10 de octubre 2024 - 14:00

Jóvenes, multimillonarios y asesinos: el perverso historial de crímenes cometidos por Richard Loeb y Nathan Leopold

Un sentimiento de superioridad que los posicionó más allá del bien y el mal, como era de esperar, terminó mal.

Leopold y Loeb, los asesinos millonarios superdotados.

Leopold y Loeb, los asesinos millonarios superdotados.

Richard Loeb y Nathan Leopold fueron, a la vez, mejores amigos y peores enemigos. Su vanidad, elitismo y desequilibrios psiquiátricos los llevaron a cometer un crimen tan absurdo como aberrante, arruinando sus vidas y las de su familia. Aunque la verdadera víctima, fue su primo de 14 años, Bobby.

Con la excusa de mostrarle una raqueta nueva, convencieron al niño de subirse a su auto y lo desmayaron a golpes. Pusieron un trapo en su garganta que terminó asfixiándolo y engañaron a su familia para obtener un rescate millonario. Habiendo matado al niño, les hicieron creer a sus padres que estaba bien, y que si les entregaban 10.000 dólares lo devolverían sano y salvo.

Leopold y Loeb

Quiénes son Richard Loeb y Nathan Leopold y cuáles son los crímenes que cometieron

Tanto Richard Loeb como Nathan Leopold eran dos jóvenes de 18 y 19 años privilegiados. Nathan nació el 19 de noviembre de 1904 en Chicago, era hijo de inmigrantes alemanes judíos y era considerado un niño superdotado. Comenzó a hablar a los 4 meses, y con 19 ya estaba licenciado en filosofía. Hablaba 5 idiomas con fluidez y era un reconocido ornitólogo.

Su interés filosófico se centró, en especial, en Friedrich Nietzsche, quien terminó por obsesionarlo. También tenía un profundo interés por el masoquismo, la esclavitud, el bien y el mal. Después de filosofía, entró en la escuela de leyes para licenciarse en derecho. Ahí conoció a otro niño prodigio, Richard Loeb, quien pasaría a ser su mejor amigo y cómplice.

Richard nació el 11 de junio de 1905, también en Chicago, era el tercer hijo de un reconocido abogado judío de la firma Sears, Roebuck & Company. Su vida oscilaba entre la perfección académica y la obsesión por la criminalidad. Juntos despertaron el deseo de cometer un crimen perfecto.

Su relación fomentó una retroalimentación a sentirse superiores al resto. Se sentían por encima del bien y el mal, capaces de justificar livianamente cualquier acción cometida en perjuicio de otros, que eran inferiores. Esto los llevó a idear un crimen aberrante. Y tal era ese sentimiento, que no les importó asesinar a un familiar de 14 años.

Bobby Franks, primo segundo de Loeb, hijo de millonarios fue la víctima perfecta. Con la excusa de mostrarle una raqueta de tenis lo subieron al auto del padre de Richard. Apenas accedió, confiado, lo desmayaron a golpes en la cabeza. Le metieron un trapo en la garganta que lo asfixió y lo llevaron a un lugar alejado donde le tiraron ácido clorhídrico en la cara.

La desfiguración fue tal, que varios grupos de médicos tuvieron que reconocerlo para determinar si el cadáver encontrado era el de Bobby o no. Con el chico ya muerto, escribieron una carta a los padres diciéndoles que si lo querían ver de nuevo, deberían pagarles 10.000 dólares. Le aseguraron a los padres que estaba vivo y bien.

En la carta, decían exactamente dónde se encontraba Bobby, por lo que los trabajadores ferroviarios encontraron su cadáver y su plan de rescate millonario fue frustrado. Como el día de la desaparición ambos estaban por la zona, las autoridades les tomaron declaración. Aunque no sospechaban de ellos. De todas maneras, fue tal la inconsistencia de sus testimonios, que poco a poco las sospechas aumentaron, y junto con las declaraciones de algunos testigos, fueron arrinconados hasta confesar el crimen.

Aún en la confesión, se justificaron con un aire tal de superioridad que sorprendió a todos, incluso a la justicia. Fueron condenados a cadena perpetua con 99 años de prisión. Luego de unos años, Richard murió en la cárcel apuñalado por otro preso, mientras que Leopold quedó en libertad condicional luego de 35 años.

Emigró a Puerto Rico y publicó su autobiografía, formó una familia y pasó el resto de sus días estudiando aves y trabajando en un hospital. Murió en 1971 de un infarto. Según él, Richard fue su mejor amigo y a la vez su peor enemigo.

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