El sector agroindustrial en argentina está atravesando una crisis profunda que se traduce en despidos, cierres de plantas y reestructuraciones financieras. En los últimos meses, varias empresas emblemáticas del agro anunciaron ajustes drásticos, dejando en evidencia las dificultades que enfrenta la industria en un contexto económico complejo.
La tormenta perfecta en el agro: despidos, cierres y deudas millonarias
Empresas emblemáticas del sector agroindustrial enfrentan una crisis sin precedentes. Factores económicos y climáticos agravan el panorama, impactando en toda la cadena productiva.
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SanCor y Granja Tres Arroyos se suman a la ola de despidos
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SanCor pidió la apertura del concurso de acreedores
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La caída de los precios de los commodities junto con los altos costos laborales, complica a muchas firmas del campo.
Uno de los casos más notorios es el de Granja Tres Arroyos, la mayor productora de pollos del país. La empresa solicitó un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) con la intención de despedir a cientos de empleados o, en su defecto, reducir los salarios en un 21%. Esta decisión está directamente relacionada con la pérdida del mercado chino debido a la gripe aviar en 2023, lo que afectó sus ingresos. A esto se suman la presión impositiva y el tipo de cambio poco competitivo, que han encarecido los costos operativos y disminuido su rentabilidad.
Lo cierto es que la caída del poder adquisitivo en el mercado interno también tuvo mucho que ver y este mismo factor está complicando la operatoria de otras grandes firmas agroalimentarias. Por caso, recientemente la láctea Nestlé anunció que suspenderá la producción durante el mes de marzo, de manera temporal, en una de sus plantas industriales ubicada en la provincia de Córdoba. La firma detalló que la decisión responde a la necesidad de readecuación de stocks, algo lógico ante la caída de las ventas que afecta a todo el sector lácteo, fundamentalmente a aquellas firmas que tienen su foco de negocios en la comercialización de productos con mayor valor agregado.
Pero la crisis no se limita a estas empresas. SanCor, Los Grobo, Agrofina y Surcos, todas compañías de peso en el sector, solicitaron la apertura de concursos de acreedores debido a su delicada situación financiera. En conjunto, acumulan deudas que superan los u$s700 millones.
La realidad es que SanCor, la icónica cooperativa láctea, arrastra problemas financieros desde hace años y actualmente enfrenta una deuda de u$s400 millones. A pesar de múltiples intentos de reestructuración, incluyendo la venta de activos y reducción de personal, la compañía no ha logrado estabilizarse. En los últimos meses, tuvo que despedir a 300 trabajadores y reducir drásticamente su operatividad.
En el caso de Los Grobo y Agrofina, el endeudamiento supera los u$s200 millones. Afectadas por la sequía, el atraso cambiario y los problemas de financiamiento, ambas empresas entraron en cesación de pagos y solicitaron el concurso preventivo para evitar el colapso total. El mientras tanto ambas firmas siguen acumulando cheques rechazados, según los registros del BCRA, en la actualidad suman más de $7.200 millones.
La situación de Surcos es muy similar. La compañía santafesina especializada en la producción y comercialización de fitosanitarios, también enfrenta serios problemas financieros con una deuda cercana a los u$s100 millones. En este marco, no solo solicitó la apertura del concurso de acreedores sino que también pidió ante la secretaria de Trabajo un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) que tiene como objeto reducir su plantel laboral, pero con una quita en las indemnizaciones correspondientes. Hasta el momento ya desvinculó a más de 50 trabajadores y se espera que el recorte siga avanzando.
En rigor de la verdad, la crisis afecta tanto a empresas chicas, medianas como gigantes. Cargill, una de las mayores comercializadoras de productos agrícolas a nivel global, anunció una reducción del 5% de su plantilla mundial, lo que equivale a unos 8.000 despidos. En Argentina, la empresa recortó 600 puestos de trabajo en sus plantas locales. Esta medida responde a la caída del 10% en sus ingresos globales debido a la baja en los precios internacionales de los commodities agrícolas, lo que obligó a la compañía a ajustar sus costos.
Ahora bien, ¿qué está pasando realmente en el agro argentino? La situación es el resultado de una combinación de factores que vienen golpeando al sector desde hace tiempo. Por un lado, el contexto macroeconómico es adverso: las tasas de interés son elevadas, las restricciones al financiamiento complican el acceso al crédito y la rentabilidad del sector cayó fuerte en el último año. En paralelo, muchas empresas cometieron errores de gestión, apostando por planes de expansión que no pudieron sostener en un mercado cambiante.
A esto se suman factores externos como la sequía y la volatilidad de los precios internacionales. La producción agropecuaria depende en gran medida de las condiciones climáticas y, cuando estas no acompañan, los efectos se sienten en toda la cadena productiva. A nivel global, la baja en los precios de los commodities redujo los márgenes de ganancia de las empresas exportadoras, forzándolas a reestructurarse para sobrevivir.
Las consecuencias de esta crisis no son menores. Muchas de estas empresas tienen sus plantas en localidades donde son el principal motor económico, por lo que sus problemas financieros impactan de lleno en las economías regionales. En este contexto, según adelantan en el sector, es de esperarse que muchas otras empresas avancen con planes de reestructuración. El año recién comienza.
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