Las brechas de género en el mundo de los negocios continúan siendo un tema sin resolver para las agendas globales. Más allá de los avances, los desafíos a los que se enfrentan las mujeres a la hora de emprender siguen siendo profundos y cambian en cada región.
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Hay grandes desafíos a nivel estructural que se deben abordar para lograr la participación plena de mujeres en Venture Capital.
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“Para que más mujeres emprendedoras accedan a financiamiento desde Fondos de Inversión es fundamental trabajar en varios frentes”, aseguran las expertas.
¿Qué motivaciones llevan a las mujeres a emprender un negocio? ¿Cuáles son los caminos que debemos trazar para que más mujeres emprendedoras en América Latina accedan a fondos de inversión de capital? ¿Cuáles son las barreras a las cuales aún se enfrentan?
Según el último Reporte del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2023/24, las tasas de actividad inicial de las mujeres han aumentado de un promedio del 6,1% entre 2001-2005 al 10,4% para el período 2021-2023.
“Desde mi experiencia en el ecosistema emprendedor y tecnológico, he identificado varias barreras que enfrentamos las mujeres al emprender. Algunas son estructurales, otras culturales, pero todas requieren soluciones concretas y colaborativas: falta de acceso al financiamiento, falta de role models y redes de apoyo, estereotipos de género y sesgos inconsistentes, conciliación de la vida personal con la profesional”, afirma Natalia Jasin, Directora General y Fundadora de Bounty EdTech.
Perfil del emprendimiento femenino en América Latina
En América Latina, más del 50% de las emprendedoras que viven en países de bajos ingresos son jóvenes (menores de 35 años), similar a lo que sucede con sus pares masculinos. En estos países, el emprendimiento suele ser una alternativa ante la falta de empleo formal. En contraposición en países de ingresos medios, el emprendimiento femenino es más diversificado, con una mayor presencia de mujeres mayores de 35 años. Aquí, el emprendimiento no solo responde a la necesidad, sino también a la búsqueda de independencia económica y oportunidades de negocio.
Por su parte, Lorena Suarez, Managing Partner de Alaya Capital, señala que según un estudio de un fondo estadounidense (Harlem Capital), sólo el 5% de las startups en América Latina fueron fundadas exclusivamente por mujeres.
Por otro lado, los equipos fundadores mixtos, conformados por hombres y mujeres, representaron el 12% de las empresas y captaron el 23,2% del capital recaudado en ese año.
“En Argentina, de acuerdo con el informe elaborado junto a ARCAP, la brecha de género en el ecosistema emprendedor, el 25,3% de los equipos fundadores incluyó al menos una mujer. Sin embargo, al analizar la composición total de los equipos fundadores, solo el 13,2% de los emprendedores eran mujeres, evidenciando una brecha significativa en la participación femenina dentro del ecosistema emprendedor del país”, destacó Suárez.
Si se focaliza en los tipos de emprendimiento, el reporte del GEM señala que las mujeres de nuestra región inician negocios como trabajadoras independientes o solopreneurs (sin empleados).
Además, en sectores como servicios, comercio minorista y educación hay una alta presencia de mujeres emprendedoras. Aunque en menor proporción, también hay mujeres en emprendimientos de alto crecimiento e innovación, aunque en menor proporción que los hombres.
¿Qué aportan las mujeres a la toma de decisiones o al diseño de empresas?
Para Suárez la clave radica en que se necesita diversidad cognitiva en los equipos para aumentar la probabilidad de éxito de las empresas. “La diversidad de género es un tipo de diversidad cognitiva, porque va más allá de la perspectiva de género y porque impacta directamente en la innovación y el desempeño de toda la empresa”, agregó.
“Vivimos en la era del conocimiento, la que requiere tomar decisiones complejas, rápidas y con mayor incertidumbre. Así, la diversidad nos permite lograr más puntos de vista para resolver desafíos y aumentar la probabilidad de éxito. Entonces, si la diversidad de género es un tipo de diversidad cognitiva, y trae resultados superiores, ¿no resulta obvio que debemos buscarla en todos los ámbitos de decisión?”, cuestionó la referente de Alaya Capital.
“El talento está, las ideas también. Necesitamos más oportunidades”, remarcó Natalia Jasin. “Por esa razón, tenemos la convicción de que las industrias de mayor crecimiento, tales como fintech, inteligencia artificial y economía digital, deben abrir más espacios a las mujeres. Para ello, desde Bounty EdTech trabajamos en la generación de programas específicos de formación en tecnología para mujeres emprendedoras, como es el caso del Programa Mil Mujeres en Inteligencia Artificial, impulsado en conjunto con Intel, Positivo BGH y la Universidad Tecnológica Nacional de Argentina. Pero también buscamos que más empresas inviertan en estos programas para maximizar el impacto de sus propuestas y que al mismo tiempo estén relacionadas con sus objetivos comerciales y aumenten su relacionamiento con aliados estratégicos”, añadió Jasin.
En esta línea, la directora ejecutiva señaló que otras vías posibles pueden ser el impulsar hackathones y desafíos de innovación con empresas y universidades, y promover espacios de networking y alianzas entre startups femeninas y grandes corporaciones.
“El hecho de que la formación del equipo fundador, además de diverso en género, está conformado por founders con historias de vida distintas, carreras complementarias, intereses diversos y principalmente experiencia en lo que la startup necesita (tecnología específica, especialistas en comercialización, negocios, producto y growth, por mencionar algunos) permite analizar desafíos (que no serán pocos) y posibles soluciones desde múltiples perspectivas. Asimismo, esto le permitirá adoptar modelos de liderazgo más colaborativos y empáticos”, sugirió Lorena Suárez.
Emprender e invertir, un largo camino para potenciar el liderazgo femenino
Desde Alaya Capital señalan que el principal desafío para un fondo de Venture Capital que busque invertir en proyectos liderados por mujeres es la limitada disponibilidad de deal flow. Esto se debe a que los emprendimientos fundados por mujeres siguen siendo una minoría en el ecosistema.
Por otra parte, en América Latina, las mujeres efectúan el 8% de las inversiones y en el mundo las mujeres socias en fondos de inversión representan el 4,5%.
“No es una novedad que si bien las mujeres somos la mitad de la población mundial no estamos debidamente representadas en el ámbito de los negocios, incluido el de las inversiones. Dar visibilidad al problema es solo el primer paso. Somos conscientes de que llevará tiempo, pero hay avances relevantes, tanto del lado emprendedor como inversor. Por esta razón, tanto a nivel personal como desde Alaya Capital, apoyamos activamente iniciativas que buscan cerrar esta brecha. Sumado a esto creamos un plan de acción para promover la diversidad a nivel portafolio y a nivel firma”, mencionó Suárez.
Según la referente de Alaya Capital se refirió a un reporte de Crunchbase en el que se menciona que cuando los equipos de inversión cuentan con hombres y mujeres, los exits llegan a ser hasta 9.7% más rentables. También, mejoran su toma de decisiones al poder contar con una perspectiva más amplia del mercado: estudios indican que las mujeres globalmente están a cargo del 70% de las decisiones de compra de productos y servicios para el hogar y sus familias. “Tener mujeres inversoras que entiendan si las compañías a invertir tienen un producto que tendrá éxito con el consumidor es sumamente relevante”, remarcó.
Hay grandes desafíos a nivel estructural que se deben abordar para lograr la participación plena de mujeres en Venture Capital: la educación financiera, la propiedad del capital, las brechas salariales, las desigualdades en tareas de cuidado, la cultura de la inversión masculinizada, entre otras.
“Para que más mujeres emprendedoras accedan a financiamiento desde Fondos de Inversión es fundamental trabajar en varios frentes”, afirmó Jasin, quien detalló algunos de estos caminos:
- Más formación en inversión y financiamiento: Muchas emprendedoras tienen modelos de negocio sólidos, o ideas disruptivas que de verdad le cambian la vida a la gente, pero no siempre acceden a la formación necesaria sobre cómo presentar su propuesta de valor a inversores. Programas específicos sobre pitching, estructuración financiera y estrategia de escalabilidad pueden marcar la diferencia al momento de captar inversión.
- Construcción de redes estratégicas: Es clave que más mujeres accedan a eventos, fondos de inversión con perspectiva de género y espacios de networking donde puedan conectar con inversores y otros founders. Para eso las Comunidades de emprendedores como Tribu o Emprendedoras LAC son esenciales.
- Visibilización de casos de éxito femenino: La falta de role models en el ecosistema emprendedor refuerza la brecha. Es clave dar visibilidad a las mujeres emprendedoras, pero también que éstas puedan mostrarse vulnerables y auténticas para generar empatía y acercamiento.
- Fondos con enfoque en diversidad: Es necesario que haya más Venture Capitals con políticas activas para invertir en startups lideradas por mujeres. Si bien hay iniciativas como WeXchange o fondos de impacto de BID Lab, aún queda un largo camino para equilibrar la distribución del capital.
- Cambio de narrativa “Potencial vs. Rentabilidad Inmediata”: Los VC suelen evaluar a las mujeres emprendedoras con más exigencia, buscando rentabilidad inmediata en lugar de apostar por el potencial de crecimiento, algo que no sucede con la misma frecuencia en startups lideradas por hombres. “Necesitamos cambiar esta mentalidad en el ecosistema inversor”, señaló Jasin.
“Estoy convencida de que si logramos saltar las barreras e involucrar activamente a mujeres inversoras lograremos mejorar el desempeño de los fondos en general, apoyar el crecimiento de más empresas y, en consecuencia, de toda la región”, subrayó Suárez.
“El camino es la colaboración. Ninguna estrategia funciona de manera aislada. Si logramos articular esfuerzos entre sector privado, gobiernos, fondos de inversión, comunidades y universidades, podremos cambiar el paradigma y abrir las puertas a una nueva generación de mujeres emprendedoras en América Latina”, concluyó Jasin.
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