Donald Trump acaba de ganar la elección presidencial en los EEUU. Mejor dicho, Donald Trump acaba de arrasar en la elección presidencial de los EEUU cuando se esperaba que la cosas fuera mucho más pareja. ¿Qué paso?
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Ganaron Trump y los apostadores; perdieron Harris y el establishment
Si alguien podía pensar que el giro que dieron los EEUU en 2016, al elegirlo por primera vez, fue un accidente histórico, hoy está claro que el país cambió y ese cambio llegó para quedarse.
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Ayer por la mañana y por primera vez desde el 25 de octubre, la gente de RCP estimaba que la chance de Kamala Harris de hacerse de la presidencia norteamericano era un décimo mayor que la de Donald Trump (48.7% as 48.6%), en tanto los de “5.38” le asignaban una chance de 48% y 46.8% a él.
Casi en paralelo con el inicio de la votación los del “The Economist”, incrementó la chance de ganar que le asignaba su “modelo” de 50% a 56%, asignándole 276 electores, mientras devaluaba a Donald Trump al 43% y 262 electores.
Las estimaciones antes de la elección eran que los republicanos tenían asegurados 219 votos electorales y los demócratas 226, con lo que Trump necesitaba conseguir 51 si quería hacerse de la presidencia mientras Harris solo 44.
Se entiende entonces que, si bien los números estaban muy justos, al punto de la indiferencia estadística, el establishment “se jugara” por Kamala Harris.
Donde fue la pelea
Los votos que estaban en disputa fueron los de Michigan (aporta 15 votos; en 2020 Biden ganó por el 2.8%), Nevada (6 votos, 2.4%), Pennsylvania (19 votos, 1.2%), Wisconsin (10, 0.6%), Arizona (11, 0.3%), Georgia (16, 0.2%) y North Carolina (16; gano Trump 1.3%).
De estos, Michigan y Wisconsin se suponía serian para los azules (sumaban entonces 251 votos), Georgia, North Carolina y Arizona para los colorados (alcanzaban los 262 votos) y la gran duda eran Pennsylvania y Nevada, donde las encuestas hablaban de una diferencia de menos de medio punto, que en los últimos días estuvo oscilando a favor y en contra de los dos candidatos (estimaciones de “5.38” y RCP).
Así, aunque una victoria en Nevada era bienvenida -especialmente por su efecto en el Senado-, no era necesaria para hacerse de la presidencia, mientras lo que pasara en Pensilvania resultaba crucial.
Al momento de escribir estas líneas, los resultados de Alaska, Arizona, Nevada y Michigan se seguían contando, pero “el Rubio” ya se había asegurado 277 electores (“La Morocha, 244”) que podrían llegar a superar los 300.
Lo que, es más, Trump se aseguró una mayoría de 52 senadores (los Demócratas tenían la mayoría con 51), que podrían llegar a 55 una vez que se contabilicen los resultados de Arizona, Nevada y Wisconsin. Y si bien está en duda -son muchos los votos que faltan contar- existe la posibilidad que se haga también de la Cámara Baja, donde al escribir estas líneas los Republicanos iban arriba.
Es que en contra de todos los cálculos -ni siquiera los apostadoras se jugaban por esto, los números eran 74% que no 26% que sí; Polymarkets- Trump esta a un tris de anotarse como el segundo presidente Republicano que gana el voto popular en los últimos 32 años. Estrictamente deberemos esperar a ver qué pasa con California, lo que tomaría un par de semanas, pero al escribir estas líneas el superaba a Harris por 4.9 millones de votos, lo que hace incuestionable su victoria.
La -segunda- mejor candidata
Posiblemente Michelle Obama hubiese sido una mejor candidata, pero cuando fue nominada en agosto como candidata presidencial de los demócratas, Kamala Harris parecía tenerlo todo para ganar, el “momentum”, el apoyo de las mujeres, los artistas, los intelectuales y los medios, pero por sobre todo, una suma inmensa de dinero para su campaña.
Según ADImpact, los demócratas gastaron en total más de u$s5,010 millones y los Republicanos u$s4,170 millones durante esta campaña (incluye todos los cargos y medios): un récord de u$s10,530 millones en publicidad. En Pensilvania fueron u$s 637 contra u$ds543 y u$s 308 contra u$s 267 para la presidencial.
A Kamala los números le daban. El 15 de agosto, las apuestas estaban 54 a 44% en su favor y los de “5.38” la ubicaban 2.3 puntos porcentuales arriba de su contrincante; incluso el 4 de octubre RCP la veía 2.2 puntos arriba de Trump. Pero perdió
Como se esperaba, Harris se llevó la mayoría del voto femenino, pero fue mucho menos de lo que se preveía, apenas 54% y Trump consiguió quedarse con el 52% de la preferencia de las mujeres blancas. Claramente el foco de los Demócratas en el aborto y la desigualdad no motivó a las norteamericanas.
No descartemos ahora una feroz pelea interna dentro del partido, que se dividiría entre una extrema izquierda y un ala de centro izquierda.
Por qué ganó Trump
Sufrió dos juicios políticos, fue encontrado culpable de asalto sexual y condenado en 34 cargos una corte en Manhattan, enfrenta 116 cuestionamientos judiciales y tuvo más del 80% de los medios en contra y sufrió un atentado contra su vida. Nada de esto importó, Donald Trump será el 47avo presidente de los EEUU (a favor, poco más que Elon Musk -que ahora se convierte en un Mito- Joe Rogan y Robert Kennedy).
Los motivos son incontables -al menos tantos como hay norteamericanos- si bien la respuesta general es la misma que en las dos elecciones anteriores: Donald Trump tiene una masa de votantes silenciosos, si se quiere algunos vergonzantes, que las encuestadoras no son capaces de identificar y los medios, que le son mayoritariamente contrarios, dejan de lado.
En 2016 el 13% de quienes lo votaron se consideraban “gente de color” (negros y latinos); esta vez fueron uno de cada cinco, el 20% y por una simple cuestión demográfica -salvo que haga un pésimo gobierno- esto promete seguir incrementándose.
Lo de las mujeres ya lo vimos.
Mas allá de los números y las teorías, para entender por qué ganó bastan cuatro fotos, que explican como la “Clase Trabajadora” y el “Americano Medio” siente que recuperaron el manejo del país, de manos de las elites intelectuales.
Si alguien podía pensar que el giro que dieron los EEUU en 2016, al elegirlo por primera vez, fue un accidente histórico, hoy está claro que el país cambió y ese cambio llegó para quedarse.
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