Traer recuerdos de un viaje es una tradición universal. Desde imanes hasta delicados adornos, millones de personas eligen estos objetos para inmortalizar experiencias únicas. Entre ellos, las bolas de nieve se convirtió en un ícono, nacidas por accidente en Viena a inicios del siglo XX y transformadas en un fenómeno global.
Es un adorno, fue creado "por error" y terminó siendo un invento millonario: la historia de las bolas de nieve
Inventadas en 1900 por el austríaco Erwin Perzy, estas esferas encantaron a millones al capturar la magia de una nevada en miniatura.
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Este simple adorno, que encapsula un paisaje nevado en miniatura, tiene una historia que mezcla ingenio, casualidad y visión. Desde su invención, no solo adorna hogares, sino que también generó una industria millonaria que sigue creciendo más de un siglo después. ¿Qué ocurrió para que este curioso objeto alcanzara tanta relevancia?
Cómo se originaron las bolas de nieve
La historia de las bolas de nieve comenzó en Viena, Austria, en el año 1900. Su creador, Erwin Perzy I, un artesano especializado en instrumentos quirúrgicos, trabajaba en un proyecto para mejorar la iluminación en los quirófanos. Inspirado en una lupa utilizada por zapateros para intensificar la luz, experimentó con un globo de cristal lleno de agua. Al añadir partículas reflectantes, buscaba amplificar la claridad, pero lo que consiguió fue algo completamente distinto: las partículas caían lentamente, creando un efecto visual que recordaba una nevada.
Este hallazgo fortuito dio origen a la primera bola de nieve. Perzy incorporó una miniatura de la Basílica de Mariazell dentro del globo, creando una pieza que no tardó en captar la atención. El diseño inicial, sellado sobre una base de madera, fue registrado como “bola de cristal con efecto de nieve”. Junto a su hermano Josef, Perzy inauguró un pequeño taller en Viena, donde comenzaron a producir estas esferas mágicas.
Aunque su propósito inicial fracasó, las bolas de nieve pronto se convirtieron en un fenómeno decorativo. Los primeros diseños, centrados en motivos religiosos, atrajeron a peregrinos de Mariazell. Al notar el potencial comercial, los hermanos ampliaron su catálogo con nuevas escenas que abarcaban paisajes más generales.
El legado de esta creación trascendió generaciones. La familia Perzy no solo mantuvo viva la tradición, sino que la adaptó a los cambios culturales y tecnológicos. Incluso durante las adversidades históricas, como las guerras mundiales y la Gran Depresión, lograron conservar su empresa. En la actualidad, bajo el liderazgo de Sabine Perzy, la cuarta generación familiar, la magia de las bolas de nieve sigue cautivando al mundo.
Expansión de las bolas de nieve por el mundo: El Original Wiener Schneekugelmanufaktur
El taller donde todo comenzó, conocido como Original Wiener Schneekugelmanufaktur, sigue siendo un emblema en Viena. Fundado en el distrito de Hernals, este espacio produce hoy más de 300,000 bolas de nieve al año, todas pintadas y ensambladas a mano. Su producción artesanal garantiza la calidad y autenticidad de cada pieza.
"Cada bola de nieve que fabricamos es única, como un copo de nieve", explica Erwin Perzy III, nieto del fundador. "Incluso después de más de un siglo, nuestro objetivo sigue siendo llevar alegría a millones de personas alrededor del mundo". La fábrica ha diseñado modelos personalizados para figuras destacadas, desde Barack Obama hasta marcas como McDonald’s.
La expansión global comenzó oficialmente en 1955, cuando Erwin Perzy II presentó nuevos diseños navideños en la Feria Internacional del Juguete de Núremberg. Este evento marcó el inicio de la exportación masiva hacia mercados clave como Estados Unidos, donde las bolas de nieve vienesas se consolidaron como íconos de la temporada festiva.
A pesar de las imitaciones, la "Original Wiener Schneekugelmanufaktur" mantiene su reputación como la cuna de estas piezas únicas. Con modelos que van desde escenas clásicas hasta diseños personalizados, su impacto cultural es innegable, convirtiendo un experimento fallido en un fenómeno global que sigue fascinando generaciones.
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