Un gigantesco incendio se declaró el jueves en un depósito del puerto de Beirut y sembró el pánico en la capital de Líbano, todavía traumatizada por la devastadora explosión que sacudió a la ciudad hace cinco semanas.
Beirut: aún no logran controlar el nuevo incendio en el puerto
Los bomberos llevan más de seis horas luchando contra las llamas, próximas al lugar de la explosión de agosto. Un almacén de la Cruz Roja, con ayuda para los damnificados de la tragedia, fue destruido.
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Un almacén de la Cruz Roja con importantes reservas de comida y ayuda se vio afectado por el vasto incendio, cuyas espesas columnas de humo negro eran visibles desde varios puntos de Beirut.
Seis horas después del inicio del fuego, los bomberos seguían luchando con las llamas.
El fuego "podría ser un acto de sabotaje intencionado o el resultado de un error técnico o de una negligencia", indicó el presidente, Michel Aoud, al inicio de una reunión del Consejo Superior de Defensa.
En un país indignado por la explosión que arrasó el puerto y grandes extensiones de Beirut el mes pasado, y la corrupción que gangrena a las instituciones públicas, el presidente exigió que "los responsables rindan cuentas".
Según "informaciones preliminares", unos trabajadores estaban utilizando una sierra eléctrica y las "chispas" provocaron el inicio del incendio, anunció un comunicado del ministro de Transportes y Obras Públicas, Michel Najjar.
El incendió alcanzó "un depósito donde se almacenan bidones de aceite y neumáticos de autos en la zona franca del puerto de Beirut", indicó el ejército libanés en un comunicado.
La Cruz Roja informó luego que las llamas alcanzaron su propio depósito, donde estaban almacenados "miles de paquetes de alimentos y 0,5 millones" de litros de aceite. "Nuestras operaciones humanitarias pueden verse muy afectadas", agregó.
Este incendio recordó de inmediato la funesta jornada del 4 de agosto, cuando se produjo una terrible explosión en el puerto de Beirut, provocada por un incendio en un depósito que almacenaba nitrato de amonio.
El siniestro dejó al menos 190 muertos y más de 6.500 heridos y devastó partes importantes de la capital de Líbano.
En las redes sociales numerosos videos mostraban una gigantesca bola de fuego y una espesa humareda negra. "No podemos lidiar con un nuevo trauma", reaccionó una internauta.
El incendio del jueves es el segundo en menos de una semana en el puerto. El ejército reportó el martes un fuego que devoró desechos, trozos de madera y neumáticos.
"¿Dónde vivimos? ¡Es el escenario de un crimen que tuvo lugar hace un mes! ¿Dónde está la justicia?", se indignó Omar Nachaba, investigador en criminología y defensor de los derechos humanos, entre temores que la investigación por la explosión del 4 de agosto se haga de cualquier manera.
Los principales dirigentes del Estado, empezando por el presidente y el primer ministro Hassan Diab, que ya dimitió, estaban al corriente del peligro que representaba el nitrato de amonio que causa la tragedia en agosto.
En total, cerca de 25 personas fueron detenidas tras la devastadora explosión, entre ellas altos dirigentes de la administración y de la seguridad del puerto.
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