25 de septiembre 2024 - 18:30

Fue multimillonario pero tras perder toda su fortuna se mudó a una isla desierta para empezar de nuevo

Una decisión tan drástica como el crash del 87, crisis que derrumbó absolutamente todo su patrimonio.

David Glasheen ex multimillonario australiano que vive en una isla despoblada.

David Glasheen ex multimillonario australiano que vive en una isla despoblada.

David Glasheen era un multimillonario australiano residente de Sydney, que se había hecho rico gracias a la extracción de oro en Papúa Nueva Guínea. De todas maneras, nació en una familia profesional. Su padre era abogado y su madre una dietista. En su juventud, luego de graduarse, trabajó en una industria tabacalera y lanzó su propia marca de helados.

Pero lo que lo catapultó a la riqueza fue el consejo de uno de sus amigos, cuando le contó de esta zona donde se creía que había oro. No obstante, recaudó 2 millones de dólares para realizar la exploración, y lo logró en el año 1980. A partir de allí su empresa minera comenzó a crecer y llegó a cotizar en bolsa a 1,4 dólares por acción.

David Glasheen

Durante el Crash del año 1987, la crisis financiera de Estados Unidos se trasladó un día después a Australia, él decidió no vender sus acciones para no aumentar el pánico en los inversores, pero al terminar la jornada se desplomaron a 0,02 centavos de dólar.

La historia de David Glasheen, el exmultimillonario que vive solo en una isla desierta desde hace más de 20 años

A partir de entonces su vida cambió drásticamente, empezó a pedir préstamos para sostener su nivel de vida, se deprimió, se hizo alcohólico y se fue quedando sólo después de que su esposa lo dejara. Al estar tapado de deudas, y presionado por los bancos, tomó la decisión más impactante de su vida, ir a vivir a una isla como un náufrago.

Se trataba de un pedazo de tierra, el Parque Nacional de la Isla Maalpiku, o Restoration Island. Cerca del norte de Queensland a 3200 kilómetros de Sydney. El acceso es complicado, sólo en avión, luego 50 kilómetros por rutas peligrosas y por último un viaje en bote de 15 minutos. Pero para él valía la pena, era un paraíso de arenas blancas y aguas turquesas.

En 1997 hizo las maletas con poca ropa, linterna, medicamentos, productos de higiene y se mudó. Nunca regresó. Construyó una serie de estructuras muy precarias con la ayuda de algunos amigos y según su filosofía de vida "cada pequeño artículo que hay en la isla puede servir para algo".

Es decir, pasó de una vida de privilegios, a aprovechar cada recurso que le brinda la naturaleza, y vivir en la compañía de animales y naturaleza. Tiene 80 años, y solo regresa a la ciudad cuando necesita comprar mercadería como productos de higiene o cosas que no puede conseguir naturalmente.

Pero es especialista en la fabricación de cerveza artesanal, y como sabe hacer licores y vinos tiene un pequeño bar para agasajar a los visitantes de la isla.

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