Existe cierta idea que, hasta la llegada del actual Gobierno, la caída en un proceso hiperinflacionario, de no cambiar el rumbo económico, era algo inminente y una de las principales preocupaciones de los argentinos.
Hiperinflación: ¿realidad o percepción?
Podemos discutir horas -como ocurre con cualquier contrafáctico- sobre si la Argentina iba a caer en un proceso hiperinflacionario o no. Pero más allá de los hechos o lo que podría a haber sucedido, lo que importa no es la realidad, sino la percepción de la realidad... que algunos creen que pueden manejar.
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Lamentablemente, no contamos con encuestas que hayan venido monitoreando la cuestión. Lo más parecido -y aceptado internacionalmente- es el “What Worries the World” que realiza la gente de IPSOS Global Advisors, en la que se entrevista más de 22.000 personas de una treintena de países, incluyendo el nuestro.
La inflación un tema global y argentino
En abril de 2022 la inflación se convirtió en la principal preocupación del mundo (al menos la de los ciudadanos consultados en estos países) y en noviembre de ese año pasó a ser la principal para los argentinos.
Es importante tener en mente que estamos hablando de percepciones sobre la importancia de la inflación, no del nivel de inflación -si bien ambas cosas deberían estar vinculadas-, por lo que a priori no podemos descartar que exista algo así como un “efecto global” en la desaceleración de la inflación.
Según Ipsos, el pico del malestar se dio durante el segundo trimestre del año pasado de manera conjunta en el resto del planeta y en nuestro país. De entonces comenzó a ceder a nivel global, lo que entre nosotros habría ocurrido de manera significativa a partir de enero de este año, para alcanzar en los dos casos los niveles de marzo del año pasado.
De continuar la actual tendencia no podríamos descartar que, para fin de año, la inflación deje de ser “el tema” para el resto del mundo, donde el “Crimen y la Violencia” o la “Pobreza y la Desigualdad” podrían pasar a ser lo que más preocupe (en este sentido, las ultimas señales de la economía no son demasiado alentadoras).
En nuestro caso la cosa luce algo mas difícil, ya que para el 65% de los Argentinos la inflación resulta un tema casi excluyente, muy por encima de las demás preocupaciones (Crimen y Violencia 45%, desocupación 43%, Pobreza y Desigualdad 39%, Corrupción Política y Financiera 22%, Cambio Climático 4%, Guerras 4%, Terrorismo 2%, Coronavirus 1%) por lo que la modificación de la aprehensión que genera en la sociedad podría tomar más tiempo (prolongándose más allá de cualquier caída significativa de la inflación real).
Hiperinflación versus Inflación
Como base del argumento sobre la importancia y la caída de los temores a un proceso hiperinflacionario, gracias a los buenos manejos del poder Ejecutivo, la figura favorita son las menciones semanales del término “hiperinflación” en Google Trends, que reflejarían el interés de los argentinos por esta cuestión.
En agosto pasado, en consonancia con el incremento del costo de vida, las menciones a la “hiper” recogidas por Google comenzaron a crecer significativamente, alcanzado su pico en la semana en que Javier Milei asumió la presidencia, para caer prácticamente a cero a partir del 21 de enero pasado.
Esto daría asidero a la idea que los argentinos veíamos que “íbamos de cabeza a una hiper” y que ahora entendemos que esta situación se evitó (si fue realmente así, es otra cuestión).
El problema -la trampa- con este argumento pasa por la métrica con la que la gente de Alphabet mide el interés. No se trata de valores absolutos sino de parámetros relativos a la semana de mayores menciones. Así, 100 marca el pico de popularidad, 50 que el término fue la mitad de más popular y 0 que no hay datos suficientes para sopesarlo.
Que la inflación es y ha sido un tema de importancia para los argentinos -jamás tanto como el dólar- es claro. Ahora, ¿la Hiperinflación fue un tema que realmente nos preocupara en estos tiempos, o se trató solo de pirotecnia política?
Cuando comparamos las menciones para Argentina entre los dos términos, vemos que el concepto de una “hiper” fue en los últimos doce meses algo absolutamente marginal, promediado 1.2% del total, con un pico de 5.6% en la semana de las PASO y otro de 4.9% en la que Javier Milei se hizo de la presidencia, lo que sugiere el manejo político del término.
De hecho, podríamos decir que en los últimos doce meses el interés (si se quiere, “el temor”) relativo de los argentinos por la hiperinflación en la WWW fue menor al de los cuatro años previos, donde la palabra se llevó el 1.9% del total de búsquedas Hiperinflación + Inflación.
A lo mejor los argentinos íbamos hacia un inminente proceso hiperinflacionario como vaticinaron, y las actuales autoridades no salvaron de ello. A lo mejor no.
Lo cierto es que, si nos guiamos por la evidencia, a los argentinos esta cuestión tan rimbombante y teórica, no les importó y mucho menos les importa ahora. Todo lo que querían y quieren -desde al menos principios de 2018 cuando la mención al término comenzó a crecer significativamente- es que alguien elimine su principal preocupación: la “inflación”.
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