelencia. El añejamiento ocurre en barricas de roble americano y francés. Luego, suma un sello particular con el paso de barricas previamente utilizadas para guardar Oporto, y finalmente pasa por un proceso de extracción selectiva que convierte al primer tequila añejo de la historia en un cristalino excepcional. Así, mantiene los aromas de un gran añejo sin el color que le aporta la madera.
En nariz presenta notas de agave cocido, dulce de leche, frutos negros pasificados, vainilla y especias. Su sabor es ligeramente dulce y en boca es untuoso, con un final que deja recuerdos dulces de frutos rojos, mermeladas y agave cocido. Es ideal para acompañar platos frescos condimentados y ligeramente especiados.
Tequila 1800 Cristalino se envasa en la licorera piramidal que es símbolo de la marca. Su forma homenajea a los antepasados aztecas que comenzaron a trabajar el agave, recordando la forma de las pirámides que pueden encontrarse en distintas partes del territorio mexicano como Tulum y Chichen Itzá.
La cinta que envuelve el cuello de la botella describe el detalle del proceso de producción de Tequila 1800, desde la selección de los agaves hasta la destilación. La licorera también presenta varios símbolos: el blasón de 1800 representa los valores de la marca; la Cruz de Ánimas encarna la búsqueda para preservar y fomentar las tradiciones mexicanas; y las siglas JB marcan la botella en honor a Juan Beckmann Vidal, fundador de 1800.
Tequila 1800 Cristalino ha sido reconocido internacionalmente con medallas de oro y doble oro en los concursos más importantes de la industria. Entre otros, recibió el premio máximo en el World Tequila Awards, la New York International Spirits Competition, la San Francisco World Spirits Competition y la Sip Awards international Spirits Competition.
El portfolio de Tequila 1800 se completa con sus tequilas Blanco, Reposado y Añejo.
Del agave a la botella
Para hablar del tequila es necesario hablar de su materia prima: la planta de agave. En México hay más de 200 variedades, pero sólo una de ellas se utiliza para elaborar tequila José Cuervo: el agave azul.
La planta de agave tarda entre 6 y 10 años en madurar, obteniendo así azúcares suficientes para hacer un buen tequila. Es allí cuando llega el momento de la cosecha. El jimador, encargado de esta tarea, es una parte muy importante del proceso del tequila ya que no sólo es el encargado de la cosecha sino también de la plantación, selección, poda y cuidado de las plantas.
Para cosechar el agave se retiran sus hojas hasta llegar al corazón o piña. Una vez obtenidas las piñas, se transportan a la destilería donde se cocinan al vapor en hornos de adobe y ladrillo, proceso en el cual los almidones del agave se transforman en azúcares.
Después de la cocción, el agave se tritura y prensa para obtener sus jugos, que se fermentan en tanques de acero inoxidable. Una vez terminada la fermentación, el alcohol se destila en alambiques. Todo tequila requiere doble destilación para obtener un alcohol puro y limpio.
El tequila obtenido, finalmente, se diluye con agua destilada para bajar su graduación alcohólica. Puede tanto ser directamente envasado como tequila blanco como añejado en barricas de madera.
La barrica como protagonista
Durante los años ‘70, los destilados con mucho paso por barrica dominaban el escenario internacional. Whisky, brandy y cognac eran símbolos de prestigio y status. Y fue entonces cuando Juan Beckmann Vidal, el visionario empresario a cargo en aquel entonces del imperio José Cuervo, soñó que sucediera lo mismo con el tequila.
Ese fue el punto de partida de 1800 Añejo, el primer tequila añejo de la historia. Con él, Beckmann Vidal fundó una nueva categoría que logró demostrar que la calidad del tequila puede ser tan vasta como versátil.
Beckmann Vidal representa la décima generación de un linaje de grandes maestros tequileros. A partir de una tradición de más de 200 años, transformó para siempre la industria tequilera con Tequila 1800, en el que cada uno de los detalles cuenta, desde la selección de los agaves hasta su añejamiento. Justamente, el nombre del proyecto homenajea al año en que los tequilas comenzaron a utilizar barricas para su añejamiento con el propósito de ofrecer nuevos aromas y sabores a la bebida.
En Tequila 1800, la nariz del maestro tequilero toma el rol principal para la selección de tequilas que serán ensamblados en el producto final. De esta manera, se obtiene una línea de tequilas que, a la fecha, se ha convertido en la más premiada por los organismos certificados internacionales y un testimonio del legado que José Cuervo comenzó a forjar en 1758.
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