Las amenazas de aplicar un arancel de 200% al ingreso de vinos de la Unión Europea a Estados Unidos que hizo la semana pasada el presidente Donald Trump, siguen generando incertidumbre en todos los países vinculados a esta industria.
Aranceles de Donald Trump al vino europeo: hay más dudas que certezas sobre los beneficios para las bodegas argentinas
La industria vitivinícola local no se anima a celebrar por anticipado. Alertan sobre efectos indeseados como saturación de mercados alternativos y dificultades en la distribución.
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Estados Unidos es el principal mercado para las exportaciones de vino argentino, aunque viene declinando.
En el caso de las principales entidades que representan a las bodegas de Argentina, hasta ahora sigue reinando la prudencia a la hora de opinar sobre el impacto que esa medida puede tener sobre las exportaciones nacionales.
Esto se debe a que todavía no se confirmó su aplicación y todos prefieren esperar a ver cómo se resuelve este nuevo capítulo del conflicto comercial entre EEUU y la UE.
La amenaza de Trump es una represalia por el incremento de las barreras arancelarias para el ingreso del whisky estadounidense a Europa.
Frente a eso, Trump escribió en su red social Truth: "La Unión Europea, una de las autoridades fiscales y arancelarias más hostiles y abusivas del mundo... acaba de imponer un desagradable arancel del 50% al whisky. Si este arancel no se elimina inmediatamente, Estados Unidos pondrá en breve un arancel del 200% sobre todos los vinos, champanes y productos alcohólicos procedentes de Francia y otros países representados por la UE".
Las consultas que realizó Ámbito entre bodegas y entidades del sector recibieron respuestas similares: “Es mejor esperar a que las cosas estén claras, para no caer en puras especulaciones”.
De todos modos, el ánimo predominante está lejos del exitismo de suponer que una restricción arancelaria al ingreso de vino europeo al mercado estadounidense puede tener un efecto lineal y positivo sobre las ventas argentinas a ese país.
La industria del vino, pendiente de los aranceles de Trump en la feria Prowein
Un primer sondeo informal ofrece como resultado la siguiente conclusión: no es bueno quedar en medio de una disputa comercial de esa magnitud, porque los efectos indeseados pueden ser mayores que los esperados.
Desde la ciudad alemana de Düsseldorf, donde se desarrolla la feria Prowein, una de las convocatorias más importantes del mundo del vino, la gerente general de Wines of Argentina (WofA), Magdalena Pesce, describió a Ámbito cuál es el clima que se vive respecto de las amenazas de Trump.
“Conversando con colegas de Estados Unidos, Portugal, España, Austria y otros países productores, hubo coincidencia en que si la suba de aranceles se concreta se plantearía una situación muy complicada para la industria global, ya que desestabilizaría muchísimo el panorama y no sería bueno para nadie”, comentó.
Una de las razones que evalúan los participantes de Prowein en ese sentido es que “dada la relevancia que tiene el vino europeo en Estados Unidos, una restricción de ese tipo dejaría muy afectado todo el sistema de distribución en ese país, que es una herramienta clave, porque hay muchos distribuidores cuya existencia depende de la venta de vino de Europa y que podrían desaparecer”.
Y esto sería un impacto negativo también para las exportaciones argentinas, dado que los distribuidores juegan un rol fundamental para cualquier producto que desea ingresar y tener éxito en el mercado estadounidense debido a su extensión y a la diversidad de regulaciones que están vigentes en los diferentes Estados de la Unión.
Pero también se plantean dudas sobre los efectos que la medida puede tener en otros mercados fuera de Estados Unidos a los cuales llegan los vinos argentinos, como por ejemplo Reino Unido, Brasil y China.
El excedente de vino europeo podría dirigirse hacia esos destinos y desplazar a los productos argentinos, provocando un costo mayor al beneficio que podría representar el incremento de la cuota de mercado en Estados Unidos.
Claro, que es tentador suponer que el vino argentino podría favorecerse de una mayor demanda en Estados Unidos por un encarecimiento de la competencia europea. Aunque también podría obtener el mismo beneficio la producción de Chile y Australia.
Los antecedentes de Trump juegan a favor de los que esperan un impacto positivo
Un estudio del Observatorio Vitivinícola Argentino sobre la política arancelaria de Donal Trump -publicado días antes de la amenaza del 200% para Europa- alienta la expectativa de mayores ventas argentinas, siempre y cuando no queden alcanzadas por las barreras más altas.
Al menos, toma como antecedente que en la primera gestión de Donald Trump y también en un entorno de disputas comerciales, “se impuso a las importaciones de productos agroalimentarias provenientes de Europa un arancel del 25%”.
“En aquella ocasión, la aplicación de los aranceles de parte de los Estados Unidos a los productos europeos comenzó en octubre de 2019 y solo en 2020 los aranceles provocaron caídas de las exportaciones de vinos europeos a EEUU, tanto en valor como en volumen. Esta medida sobre el vino importado desde la Unión Europea recién se revirtió en marzo de 2021”, añadió.
Y concluyó: “Esta situación representó una oportunidad para las exportaciones de vino argentino durante 2019, 2020 y parte del 2021; años que arrojaron valores positivos para las exportaciones argentinas de vino con destino EEUU. En cambio, Francia y España tuvieron resultados negativos en sus exportaciones, particularmente durante el año 2020”.
Las exportaciones de vino europeo a Estados Unidos sumaron en 2024 alrededor de u$s5.200 millones. La cifra es más que relevante si se tiene en cuenta que el pico de exportaciones totales de vino argentino a EEUU se logró en 2022, con u$s220 millones.
Además, por los cambios de hábitos de los consumidores -que se vuelcan a opciones más saludables y con menos alcohol- esa cifra viene bajando año tras año.
De todos modos, los bodegueros argentinos prefieren no soslayar un dato clave: Trump tiene en ciernes una suba generalizada de aranceles para los agroalimentos, que llevaría la cifra al 10%.
Esto, de concretarse para el caso argentino, provocaría un aumento considerable de precios. En la actualidad, los vinos argentinos pagan una suma fija para ingresar a Estados Unidos.
Según el Observatorio Vitivinícola, el vino fraccionado paga u$s0,063 por litro; el vino espumante paga u$s0,198 por litro y el vino a granel paga u$s0,140 por litro.
Si bien la suma fija implica una carga mayor para los vinos de menor valor, la generalización del arancel al 10% obligaría a aplicar un ajuste importante de precios a menos que las bodegas estén dispuestas a absorber esa porción como mayores costos para no perder mercado.
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