29 de marzo 2025 - 00:00

Pippo: el bodegón porteño que casi desaparece y hoy renace gracias a TikTok y los precios bajos

De tener varias sucursales a casi cerrar, y de ahí a convertirse en tendencia gracias a las redes sociales y su menú imbatible. La historia detrás de este fenómeno.

Hoy Pippo funciona en su tradicional local de Paraná 356.

Hoy Pippo funciona en su tradicional local de Paraná 356.

En la frenética Buenos Aires, donde los restaurantes van y vienen, hay un clásico que resiste el paso del tiempo: Pippo. Este legendario bodegón, fundado en 1936, se convirtió en un emblema de la comida casera, abundante y accesible. Pero no siempre fue un camino sencillo: de expandirse con varias sucursales a casi desaparecer en la pandemia, Pippo hoy goza de un renacimiento inesperado, impulsado por las redes sociales y sus precios amigables en tiempos de crisis.

De gloria y declive: la historia de Pippo

Pippo nació de la mano de inmigrantes italianos que trajeron a Buenos Aires la tradición del buen comer. En sus épocas doradas, el bodegón llegó a contar con varias sucursales en puntos estratégicos de la ciudad: Callao y Santa Fe, Esmeralda y Corrientes, Esmeralda y Tucumán, y hasta en el shopping Spinetto. La fórmula era sencilla pero efectiva: platos generosos, precios accesibles y un ambiente que evocaba la cocina de la nona.

Su plato insignia, el vermicelli con tuco y pesto, se convirtió en un ícono de la gastronomía porteña, una opción que atraía tanto a oficinistas como a familias enteras los fines de semana. No había lujo, pero sí sabor y cantidad, dos elementos clave en un bodegón de ley.

Sin embargo, con el correr de los años y las crisis económicas que golpearon al país, Pippo comenzó a perder terreno. Las sucursales fueron cerrando y solo quedó en pie el local de la calle Paraná 356, donde el restaurante funciona desde 1967.

La pandemia en 2020 fue el golpe más duro: restricciones, menos clientes y costos insostenibles. El histórico local de Montevideo 341 bajó sus persianas y se pensó que Pippo podría desaparecer para siempre. Pero la historia dio un giro inesperado.

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Las redes sociales, el salvavidas de Pippo

En un momento donde muchos bodegones tradicionales cerraban, Pippo encontró un aliado impensado: TikTok e Instagram. Foodies y usuarios de redes comenzaron a compartir videos y fotos de los platos abundantes y baratos del bodegón. La nostalgia de los más grandes y la curiosidad de los más jóvenes hicieron que el restaurante cobrara una nueva vida en el mundo digital.

Los videos de TikTok mostrando los vermicelli humeantes con tuco y pesto, el bife de chorizo a la Pippo - con huevo frito, morrón y papas fritas, y que junto a los mozos con delantales clásicos se volvieron virales. Los hashtags #BodegonPippo y #ComidaAbundante se llenaron de recomendaciones y críticas positivas. La magia de las redes hizo que la demanda creciera exponencialmente y que los fines de semana volvieran las filas eternas en la puerta.

Hoy, la dirección de Pippo está en manos de Alberto, un empresario que prefiere mantener un perfil bajo, pero que supo reinventar la marca sin perder su esencia. Mantener los precios accesibles en un país con inflación constante es un desafío, pero la clave está en la fidelización de los clientes y el boca a boca digital.

"No hay secretos, solo hacemos lo que hicimos toda la vida: comida casera, platos generosos y precios justos", comentan los mozos, algunos de los cuales trabajan allí desde hace décadas.

Lo cierto es que hoy, con TikTok y los foodies como aliados, Pippo no solo sobrevive, sino que florece en una ciudad donde la nostalgia y el buen comer siempre encuentran su lugar. Y cada fin de semana, la fila en la puerta sigue recordando que, aunque el mundo cambie, un buen bodegón nunca pasa de moda.

Precios que enamoran en tiempos de crisis

En un contexto de bolsillos ajustados, Pippo se destaca con su propuesta económica. Mientras que una cena en un restaurante promedio de Buenos Aires puede superar los $60.000 para dos personas, en Pippo se puede comer bien por bastante menos. Estos son algunos de sus precios:

  • Vermicelli con tuco y pesto: $6.700
  • Bife de chorizo "Pippo": $15.000
  • Milanesa de ternera con guarnición: $10.000
  • Flan con dulce de leche: $4.600

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