1 de enero 2025 - 15:14

Verano 2025: cómo prevenir los golpes de calor y qué aconsejan los expertos

Los cuidados fundamentales para la prevención se vinculan a la hidratación y la pocoa exposición al sol, entre otras cosas. Además, hay síntomas que permiten la detección a tiempo.

Llegaron las altas temperaturas y los expertos indican cuáles son los cuidados para evitar golpes de calor.

Llegaron las altas temperaturas y los expertos indican cuáles son los cuidados para evitar golpes de calor.

Ignacio Petunchi

El verano es sinónimo de actividades al aire libre, días de sol y momentos de recreación. Sin embargo, las altas temperaturas también traen consigo riesgos para la salud, como el golpe de calor, una condición potencialmente peligrosa que puede manifestarse de manera silenciosa si no se toman las medidas adecuadas para prevenirla.

El golpe de calor se produce cuando el cuerpo pierde su capacidad para regular la temperatura interna, elevándola a niveles críticos que superan los 39°C o 40°C. Este proceso ocurre debido a una combinación de factores, como la exposición prolongada al calor, la actividad física intensa y la falta de una hidratación adecuada.

La regulación de la temperatura corporal depende, en gran medida, del agua. Es que través de la transpiración y la evaporación, el organismo puede disipar el calor acumulado. Sin embargo, en condiciones extremas, esta pérdida puede ser significativa, alcanzando entre 0,5 y 2 litros de agua por hora durante actividades físicas intensas o en días muy calurosos.

El licenciado en nutrición Tomás Diulio, miembro del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, advierte: “El consumo de bebidas como café, mate y alcohol tiene un efecto diurético, lo que aumenta la eliminación de líquidos en situaciones donde el cuerpo necesita conservarlos, favoreciendo la deshidratación si no se compensa con una adecuada ingesta de agua”.

Cómo reconocer los síntomas y cómo prevenir

La deshidratación severa y la incapacidad del cuerpo para termorregular pueden derivar en síntomas graves como mareos, confusión, dolor de cabeza, piel seca y caliente, aumento del ritmo cardíaco y, en casos extremos, pérdida de conciencia o convulsiones. “Esta combinación de factores compromete nuestra capacidad de termorregulación”, destaca Diulio.

El consumo diario recomendado de agua oscila entre dos y tres litros, aunque esta cantidad debe ajustarse según las necesidades individuales, la actividad física realizada y las condiciones climáticas.

No hay que esperar a tener sed para beber agua, ya que la sed es un signo tardío de deshidratación. Lo ideal es tomar pequeñas cantidades de agua cada 15 a 20 minutos durante la exposición al calor o el ejercicio”, aconseja el especialista.

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La hidratación es fundamental para evitar golpes de calor.

La hidratación es fundamental para evitar golpes de calor.

Para quienes practican deportes o desempeñan trabajos físicos intensos, incorporar bebidas isotónicas puede ser beneficioso. Estas ayudan a reponer electrolitos como sodio, potasio y magnesio, esenciales para evitar calambres y mantener el equilibrio corporal.

Una dieta adecuada también contribuye a prevenir el golpe de calor, ya que consumir alimentos frescos y livianos, como frutas y verduras ricas en agua, puede marcar una gran diferencia. Opciones como sandía, melón, pepino y lechuga no solo hidratan, sino que también aportan vitaminas y minerales esenciales.

Es recomendable evitar comidas grasas o muy condimentadas, ya que demandan más energía para ser digeridas, lo que aumenta la sensación de calor. Además, fraccionar las comidas en porciones pequeñas a lo largo del día facilita la digestión y evita la pesadez.

Más allá de la hidratación y la alimentación, otros cuidados son esenciales. Evitar la exposición directa al sol entre las 11 y las 16, usar ropa liviana y de colores claros, sombreros y protector solar son medidas básicas para protegerse de los efectos del calor y los rayos UV.

Quienes realizan ejercicio al aire libre deben optar por entrenar temprano en la mañana o al atardecer, cuando las temperaturas son más bajas, y hacer pausas frecuentes para hidratarse y refrescarse.

El cuidado para los grupos vulnerables

Los adultos mayores y los niños pequeños son los más susceptibles al golpe de calor. En los primeros, la sensación de sed suele estar disminuida, aumentando el riesgo de deshidratación. “Debemos recordarles e incentivarlos a beber agua regularmente, incluso si no sienten sed. También es útil ofrecerles infusiones frías, jugos naturales o agua saborizada”, explica Diulio.

En cuanto a los niños, su sistema de regulación de la temperatura corporal aún no está completamente desarrollado. Es fundamental asegurarse de que consuman agua con frecuencia, ofrecerles frutas frescas y evitar que jueguen al sol durante las horas más calurosas del día. Además, vestirlos con ropa liviana, aplicarles protector solar adecuado y cubrir su cabeza con sombreros son medidas esenciales.

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