Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el papa Francisco un 13 de marzo de 2013, luego de 24 horas de cónclave y cinco rondas de votación. "Vinieron a buscar a un Papa al fin del Mundo", aseguró el argentino al momento de su asunción cómo la máxima autoridad de una Iglesia Católica que, perseguida por denuncias de abusos sexuales, corrupción y falta de modernización y transparencia, lo eligió para comandar la tormenta dentro de la institución.
El legado del papa Francisco: la Iglesia Católica se debate entre la continuidad o el freno de las reformas
El argentino recibe la última despedida de sus fieles este sábado desde las 5 de la mañana. En medio del duelo, los cardenales se preparan para una decisión que define el futuro de la institución milenaria.
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De Argentina para el mundo: el legado del Papa Francisco.
Después de 12 años de pontificado, fieles y ateos lloran la partida de una figura atípica por su sencillez y cercanía. Tras los cortejos fúnebres, y durante las próximas semanas, serán 138 los cardenales habilitados para votar al sucesor de Francisco, que dejó una marca con su fuerte liderazgo y la pregunta abierta: ¿el intento por renovar la Iglesia Católica encontrará su continuidad?
El legado del papa Francisco
Los gestos simbólicos del argentino
Al momento de iniciar su pontificado, la Iglesia afrontaba una seguidilla de escándalos que habían perjudicado fuertemente su imagen. La institución religiosa mostró su cara oscura en la filtración de documentos (conocidos como Vatileaks), con la incautación de 23 millones de euros del Instituto para las Obras de Religión (IOR) por parte de la Fiscalía de Roma por sospechas de blanqueo de dinero y los espasmos que todavía generaban los casos de abusos sexuales a menores surgidos a raíz de la investigación del Boston Globe. Pero además, la autoridad del catolicismo se desvanecía con el propio Benedicto XVI - predecesor de Francisco - quién había decidido dimitir aquejado por múltiples problemas de salud y salpicado por los escándalos.
En este complejo escenario, Francisco inició su pontificado con el objetivo de cambiar el rumbo de la Iglesia. En diálogo con Ámbito, el vicerrector de Formación Integral en la UCA, el padre Gustavo Boquin, recordó uno de los primeros gestos que tuvo el argentino al llegar al trono de San Pedro: "Su primera salida después de ser elegido Papa fue a la Isla de Lampedusa a encontrarse con aquellos que habían atravesado el Mediterráneo en barcazas, escapando del horror de la guerra, de la miseria, buscando mejores condiciones de vida. Francisco se mostró cercano". En ese viaje, que data de julio de 2013, el argentino pondría el foco sobre la problemática de la inmigración - algo que sostendría a lo largo de todo su pontificado - al describir al Mar Mediterráneo como un "cementerio a cielo abierto".
El atacar preocupaciones comunes a todos sería una búsqueda recurrente durante su tiempo al frente de la Iglesia. No es casualidad entonces que su primera encíclica fuera bautizada "Laudato Si" (Alabado seas, en latín) y que la misma pusiera el foco sobre el problema del "cuidado de la casa común", como definió al planeta el propio Francisco. En dicho texto, el argentino hizo un llamado a replantear los riesgos ecológicos productos de la hiperproducción, el manejo sobre los recursos naturales y la relación con otras especies que, en mayor o menor medida, afectan a todos los habitantes de la Tierra.
Los gestos simbólicos serían moneda corriente durante su tiempo al frente de la Iglesia Católica. Su formación jesuita lo llevó, por ejemplo, a despojarse de los grandes lujos y ornamentaciones que acompañaban hasta entonces a quien ocupara el trono de San Pedro. Durante 12 años, Francisco vivió en la habitación 201 de la Casa Santa Marta, un espacio sencillo en contraposición del Palacio Apostólico, la residencia oficial de los Sumos Pontífices.
Uno de los quiebres más fuertes que generó Francisco con la tradición de la Iglesia fue su cambio de discurso frente a las diversidades sexuales. El mismo se flexibilizó tanto como puede esperarse del máximo representante de una las principales religiones del mundo. Si bien no estuvo exento de contradicciones y retrocesos - alguna vez el propio Francisco tildó a la homosexualidad de "pecado" -, el jesuita buscó abrir las puertas de la Iglesia para todos los fieles.
"Si una persona es homosexual y busca a Dios quién soy yo para juzgarla", fue una de sus frases más emblemáticas y discutidas en el seno conservador del Vaticano. En esta línea, el argentino también participó del documental "Amén: Francisco responde" donde conversó con diez jóvenes de diferentes edades, procedencias y con vidas y experiencias diversas, donde la sexualidad fue un punto de debate.
Los casos de abusos sexuales fueron, sin lugar a duda, uno de sus desafíos más espinosos para el argentino al que se le presentaron batallas dentro de la Iglesia. A su favor, descansan decisiones como la de expulsar del sacerdocio a Theodore McCarrick, excardenal y arzobispo emérito de Washington DC, quien fue encontrado culpable en 2019 de abusos sexuales a menores, en lo que se convirtió el caso de la figura católica de mayor rango que recibió este castigo en tiempos modernos.
Sin embargo sus intenciones también afrontaron golpes en el camino. En diciembre de 2014, el papa Francisco creó un grupo internacional de expertos para recomendar cómo proteger a los menores de edad, pero la comisión estuvo envuelta en la polémica desde el principio.
Dos miembros en representación de víctimas de abusos dimitieron en 2017, entre ellos Marie Collins, quien denunció que fue violada por un sacerdote en Irlanda cuando tenía 13 años y que denunció como "vergonzosa" la falta de cooperación de los funcionarios eclesiásticos. Si bien el discurso de Francisco siempre se presentó efusivamente en contra de estas situaciones - llegando en ocasiones a destituir a miembros de la Iglesia -, en ocasiones los entramados de la institución - y la poca colaboración de algunos sectores - ofrecieron dificultades a la hora de impartir Justicia.
Un rasgo que destacan todos aquellos que lo conocieron a Bergoglio durante sus 12 años de pontificado, es la cercanía permanente de Francisco. "Nosotros los sacerdotes que estamos acá en Buenos Aires teníamos un número de teléfono que sonaba en su habitación. Vos lo podías llamar a las 10 de la mañana y te atendía", destacó Boquín.
Esa cercanía pudo verse en el gesto final que tuvo el argentino con sus seguidores el pasado el 20 de abril de 2025. Horas antes de su muerte, el jesuita decidió impartir la bendición "Urbi Et Orbi" desde el balcón de la Basílica de San Pedro y, no contento con eso, el jesuita también bajó a la plaza para realizar una última recorrida en el papamóvil.
Según Boquín, esta secuencia "mostró hasta último momento que se gastó y desgastó por nosotros. Después de 38 días internados, estando varias veces al borde de la muerte, volvió a su casa y se mejoró para salir a bendecir al pueblo de Dios y tomar contacto con la gente tan directamente y morir a la mañana del día siguiente".
Sobre este momento, Ámbito conversó con Federico Tavelli, teólogo, politólogo, historiador y profesor de la UCA, quién sostuvo que Francisco "prácticamente estaba agonizando en ese momento. Sin embargo, quiso mostrarse como era, como un anciano sufriente. No le importó eso. Recorrió la plaza, mostrándose de esa forma, como diciendo, yo soy también como cualquiera que está sufriendo o como cualquiera que es viejo en estas condiciones y esto es así".
Las transformaciones reales en la Iglesia
Pero Francisco no fue solo un líder de gestos. Más allá de los discursos, entrevistas y las encíclicas, el argentino también buscó transformar ciertos mecanismos de la Iglesia Católica que sienten las bases del cambio de rumbo que se pregonaba.
Para contrarrestar los casos de abusos sexuales (y el fracaso inicial de la comisión investigadora) Francisco endureció las normas contra este tipo de delitos con la publicación de “Vos estis lux mundi” (2019). En línea con este escrito, su medida más destacada fue la organización de una cumbre en 2019 que llevó a la histórica supresión del secreto pontificio en casos de abusos sexuales del clero y a la obligación de los religiosos de reportar casos a su jerarquía.
En referencia a la corrupción en la que se encontraba envuelta la Iglesia, tan solo un año después de la llegada del jesuita, creó un Secretariado para la Economía y aplicó un marco de inversiones y medidas anticorrupción. Como parte de estas reformas, cerró 5.000 cuentas bancarias sospechosas en el Vaticano.
En esta misma línea, el por entonces Sumo Pontífice sancionó la ley de anticorrupción (2021) que exige que los cardenales y administrativos firmen una declaración en la que manifiestan que no tienen condenas ni investigaciones por corrupción, terrorismo, blanqueo de capitales, explotación de menores, trata de seres humanos o evasión fiscal y que, también, les prohíbe aceptar regalos por valor de más de 40 euros, una decisión de gran peso simbólico.
A su vez, dispuso que cardenales y obispos que fueran acusados de delitos penales por los magistrados del Vaticano sean juzgados por el Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano como cualquier ciudadano, al contrario de lo que ocurría hasta entonces, donde las acciones pasaban por un tribunal de casación que era presidido por un cardenal.
Entre sus intervenciones más fuertes, Francisco destituyó a Paolo Cipriani y Massimo Tulli, principales responsables del IOR (Instituto para las Obras de Religión), por presunto lavado de dinero y malversación de fondos. También pidió, en 2020, la renuncia al cardenal Angelo Becciu como prefecto de la congregación para las Causas de los Santos debido a las acusaciones de desfalco de dinero mientras fue sustituto de la secretaría de Estado y, adicionalmente, le quitó todos los derechos cardenalicios, lo que le impediría participar de las elecciones papales.
Sus medidas concretas también buscaron descentralizar el poder en la Iglesia y dar más protagonismo a las instituciones locales. Sus reformas ampliaron la participación a laicos y mujeres para que dirijan dicasterios (ministerios vaticanos), una medida sin precedentes en la historia. Ejemplo de esto es el caso de la religiosa italiana Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Con respecto a nuestro país, Francisco ordenó la desclasificación de archivos de la dictadura. A raíz de esta decisión eso, Carlos Galli, Luis Liberti, Juan Durán, y el propio Tavelli, todos vinculados a la UCA, publicaron "La verdad los hará libres", una investigación sobre el rol que tuvo la Iglesia Católica - y sus autoridades - durante la última dictadura cívico-militar argentina.
"Este es un trabajo para el cual el Papa Francisco, por una decisión expresa y extraordinaria, puso a disposición de algunos de nosotros, que somos historiadores, los archivos que están en el Vaticano relacionados a la Argentina durante el tiempo del terrorismo de Estado. Eso lo pudimos hacer solo gracias a una decisión de él absolutamente expresa y extraordinaria", remarcó Tavelli.
Con el Cónclave en el horizonte próximo, también cabe destacar que el argentino ordenó 149 cardenales nuevos, de los cuales 108 estarán habilitados a votar al próximo Sumo Pontífice.
El cónclave: una oportunidad de continuidad
Desde el pasado lunes 21 de abril la Iglesia se encuentra en el período de sede apostólica vacante, es decir, huérfana de liderazgo. Los cardenales enfrentarán entonces - a inicios de mayo - un nuevo cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco.
En total, son 138 los purpurados habilitados para votar, aunque se espera que el número final de electores ronde los 135. Para designar que haya fumata blanca, uno de los cardenales deberá obtener al menos dos tercios de las voluntades, es decir, aproximadamente 91 votos. A pesar de las especulaciones, la incertidumbre de los comicios se mantiene y toma fuerza el viejo dicho que reza que "quién entra Papa, sale cardenal".
Que Francisco haya nombrado a 108 de los 138 cardenales totales habilitados para votar es un dato relevante a la hora de analizar el futuro que puede tomar la Iglesia. En sus elecciones, el argentino buscó darle mayor preponderancia y representación a países de la periferia, sobre todo de Latinoamérica, África y Asia.
"Él cambió este equilibrio geográficamente. Es decir, antes había muchos más cardenales de Europa y había ciudades, sedes, por decir, Venecia, que históricamente siempre es su arzobispo, era un cardenal. Bueno, él de pronto nombró cardenales en Irak, en Irán, China, India, Uruguay, en Centroamérica. Dispersó, descentralizó de Europa un poco este colegio de Cardenales", explicó Tavelli.
La geopolítica, entonces, surge como una arista para nada despreciable a la hora de elegir a uno de los máximos referentes de la espiritualidad de Occidente. "Europa en este momento está debilitada, hablo en general, políticamente, internacionalmente, por un lado por la guerra - con Ucrania y Rusia presionando- y por otro lado con Estados Unidos, que parece haberla dejado un poco. Entonces este puede ser un factor que también entre en la cabeza de los cardenales a la hora de tomar una decisión, ¿no? Si un Papa es europeo, por ejemplo, si eso puede conducir a un fortalecimiento de alguna forma de esta posición", ahondó Tavelli.
En 2015, de los 135 cardenales que se espera que voten, 36 son provenientes de Europa (27,6%) -17 de Italia-, 17 de Sudamérica (12,5%), 20 de Norteamérica (14,8%), 27 de Asia y Oceanía (20%) y 18 de África (13,3%) .
El componente geográfico se verá insertado en una discusión más grande entre las tres grandes líneas de pensamiento de la Iglesia. El establishment, profundamente arraigados en la Curia que cuenta con redes romanas y con habilidad para mantener la estabilidad, los conservadores y los reformadores, que buscan continuar la línea del Papa Francisco.
A pesar de la población de cardenales hecha por Francisco, Tavelli asegura que "los cónclaves son siempre impredecibles". "Siempre después de papados fuertes o que dejan una huella muy fuerte, como es el caso de este papado de Francisco o como fue, por ejemplo, el de Juan Pablo II, puede ser que la Iglesia se tome un tiempo, digamos, de asimilación de todos estos cambios", auguró sobre la decisión de los purpurados.
A pesar de las dudas y el impactó que generó la muerte de Francisco, la Iglesia Católica, como institución, se encuentra lejos de las páginas negras del pasado que atravesó durante la previa de los Cónclaves 2005 y 2013, pero aún con muchas cosas por mejorar en todas las aristas en las que Francisco busco cambios. "La Iglesia llega con este espíritu que él inauguró con la Evangelii Gaudium, que fue su carta programática. Una iglesia en salida, que da testimonios, que misiona, que se hace servidora. Yo creo que la iglesia llega con ese legado de no vivir mirándose el ombligo, sino vivir para lo que existe, que es la evangelización", analizó el Padre Boquín.
Los desafíos para la Iglesia Católica
A pesar de las dudas, Tavelli sostuvo que lo que sucedió con Francisco forma parte de "procesos históricos mucho más grandes". "Es un poco como lo que vemos en el mundo con el surgimiento de algunos nacionalismos más fuertes en este momento, por ejemplo lo vemos en Estados Unidos. Eso es una reacción frente a la globalización. En este caso de Francisco, sea quien sea el candidato que finalmente sea elegido, me da la impresión que esto es una tendencia, habrá que ver después cómo se concretan las decisiones, cómo se encaminan, cómo siguen", analizó.
El desafío para la Iglesia estará entonces en sostener las reformas de Francisco que volvieron a unir a fieles con su institución, que tanto se había alejado por momentos de su propia prédica. Pero también estará en profundizar aquellas que sean necesarias y que, en 12 años de pontificado, no hayan sido cimentadas. Y hacerlo en un escenario geopolítico que, en los últimos años, se tensó.
"El Papa cumple una función más allá de su rol en la Iglesia, así como una autoridad moral, una autoridad que señala direcciones o temas", explicó Tavelli con respecto a la elección y la importancia del Sumo Pontífice. De cara a un nuevo Cónclave, el teólogo concluyó: "yo creo que es muy importante el mensaje que Francisco dio en aquella plaza de San Pedro García durante la pandemia. Estamos todos en la misma barca y acá nos salvamos todos o nos salvará nadie".
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