El papa Francisco volvió a sorprender con una aparición inesperada y poco habitual, ya que este jueves por la tarde, ingresó a la Basílica de San Pedro sin su vestimenta pontificia, luciendo pantalón negro, camisa blanca y una manta rayada sobre sus piernas, junto a sus cánulas nasales visibles. Las imágenes, que circularon con rapidez por redes sociales, causaron impacto entre los vaticanistas, que inicialmente creyeron que se trataba de contenido manipulado.
El papa Francisco reapareció en la Basílica de San Pedro vestido de civil
El pontífice sorprendió con la aparición acompañado de sus asistentes médicos. No obstante, su salud sigue siendo delicada.
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El papa Francisco reapareció en la Basílica de San Pedro.
Acompañado por sus asistentes médicos Massimiliano Strappetti y Andrea Rinaldi, el pontífice de 88 años se desplazó en silla de ruedas por algunos sectores del templo. Esta nueva aparición pública se suma a la que realizó el domingo anterior, cuando se presentó en la Plaza de San Pedro para el cierre de la misa por el Jubileo de los enfermos.
Pese a que su salud sigue siendo delicada, el papa Francisco se mostró sonriente y en actitud afectuosa con quienes se le acercaron. En un momento, invitó a un niño a aproximarse y le preguntó: “¿Cómo te llamas?”, en tono firme y con voz clara, un gesto que reflejó avances en su rehabilitación.
La visita del papa Francisco a la Basílica de San Pedro
La información fue confirmada por Vatican News, el portal oficial del Vaticano, que detalló que la visita a la Basílica ocurrió alrededor de las 13 y duró menos de diez minutos. Según informaron, el Papa acudió para rezar ante la tumba de san Pío X, un pontífice con quien se lo asocia espiritualmente.
También hizo una breve parada ante el monumento de Benedicto XV, el papa durante la Primera Guerra Mundial, y en las tumbas restauradas de Pablo III y Urbano VIII.
La escena provocó conmoción entre quienes estaban en el lugar. “¡El Papa está aquí! ¡El Papa está aquí!”, gritaron emocionadas algunas mujeres al verlo.
Unas cien personas, entre peregrinos del Jubileo, trabajadores del templo y turistas, intentaron acercarse para saludarlo. El gesto espontáneo desató una fuerte carga emotiva en muchos de los presentes.
“Demasiada emoción, mi visión se nubló por las lágrimas y ni siquiera pude tomar una foto”, relató monseñor Valerio Di Palma, canónigo de San Pedro, a los medios del Vaticano. Según explicó, al escuchar la conmoción salió de la sacristía y vio al pontífice cruzar la Puerta de la Oración rumbo al Altar de la Cátedra, antes de llegar a la tumba de san Pío X, donde rezó unos minutos. Luego saludó a quienes pudo, dentro de sus posibilidades.
“Francisco se presentó a la gente con una manta en las piernas para protegerse del frío y cánulas nasales para el oxígeno”, precisó Vatican News. “Nos conmovió verlo así, de civil, sencillo. Todos lloraban, incluso los guardias de seguridad”, expresó un testigo que no fue identificado.
La salud del papa Francisco
Antes de que recibiera el alta médica el 23 de marzo del Hospital Gemelli, el cardenal Víctor Manuel “Tucho” Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ya había anticipado que la recuperación del Papa marcaría una nueva etapa.
“Pienso que ahora inicia un nuevo Papa, una nueva etapa de pontificado y él es un hombre de sorpresas y seguramente habrá aprendido muchas cosas en este mes y de la galera saldrán afuera quién sabe qué cosas”, declaró el cardenal ante periodistas.
Tras su internación de 38 días por una neumonía bilateral, que según su entorno lo puso “dos veces al borde de la muerte”, el Papa mantuvo un período de aislamiento estricto en su residencia de Santa Marta, sin recibir visitas. Esta reaparición pública confirmó el inicio de una fase más flexible y cercana, aunque aún con restricciones médicas.
La decisión de salir sin su atuendo pontificio generó desconcierto incluso dentro del entorno eclesiástico. Algunos señalaron que, probablemente, el paseo a la Basílica se resolvió de manera repentina, sin planificación previa. El hecho de que lo hiciera con una manta en las piernas y sin sotana también permitió ver un lado poco frecuente del pontífice, el de un hombre frágil, pero sereno.
Este tipo de gestos, tan espontáneos como simbólicos, podrían alimentar nuevas críticas por parte de los sectores más conservadores dentro de la Iglesia, que ya se muestran incómodos con varias de las decisiones que viene tomando Francisco. Sin embargo, para muchos fieles, la escena de este jueves ofreció una imagen profundamente humana y cercana del Papa.
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