7 de marzo 2025 - 18:00

Primordial para mayores de 60: el ejercicio que reduce el riesgo de demencia y casi nadie aprovecha

Incorporar el ejercicio adecuado después de los 60 años puede marcar la diferencia en la salud mental.

Gracias a su combinación de ejercicio aeróbico y de resistencia, la natación se consolida como una de las mejores opciones para mantener una vida activa y saludable después de los 60 años.

Gracias a su combinación de ejercicio aeróbico y de resistencia, la natación se consolida como una de las mejores opciones para mantener una vida activa y saludable después de los 60 años.

Pixabay

A medida que pasan los años, mantener cuerpo y mente en armonía se vuelve fundamental. El ejercicio no solo fortalece los músculos y mejora la movilidad, sino que también contribuye a la agilidad mental y previene enfermedades neurodegenerativas. A los 60 años, incorporar actividades físicas y mentales adecuadas puede marcar la diferencia en la calidad de vida.

Los especialistas coinciden en que ciertos ejercicios tienen un impacto más significativo en la salud cognitiva, ayudando a reducir el riesgo de demencia. Sin embargo, hay una actividad en particular que destaca sobre las demás, ofreciendo múltiples beneficios tanto para la mente como para el cuerpo. Sorprendentemente, pocas personas la practican de forma habitual, a pesar de su efectividad.

¿Cuánta orina hay en las piletas?
La natación es el ejercicio más recomendado para estar completamente activo a partir de los 60

La natación es el ejercicio más recomendado para estar completamente activo a partir de los 60

¿Por qué este ejercicio es el más beneficioso para mayores de 60 años?

La natación se convirtió en la actividad más recomendada para adultos mayores debido a su impacto positivo en la salud integral. A diferencia de otros deportes, el agua proporciona un entorno sin impacto, lo que minimiza el estrés en las articulaciones y reduce el riesgo de lesiones. Esto es especialmente relevante para quienes sufren de artritis u otros problemas musculoesqueléticos.

Además de los beneficios físicos, nadar mejora la circulación sanguínea y oxigena el cerebro, lo que ayuda a mantener la función cognitiva en óptimas condiciones. Estudios demuestran que este deporte reduce el riesgo de deterioro cognitivo al estimular la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para formar nuevas conexiones neuronales.

Otro punto clave es el efecto relajante del agua. La natación reduce los niveles de estrés y ansiedad, factores que pueden contribuir al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Al combinar ejercicio aeróbico con un ambiente tranquilo, esta actividad se convierte en una herramienta poderosa para la salud mental y emocional en la tercera edad.

Otros beneficios clave de practicarlo regularmente

Además de su impacto en la función cerebral, la natación es ideal para mejorar la resistencia y la fuerza muscular sin comprometer las articulaciones. El esfuerzo que requiere moverse en el agua fortalece el sistema cardiovascular, favoreciendo el control de la presión arterial y reduciendo el riesgo de enfermedades cardíacas.

Asimismo, la coordinación y el equilibrio que se desarrollan al nadar disminuyen la probabilidad de sufrir caídas, una de las principales causas de lesiones en adultos mayores.

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