El Orden Internacional Liberal (OIL) es un sistema global que se forjó después de la Segunda Guerra Mundial, liderado principalmente por las democracias occidentales, especialmente los Estados Unidos.Este orden busca fomentar la cooperación internacional, la paz, la estabilidad económica, y la promoción de los derechos humanos a través de principios, normas y una estructura de instituciones internacionales.
Donald Trump y el ¿fin? del Orden Internacional Liberal
Mientras China y Rusia intentan redefinir el orden internacional para adaptarlo a sus intereses, Trump ha optado por una estrategia más destructiva.
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Donald Trump inauguró un ciclo de confrontación internacional en la política estadounidense.
Pero en la actualidad, el principal desafío a este orden proviene de la misma nación que una vez fue su mayor defensor: los Estados Unidos de Donald Trump. Aunque China y Rusia también representan una amenaza al OIL, la postura adoptada por Trump constituye una amenaza más profunda y directa para las bases mismas de este orden internacional.
El OIL es un sistema global de cooperación multilateral que promueve valores y normas establecidas en instituciones internacionales como la ONU, la OMC, el FMI y la OTAN. Su objetivo es facilitar la cooperación entre países, resolver disputas pacíficamente y asegurar el comercio libre, los derechos humanos, y la democracia. En términos económicos, el OIL aboga por mercados abiertos, la integración de las economías a través de acuerdos internacionales, y la reducción de barreras comerciales.
Además, este sistema fomenta la resolución pacífica de conflictos mediante la diplomacia y el diálogo, además de facilitar la colaboración en desafíos globales como el cambio climático, el terrorismo o las pandemias. Sin embargo, el OIL nunca fue una estructura completamente coherente y siempre estuvo marcada por la influencia de las democracias occidentales, principalmente Estados Unidos.
Geopolítica de Donald Trump
Trump, a lo largo de su mandato y en su retorno a la política, ha representado una ruptura clara con los principios del OIL. Si bien figuras como China y Rusia desafían el sistema internacional al buscar cambiar las reglas a su favor, Trump ha adoptado una postura más radical: cuestionar la legitimidad del OIL y retirarse de sus estructuras fundamentales.
Trump no solo desafió el multilateralismo que caracteriza el OIL, sino que también adoptó una postura explícita de “America First” (Estados Unidos Primero), en la que las prioridades de su país se colocan por encima de cualquier acuerdo internacional. Esto se traduce en un rechazo explícito a las instituciones globales, como la ONU, el FMI y la OMC, y un alejamiento de acuerdos multilaterales que considera desventajosos para los intereses de EE.UU.
En comparación con Rusia y China, que buscan influir en el sistema internacional de manera estratégica, Trump mostró una postura más confrontacional, prefiriendo acuerdos bilaterales que garantizaban ventajas directas para su país. Así, mientras China y Rusia intentan obtener poder dentro del sistema, Trump ha desafiado directamente las normas del OIL, demostrando una clara desconfianza hacia el multilateralismo y favoreciendo un enfoque unilateral en la política exterior.
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump intensificó aún más su crítica y desafío a las organizaciones multilaterales, particularmente a la ONU, la OMC y la OTAN. Bajo su liderazgo, Estados Unidos adoptó políticas de aislamiento en áreas clave como la defensa, el comercio y la normatividad internacional. Trump buscó reducir la influencia de las instituciones internacionales que forman la columna vertebral del OIL, favoreciendo una política exterior que pone en duda la validez de estos acuerdos.
Además, Trump se erige como un líder populista cuyo enfoque se basa en desafiar las élites políticas y los acuerdos internacionales que considera opresivos. Esta actitud fue particularmente evidente en su rechazo a la globalización, un principio clave del OIL, y su insistencia en que la soberanía de Estados Unidos debe prevalecer sobre cualquier compromiso con acuerdos internacionales.
Orden Internacional Liberal
El OIL, tal como existió en su apogeo, está siendo cada vez más cuestionado. La guerra en Ucrania, las tensiones comerciales globales y el aislamiento de Occidente en varios frentes han demostrado la fragilidad de este sistema. A medida que países como Brasil, India y Sudáfrica se distancian de la visión occidental del conflicto en Ucrania, la idea de una "comunidad de democracias" parece desmoronarse. La hipocresía de las reacciones occidentales, como en el caso de las guerras en Gaza y Ucrania, también ha puesto en duda la legitimidad de un sistema que predica la cooperación internacional pero actúa con doble rasero.
El orden liberal internacional nunca fue una estructura unificada y coherente. Aunque fue defendido por los Estados Unidos, su definición nunca fue clara, y su implementación estuvo marcada por las reglas creadas principalmente por Occidente. En este contexto, Estados Unidos, bajo la administración de Trump, se ha convertido en la mayor amenaza para un orden que alguna vez ayudó a moldear, desafiando abiertamente las instituciones y principios que fundamentan el sistema.
Trump ha puesto en evidencia las grietas en el OIL, llevando a cabo un enfoque más confrontacional hacia las instituciones globales y promoviendo una visión de "America First" que socava las bases del multilateralismo. Mientras China y Rusia intentan redefinir el orden internacional para adaptarlo a sus intereses, Trump ha optado por una estrategia más destructiva, tratando de desmantelar las estructuras fundamentales del sistema global de cooperación.
En última instancia, la visión de Trump sobre la política exterior y el papel de Estados Unidos en el mundo refleja una desconfianza fundamental hacia el Orden Internacional Liberal y una apuesta por un enfoque aislacionista y unilateral. Esto no solo desafía el equilibrio global, sino que plantea serias preguntas sobre la viabilidad del OIL en el siglo XXI. La pregunta que surge es si realmente existe hoy un orden internacional o si estamos al borde de un nuevo paradigma global, mucho más fragmentado y polarizado.
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