Peter Navarro no es un asesor más en el entorno de Donald Trump. Es su hombre de confianza en materia comercial, el autor intelectual de los aranceles que desataron la guerra económica con China en su primer mandato y el ideólogo de la política de “reciprocidad” que ahora, con Trump nuevamente en la presidencia, regresa con más fuerza que nunca.
Enemigo de China y Elon Musk: quién es Peter Navarro, el cerebro detrás de los aranceles de Donald Trump
El economista que diseñó la política arancelaria más polémica de Estados Unidos regresó a la Casa Blanca con más influencia que nunca. Fiel a Donald Trump hasta la cárcel, Peter Navarro volvió a escena como uno de los principales arquitectos del giro proteccionista.
-
¿Cómo evolucionó la guerra comercial y arancelaria entre Estados Unidos y China?
-
Wall Street cerró la semana con una rueda positiva a pesar de la tensión sin fin entre EEUU y China

A diferencia del primer gobierno de Trump, donde convivían figuras proteccionistas y pro libre mercado, hoy la balanza está claramente inclinada a favor del ala dura que lidera Navarro.
Con un estilo confrontativo, Navarro se volvió célebre por su postura intransigente frente al gigante asiático, al que acusa de “matar” a Estados Unidos con prácticas desleales. Su influencia se percibe en la reciente aplicación de aranceles de hasta el 125% a productos importados desde China, una medida que sacudió los mercados globales y tensionó aún más la relación bilateral.
La obsesión con China y su cruzada arancelaria
Autor de libros como Death by China y Las próximas guerras chinas, Navarro sostiene desde hace décadas que el déficit comercial estadounidense con Beijing es la raíz de muchos de los males económicos del país. Considera que China manipula su moneda, subsidia industrias estratégicas y permite condiciones laborales que serían inaceptables en EEUU, generando así una competencia desleal que destruye empleos industriales.
Durante el primer gobierno de Trump, entre 2017 y 2021, Navarro dirigió la Oficina de Política Comercial y Manufacturera de la Casa Blanca, un organismo creado especialmente para él. Desde allí impulsó una batería de aranceles que incluyó productos tecnológicos, textiles y maquinaria industrial. Ahora, en el segundo mandato de Trump, esa política se profundiza con medidas aún más agresivas.
Según Bloomberg, Navarro había propuesto aranceles generales del 25% para todos los países con los que EE.UU. mantiene déficits comerciales. Finalmente, Trump anunció un arancel universal del 10% —excepto para China, que enfrenta un castigo mucho mayor por adoptar medidas retaliatorias— y una moratoria de 90 días antes de aplicar nuevas tarifas.
La feroz crítica de Elon Musk
En medio del nuevo paquete de medidas comerciales, uno de los choques más resonantes se dio con Elon Musk, CEO de Tesla y titular del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), el organismo que busca reducir el tamaño del Estado. Musk calificó a Navarro como “un idiota más tonto que un saco de ladrillos”, en alusión a su insistencia en una política arancelaria extrema. Luego, se disculpó… con los ladrillos.
El cruce expuso una grieta en el núcleo duro del trumpismo. Musk acusa a Navarro de poner en riesgo la industria automotriz y de castigar a empresas estadounidenses que importan componentes para fabricar productos en el país. Navarro retrucó que Tesla es solo un “ensamblador de autos” que defiende sus propios intereses y no los de la industria nacional.
La tensión entre ambos es un síntoma de las disputas internas dentro del equipo económico de Trump. Mientras Musk representa una visión más pragmática y orientada al libre mercado, Navarro encarna el ala proteccionista y nacionalista, que ganó terreno con la vuelta del expresidente al poder.
De académico demócrata a mártir trumpista
Peter Navarro tiene 75 años, es doctor en Economía por Harvard y profesor emérito de la Universidad de California, Irvine. En sus inicios, fue un defensor del libre comercio e incluso se presentó como candidato demócrata en elecciones locales en California, sin éxito. Pero su visión cambió con la globalización y el ascenso industrial de China.
Su vínculo con Trump comenzó en 2016, cuando Jared Kushner, yerno del entonces candidato, leyó el libro Death by China y lo contactó. Desde entonces, se convirtió en uno de sus asesores más cercanos. Esa lealtad tuvo un precio: en 2024, Navarro fue condenado a cuatro meses de prisión por desacato, al negarse a colaborar con la investigación del Congreso sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Lejos de apartarse de la vida pública, Navarro salió de la cárcel para participar en la Convención Republicana, poco después del intento de asesinato contra Trump. Allí, bromeó con que se había tatuado el lema MAGA (Make America Great Again) y se presentó como un mártir de la causa. “Querían que traicionara a Donald J. Trump para salvar mi pellejo, y me negué”, dijo ante una multitud.
Una influencia sin contrapesos
A diferencia del primer gobierno de Trump, donde convivían figuras proteccionistas y pro libre mercado, hoy la balanza está claramente inclinada a favor del ala dura que lidera Navarro. Los economistas más ortodoxos lo acusan de sostener teorías sin evidencia empírica, y de poner en riesgo la economía global por una visión ideológica y simplificada del comercio internacional.
Pero su peso en la nueva Casa Blanca es innegable. Navarro no solo volvió a ocupar un rol clave, sino que es el principal referente de la estrategia económica trumpista de cara a los próximos años. Sus ideas ya no son marginales: son política oficial.
Con los aranceles en plena vigencia y las tensiones con China en aumento, el “zar del proteccionismo” volvió al poder, dispuesto a llevar su cruzada comercial hasta las últimas consecuencias. Y esta vez, con menos opositores internos, más respaldo presidencial y una economía global que tiembla ante sus decisiones.
Dejá tu comentario