Venta de ranas exóticas en Colombia: la "solución" contra el tráfico ilegal

Las redes ilegales de tráfico de especies, son el el cuarto negocio ilícito más rentable del mundo, con ingresos anuales de u$s23.000 millones. Tesoros de Colombia tiene el objetivo de proteger y defender la biodiversidad de la fauna colombiana.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza determinó que las ranas están en "peligro crítico".

Tesoros de Colombia

En un laboratorio en Colombia, decenas de exóticos anfibios aguardan a un comprador que los lleve de mascota a otro país, como una "solución práctica" contra el tráfico ilegal.

La rana "Oophaga histriónica" se desplaza dentro de su hábitat artificial, verde y húmedo en Tesoros de Colombia, un proyecto de la biodiversidad de la fauna colombiana, al que se accede por un camino de tierra bordeado por cámaras de seguridad.

Redes ilegales de tráfico de especies, acechan a las ranas de una amplia gama de colores, que no alcanza el medio centímetro en tamaño, y cuyo veneno puede causar parálisis resporatoria. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, están en "peligro crítico" en su ambiente natural.

En Colombia, el tráfico de ranas es penado de 5 a 12 años de prisión.

Tesoros de Colombia

"Si hay una demanda internacional de ranas, es importante proveer ranas legales que además se puedan reproducir en destino" en el extranjero, comentó a AFP Iván Lozano, fundador de este centro con una población de 14 especies. El tráfico de ranas es castigado con entre 5 y casi 12 años de prisión en Colombia.

Sin embargo, en Estados Unidos y países de Europa la posesión de estos anfibios está permitida y "millones de animales vertebrados terrestres son sacados vivos de su ambiente en Colombia para el tráfico internacional de especies", agregó. Algunos ambientalistas estiman que el 10% de los anfibios conocidos en el mundo, habitan en el país andino con 895 especies.

Las dificultades legales para el permiso de estas especies

El proyecto autosustentable exporta siete especies al mercado internacional y otras siete están en espera de permisos. En el caso de escapar, ranas como estas "no podrían adaptarse fuera de las condiciones controladas del terrario e inclusive del interior de una casa", confirma Alejandra Curubo, zootecnica.

Con base en el Convenio de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica (CDB), firmado por Bogotá en 1994, Tesoros de Colombia aboga por el "biomercio legal", defiende Lozano, experto en manejo de especies en peligro de extinción.

Es la única institución en Colombia reglamentada desde 2005 para comercializar estas especies, con una licencia "muy compleja de obtener". En enero se decomisaron en el aeropuerto internacional El Dorado, envases de rollos fotográficos con 130 ranas arlequín.

Lozano aspira liberar gradualmente las ranas en cautiverio una vez que haya "disminuído la demanda internacional". El millonario botín del tráfico ilegal todavía le hace sombra, siendo el cuarto negocio ilícito más rentable del mundo, con ingresos anuales de u$s23.000 millones, según la ONU.