Haití es, hoy por hoy, el país más pobre de América. Hundido en crisis sociales, políticas y económicas, la isla sigue sumando capítulos a su oscura y corta vida.
El país de Latinoamérica que tardó 122 años en saldar su deuda y lograr la independencia
Fue la primera nación independiente de Latinoamérica, aunque lo logró a través de un proceso tortuoso y de varios años.
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Pero a pesar de la violencia, la corrupción y la dictadura de 28 años de François "Papa Doc" Duvalier, hay un momento en la historia de Haití que será recordado con felicidad para siempre: la independencia.
La disputa entre colonos por la isla rica
Pero primero, los comienzos. Cristóbal Colón llegó a la isla en la que se encuentra actualmente la República de Haití en 1492. Allí llamó a los taínos -nativos de la isla- "indios", y bautizó la zona como La Española.
Por su parte, los británicos, holandeses y franceses se disputaban lo que formalmente había comenzado como Aytí. Una vez que Francia, con la bandera de Luis XIV, tomó control de la isla en 1665, la llamó Saint-Domingue.
Bajo este último nombre fue que la colonia francesa prosperó y se convirtió en una de las más ricas del mundo, principalmente por su producción de azúcar, que para 1789 representaba el 75% de la producción mundial. Además, se especializó en la producción de cultivos como café, tabaco, cacao, algodón e índigo.
Sin embargo, luego de ese rotundo éxito comercial, la isla se convirtió en la cúspide de intercambio de esclavos, que derivó en una alta tasa de mortalidad; la mayoría no llegaba a los 21 años de edad, y fallecía por sobreexplotación, trato sádico de los colonos o enfermedad.
La revolución de los esclavos
Los nativos -o gens de couleur- no se quedaron de brazos cruzados, e inspirados, precisamente, por la Revolución Francesa de 1789, dos años más tarde inició su proceso revolucionario. Bajo el mando de un hombre de origen jamaicano llamado Boukman, los esclavos destruyeron las plantaciones y ejecutaron a todos los blancos que vivían en la región.
Este primer levantamiento dio lugar a una guerra civil que duró 12 años, y que terminó como los esclavos esperaban; con todos los franceses fuera de la isla. El 1 de enero de 1804, Haití declaró su independencia, y Jean-Jacques Dessalines se convirtió en su primer gobernante, para luego auto-designarse emperador Jacques I de Haití.
Su orden más importante fue la de condenar a muerte a todos los blancos de la isla, que terminó con un saldo de entre 3.000 y 5.000 muertos de todas las edades. "Hemos dado a estos verdaderos caníbales guerra por guerra, crimen por crimen, indignación por indignación. Sí, he salvado a mi país, he vengado a América", expresó luego victorioso Dessalines.
La autonomía también trajo problemas; por un lado, debían reconstruir una nación que había quedado destrozada por la guerra, y encima eran repudiados por muchas naciones, de las cuáles ninguna reconoció a Haití diplomáticamente.
Un ajuste de cuentas eterno
Al quedar prácticamente aislados del mundo, el 17 de abril de 1825, el presidente haitiano Jean-Pierre Boyer firmó la Real Ordenanza de Carlos X, que le prometía a Haití reconocimiento diplomático francés a cambio de un arancel del 50% de reducción a las importaciones francesas y una indemnización de 150 millones de francos, que equivalen a unos US$21.000 millones de hoy.
Si no lo aceptaba, Haití sería bloqueado por una flotilla de buques de guerra franceses que ya estaba en la costa haitiana, por lo que tuvieron que pedir un préstamo. Así comenzó la deuda de la independencia, que como dependía de bancos franceses, parecía un círculo vicioso.
Para 1830 se redujo la indemnización a la mitad, y la isla pidió préstamos a entidades estadounidenses y alemanas. Finalmente, luego de 122 años, Haití logró saldar la deuda e independizarse formalmente.
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