De magnate inmobiliario con una fortuna de 50 millones a vivir en un motorhome con solo 135 dólares en el banco: cómo cayó en quiebra Rob Lloyd

Llegó a ser uno de los ciudadanos más ricos de todo Gales, pero terminó en la quiebra, sin siquiera una vivienda.

El Galés pasó de tener 44 millones a vivir en un motorhome.

Si algo fue inesperado en la historia de Rob Lloyd es que terminara viviendo en su motorhome. Y es que tenía una gran habilidad en la compraventa de propiedades, y así llegó a ser uno de los hombres más millonarios de Gales y el Reino Unido. Pero de tenerlo todo, pasó a quedarse con 135 dólares en su cuenta bancaria, y teniendo que dormir en su motorhome.

Estaba establecido en el universo de las operaciones inmobiliarias, precisamente compraba propiedades a precio de remate, las reconstruía y restauraba de la mejor manera y las vendía obteniendo grandes ganancias. De esa manera pudo montar un monstruo inmobiliario con fuerte presencia en el Reino Unido, pero la crisis pudo con él.

El ascenso de Rob Lloyd: de las casas en ruinas a una fortuna millonaria

Inició invirtiendo en propiedades menores que se encontraban en la ruina, y con más trabajo que dinero, comenzó a revenderlas luego de una reconstrucción y a ganar mucho dinero. Así pudo fundar su inmobiliaria Eatonfield Group en el año 1998. Con esta metodología, continuó con la compra y venta de propiedades, y tan sólo 8 años después logró que su empresa cotizara en la Bolsa de Londres.

Se decía que "todo lo que tocaba lo convertía en oro". El valor aproximado de su empresa era de 50 millones de dólares, y en ese tiempo no se privaba de nada. Construyó una pista de carreras de caballos, compró algunos de estos animales y granjas. En aquel entonces, se calculaba que su salario anual era de 472.000 dólares.

La quiebra, la enfermedad y la reconstrucción de su vida

Pero todos esos años de ascenso económico y social se fueron rápidamente por la borda a raíz de la depresión de 2008, lo que para Rob Lloyd fue "la peor depresión en 80 años". Ya en 2011, frente al colapso de la burbuja inmobiliaria, su empresa quebró y quedó en la ruina. Y así como la había construido, tuvo que venderla. Se quedó sin pista de caballos, y también sin caballos, ni granjas, ni autos, ni propiedades.

Además, su segundo matrimonio fracasó y se tuvo que ir a vivir a su motorhome al campo con un saldo bancario mínimo. En su cuenta le quedaban apenas 135 dólares. A pesar de todos los obstáculos y su caída, está dedicando su tiempo a otra de sus empresas, Bearmont Group, que opera en el mismo sector que la anterior y la considera estable.

Está reconstruyendo su fortuna y además se está sobreponiendo a un problema grave de salud que viene arrastrando desde 2019, después de correr en la Maratón de Londres.

Ahora, con tres hijos adultos de su primer matrimonio, Rob acaba de casarse con su tercera esposa, María. Y según él, se encuentra disfrutando de esta etapa de su vida y feliz con su pequeña hija de 6 años.