6 de febrero 2025 - 11:50

Puma despidió a 23 trabajadores en La Rioja y crece la incertidumbre en el sector

El gremio advierte que la empresa podría continuar recortando su plantel laboral ante la marcada caída de las ventas y el incremento de las importaciones.

En 2021 la empresa había concretado una millonaria inversión para ampliar su línea de producción. 

En 2021 la empresa había concretado una millonaria inversión para ampliar su línea de producción. 

En los últimos meses, la industria del calzado en Argentina fue sacudida por una serie de despidos que reflejan una crisis profunda en el sector. Esta semana, la empresa Puma, con planta en La Rioja, despidió a 23 trabajadores y por estas horas se especula que el recorte de personal se extendería en los próximos días.

Según explican los trabajadores, la compañía envió telegramas de desvinculación sin previo aviso y muchos de ellos lo recibieron al regreso de sus vacaciones. De todas formas, Puma se comprometió a pagar el 100% de las indemnizaciones correspondientes en el marco de la ley laboral.

La realidad es que Puma es una de las empresas de calzado más relevantes en Argentina, con una producción que abastece tanto al mercado interno como al exterior. La crisis en su planta de La Rioja pone en evidencia los problemas estructurales que enfrenta el sector, agravados por la caída del consumo y el ingreso de productos importados a precios más bajos.

En este marco, sus trabajadores advierten que la compañía venía trabajando a mitad de máquina y es por eso que desde la Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado (Uticra) están en alerta y solicitaron una reunión con directivos de la empresa para conocer el estado de situación.

En noviembre de 2021, Puma había anunciado la incorporación de dos nuevas líneas de producción a su fábrica de La Rioja, que se sumaron a las tres líneas instaladas en el primer semestre del 2021. Hacia fines de ese año la firma alcanzó un récord histórico de dos millones de zapatillas anuales producidas en la Argentina y contaba con unos 500 trabajadores. De esta manera, la empresa volvía a apostar por el país luego de que en 2017 ejecutara más de 170 despidos, producto de la caída de las ventas durante la presidencia de Mauricio Macri. Ahora, con Milei a la cabeza, la historia se vuelve a repetir.

Una industria en problemas

Como antecedente, el Grupo Dass, conocido por fabricar calzado para marcas como Adidas y Fila, anunció recientemente el cierre de su planta en Coronel Suárez, afectando a 360 trabajadores. La compañía de capitales brasileños detalló que la decisión se encuadró dentro de un plan de negocios en el que reorganizará toda su operatoria en su otra fábrica ubicada en la localidad de Eldorado, provincia de Misiones.

La planta de Coronel Suárez había sido inaugurada en 2011 sobre el predio de la ex fábrica Gatic. En sus primeros años de actividad, llegó a emplear hasta 1.700 personas, pero con el tiempo fue reduciendo su personal debido a diversos factores económicos.

La realidad es que el cierre de esta planta generó una fuerte preocupación en la comunidad de Coronel Suárez, ya que Dass era el segundo mayor empleador en la región después del municipio.

Otro caso de relevancia en el sector fue el de la firma Bicontinentar, que en noviembre pasado despidió a 130 trabajadores de su planta de producción localizada en la ciudad bonaerense de Chivilcoy.

Estos despidos no son casos aislados, sino que se enmarcan en una crisis más amplia que atraviesa la industria del calzado en Argentina. Diversos factores están contribuyendo con esta situación, entre ellos, la caída del consumo debido a la recesión económica, lo que llevó a una disminución en la demanda de calzado. Según datos de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC), la producción en el sector cayó un 15%, mientras que las ventas disminuyeron un 20% en el último año. A esto se suma el aumento de las importaciones, que crecieron alrededor del 50% en el mismo período, permitiendo el ingreso de productos extranjeros a precios más bajos y dificultando la competencia para la industria nacional. También los altos costos de producción y la presión tributaria elevada afectan la rentabilidad de las empresas locales, obligando a algunas a reducir su planta de empleados o, en casos más extremos, cerrar sus puertas.

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