Cuáles son los mejores métodos para dejar de fumar, según estudio de la ciencia

Afortunadamente, la ciencia continúa ofreciendo alternativas cada vez más eficaces para ayudar a los fumadores a abandonar el hábito de manera exitosa.

Cuáles son los tres mejores caminos para dejar un hábito perjudicial para la salud, según la ciencia. 

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Dejar de fumar es una de las decisiones más importantes que una persona puede tomar para mejorar su salud. Sin embargo, este desafío sigue siendo uno de los más difíciles de superar, incluso con la ayuda de terapias y medicamentos disponibles en el mercado. Por eso, la ciencia ha puesto manos a la obra para tratar de darle solución a un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo.

Un reciente estudio de la Universidad de Oxford ha realizado una revisión exhaustiva de más de 300 investigaciones sobre las mejores estrategias para dejar de fumar. Con el análisis de datos de 319 estudios que incluyeron a más de 157,000 personas, los investigadores lograron identificar los métodos más efectivos basados en evidencia científica sólida. Este estudio refuerza la idea de que, aunque no existe un método único que funcione para todos, las estrategias más eficaces combinan tratamientos farmacológicos y apoyo conductual.

La relevancia de estos hallazgos no solo radica en el beneficio personal para quienes logran dejar de fumar, sino también en el impacto positivo que tendría sobre la salud pública. Reducir el número de fumadores es un paso esencial para combatir enfermedades crónicas asociadas con el tabaquismo, que es responsable de millones de muertes en todo el mundo cada año. A continuación, te explicamos en detalle los resultados del estudio y cómo estos métodos pueden ayudarte a dejar el cigarrillo.

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Cuáles son los métodos más efectivos para dejar de fumar, según la ciencia

El estudio, publicado en la revista científica Addiction, destaca tres enfoques principales que se han demostrado altamente efectivos para dejar de fumar: la vareniclina, la citisina y los cigarrillos electrónicos de nicotina. Cada uno de estos métodos tiene una base sólida en la ciencia y, cuando se combina con apoyo conductual, puede aumentar significativamente las posibilidades de éxito.

La vareniclina es un medicamento recetado que actúa bloqueando los efectos de la nicotina en el cerebro. Al interferir con la sensación de placer que produce el tabaco, ayuda a reducir tanto la adicción física como psicológica. Es comercializado bajo marcas como Chantix y Champix, y se considera uno de los tratamientos más efectivos para quienes buscan dejar el cigarrillo.

La citisina, por su parte, es un compuesto de origen vegetal que se utiliza principalmente en Europa y Canadá. Aunque es menos conocido que la vareniclina, ha ganado popularidad por ser una opción asequible y de venta libre en algunos países. Este suplemento ha mostrado resultados similares a los de otros tratamientos farmacológicos para la cesación del tabaco.

Finalmente, el uso de cigarrillos electrónicos de nicotina también se destacó en el estudio como una opción válida para aquellos que desean reducir su consumo de tabaco de manera progresiva. Aunque el uso de estos dispositivos no está exento de controversias, los investigadores indicaron que, bajo la supervisión adecuada, pueden ser una herramienta útil para dejar el cigarrillo.

El profesor Jonathan Livingstone-Banks, investigador principal del estudio, señaló: "Dejar de fumar es difícil, pero estos métodos basados en evidencia científica ofrecen un respaldo importante para quienes buscan abandonar el hábito. Cuando se combinan con apoyo conductual, como la consejería, las probabilidades de éxito aumentan considerablemente". Además, el estudio refuerza la importancia de un enfoque integral que incluya no solo medicamentos, sino también apoyo psicológico y programas que recompensen los logros de los fumadores en su camino hacia dejar el tabaco.

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Los efectos del cigarrillo en la salud

El tabaco es uno de los productos de consumo más peligrosos para la salud pública, causando millones de muertes cada año por enfermedades como el cáncer, las afecciones cardiovasculares y los problemas respiratorios crónicos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), fumar es responsable de más de 8 millones de muertes anuales, y casi 1.2 millones de esas muertes se deben a la exposición pasiva al humo del tabaco.

El cigarrillo afecta prácticamente todos los órganos del cuerpo. El sistema respiratorio es uno de los más perjudicados, ya que la inhalación de sustancias tóxicas daña los pulmones y conduce al desarrollo de enfermedades como la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y el cáncer de pulmón. Asimismo, fumar aumenta considerablemente el riesgo de sufrir infartos y enfermedades cardíacas, debido a que las sustancias químicas en los cigarrillos contribuyen a la formación de placas en las arterias, lo que puede derivar en obstrucciones y problemas circulatorios graves.

Además de los riesgos físicos, el cigarrillo tiene un impacto negativo en la salud mental. La nicotina, la sustancia principal del tabaco, crea una fuerte adicción que afecta la capacidad de las personas para dejar de fumar. El uso continuado del tabaco también se ha asociado con mayores niveles de ansiedad y depresión, lo que hace que el hábito sea aún más difícil de abandonar.