Walmart, la empresa de retail más grande del mundo, pateó el tablero en materia ambiental y blanqueó una realidad que los expertos venían señalando: anunció que no podrá cumplir con sus objetivos globales de reducción de emisión de gases porque su ritmo de crecimiento se lo impide.
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Cambio climático: Walmart patea el tablero ambiental y admite que no podrá cumplir sus planes de reducción de emisiones
La mayor cadena de retail del mundo dijo que se retrasarán los objetivos previstos para 2025 y 2030. Culpó a factores que están fuera de su control.
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“Si bien continuamos trabajando hacia nuestro objetivo aspiracional de cero emisiones para 2040, el progreso no será lineal. Nuestra trayectoria y desafíos relacionados con la política energética, la infraestructura y la disponibilidad de tecnologías rentables con bajas emisiones de carbono probablemente retrasarán el logro de nuestros objetivos previstos para 2025 y 2030”, señaló la empresa en un comunicado.
“Si bien continuamos trabajando para lograr nuestros objetivos, el progreso depende de muchos factores fuera de nuestro control, incluidas las políticas públicas, el surgimiento y la rentabilidad de tecnologías bajas en carbono y amplias transiciones sectoriales en los sistemas energéticos, el transporte, los materiales y la agricultura”, detalló.
La intención de Walmart de desligar responsabilidades en áreas ajenas como la logística, la provisión de energías renovables o el equipamiento, no cayó bien entre los especialistas ambientales.
“Walmart no puede cumplir sus metas debido a su continuo crecimiento comercial. Esto demuestra que desacoplar el crecimiento económico de las emisiones de carbono sigue siendo, en gran medida, una ilusión. Para avanzar hacia modelos regenerativos, las empresas deben priorizar un crecimiento cualitativo en lugar del crecimiento cuantitativo”, cuestionó Alex Godoy-Faúndez, Climate Policy Advisor e integrante del Climate Change Council de Chile.
“Este caso es un ejemplo más de cómo las empresas abordan la sostenibilidad en la medida en que no afecte sus objetivos de crecimiento y beneficios. Walmart, como muchas otras compañías, implementa iniciativas para reducir su impacto ambiental, pero estas acciones están condicionadas por la prioridad de seguir creciendo”, añadió.
Walmart mencionó entre las causas del retraso en el logro de sus objetivos para 2025 (reducción del 35% de las emisiones) y 2030 (reducción del 65%) “los desafíos relacionados con la política energética, la infraestructura y la disponibilidad de tecnologías bajas en carbono rentables".
En concreto citó la imposibilidad de reemplazar un sistema de refrigeradores antiguos, el aumento de la huella de transporte por parte de sus proveedores de mercaderías y una desaceleración en la adquisición de energías renovables por una oferta escasa que no alcanzó para acompañar el crecimiento de sus operaciones.
Los equipos de refrigeración obsoletos son considerados un elemento clave ya que contribuyen al 55% de sus emisiones de Alcance 1 y 2. En cuanto a la logística, Walmart declaró una mayor dependencia del transporte dado que asumió operaciones de flotas que antes gestionaban terceros, lo que incrementó las emisiones vinculadas al combustible.
En relación a la desaceleración en la transición a energías renovables, se destaca que sólo el 48% de sus operaciones se alimentan actualmente de energías limpias. Pese a que firmó acuerdos por más de 2 gigavatios de energía renovable entre 2020 y 2023, esos flujos todavía están lejos de su objetivo de contratar 10 gigavatios adicionales antes de 2030.
Todo contribuyó para que en el último año las emisiones interanuales de Walmart aumenten un 3,9% debido al "crecimiento del negocio y otros factores", admitió. Esto demostró además que los resultados previos fueron insuficientes: sus emisiones operativas (Alcance 1 y 2) disminuyeron un 19,3 por ciento en relación con su línea de base de 2015, mientras que se informó que la intensidad de carbono disminuyó un 45% durante el mismo período.
Cómo hará Walmart para equilibrar crecimiento comercial con sostenibilidad
Para reforzar su defensa, la cadena de retail destacó: “Seguimos ampliando nuestra cartera de energía renovable interna y externa, y en 2032 el 48 % de nuestras necesidades globales de electricidad se cubrirán con fuentes renovables, en línea con los objetivos”.
“Logramos nuestro objetivo del Proyecto Gigatón seis años antes, y los proveedores informaron sobre proyectos que se espera superen los 1.000 millones de toneladas métricas de emisiones acumuladas reducidas, evitadas o secuestradas en las cadenas de valor globales para 2030. Seguimos priorizando las reducciones en las emisiones de las cadenas de valor, incluso a través de la continuación del Proyecto Gigatón”, agregó.
El Proyecto Gigatón es una iniciativa para reducir emisiones en su cadena de suministro, la cual logró avances a principios de 2024 con la participación de 3.500 proveedores. Así la empresa evitó 1.000 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero.
Con ventas que alcanzaron los u$s642.000 millones en 2024 y un crecimiento proyectado de hasta el 5,1% para el próximo año fiscal, Walmart enfrenta el desafío de equilibrar su expansión con los planes de sustentabilidad climática. Como un pequeño punto a su favor, los analistas destacan que es que es de las pocas corporaciones grandes que reconoce no haber logrado sus objetivos climáticos en los plazos que se había fijado.
De todos modos, Walmart tiene antecedentes frescos de idas y vueltas en lo que hace a otras políticas de responsabilidad social. En noviembre pasado, por caso, comenzó a tomar medidas de distanciamiento con los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), sumándose a la corriente imperante entre empresas de Estados Unidos en esta materia como Harley-Davidson, Tractor Supply y John Deere.
Por ejemplo, suspendió la venta de productos de temática LGBTQ en su plataforma on line y también decidió la interrupción del aporte de datos a una ONG que dedicada a monitorear políticas relacionadas con los derechos de esa comunidad.
También anunció que cerrará el Center for Racial Equity, una organización benéfica a la cual había prometido destinar u$s100 millones durante cinco años para financiar programas contra la discriminación racial en Estados Unidos.
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