La década de los 90 marcó una época inolvidable para millones de personas. En esa época, surgió uno de los inventos más recordados: el Tamagotchi, un juguete que conquistó a toda una generación y que esconde una misteriosa leyenda.
El invento millonario que fue sensación a fines de los 90 y que tiene una increíble leyenda
Con ventas que superaron los 20 millones, marcó tendencia entre los más chicos.
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Aquel pequeño dispositivo en forma de huevo se convirtió en un fenómeno cultural y tecnológico. Mientras los jóvenes sintonizaban sus programas favoritos o cantaban sus éxitos preferidos, también dedicaban horas a cuidar de sus mascotas virtuales, marcando una conexión única entre tecnología y entretenimiento.
Furor y caída de los Tamagotchi
Este invento tan revolucionario para esa época, irrumpió en el mercado en 1996, captando la atención de niños y adolescentes con su innovadora propuesta: un pequeño dispositivo donde los usuarios cuidaban de una mascota virtual. Desde alimentarla hasta limpiarla y jugar con ella, este invento exigía una dedicación constante. Si se descuidaba, la mascota digital moría, dejando como recordatorio una lápida en la pantalla. Esta dinámica lo hizo extremadamente adictivo y, al mismo tiempo, un desafío personal.
El éxito fue abrumador. Bandai, la empresa detrás del simpático invento, vendió más de 20 millones de unidades en Japón en menos de dos años, y cifras similares en el resto del mundo. Para finales de los 90, el pequeño aparato ya era un símbolo de la infancia para muchos, llenando patios de colegios y convirtiéndose en tema de conversación en cualquier rincón del planeta.
Sin embargo, como toda moda que sube rápido, su declive fue igual de abrupto. En 1999, el mercado estaba saturado debido a una sobreproducción masiva. Las tiendas comenzaron a devolver miles de unidades que no lograban vender, y Bandai enfrentó una crisis financiera significativa, con pérdidas que ascendieron a 35 millones de dólares. Este exceso de stock marcó el inicio de la caída del Tamagotchi, relegándolo al olvido durante algunos años.
A partir del año 2000, la compañía intentó recuperar el interés lanzando nuevos modelos y versiones mejoradas, pero nunca logró alcanzar el nivel de furor inicial. Aun así, el Tamagotchi dejó un legado imborrable, siendo recordado como un ícono de los años 90 y principios de los 2000.
Tamagotchi y la leyenda de Odaiba
Uno de los aspectos más fascinantes de la historia del Tamagotchi es la leyenda urbana que rodea su supuesto destino final. Según los rumores, la empresa habría enterrado millones de dispositivos no vendidos en la isla artificial de Odaiba, ubicada en la bahía de Tokio. Este lugar, conocido por su transformación de fortaleza defensiva a centro turístico, se convirtió en el epicentro de un relato intrigante.
La historia evoca inevitablemente la famosa anécdota del videojuego E.T. de Atari, cuyos cartuchos fueron enterrados en un vertedero de Nuevo México tras su fracaso comercial. En el caso del Tamagotchi, la leyenda sugiere que Bandai habría optado por esconder su exceso de inventario en Odaiba como una medida desesperada ante las pérdidas financieras.
Aunque esta versión es cautivadora, no hay pruebas concretas que confirmen el entierro masivo de los juguetes. Los expertos coinciden en que lo más probable es que los dispositivos sobrantes fueran destruidos mediante métodos convencionales. A pesar de ello, programas de televisión japoneses y publicaciones en redes sociales mantienen viva esta teoría, transformándola en parte del legado cultural del juguete.
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