14 de febrero 2025 - 13:02

SanCor en concurso de acreedores: el gremio se desliga de la crisis

El gremio lechero rechaza las acusaciones de querer apropiarse de la cooperativa y señala errores de gestión como causa principal de la debacle.

La cooperativa láctea tiene cinco plantas de producción, solo tres están operativas y al mínimo. 

La cooperativa láctea tiene cinco plantas de producción, solo tres están operativas y al mínimo. 

La histórica cooperativa SanCor, que supo ser un emblema de la industria láctea argentina, enfrenta uno de los capítulos más críticos de su existencia. En este contexto, la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) salió a desmentir acusaciones recientes y a desligarse de las responsabilidades sobre la debacle de la empresa, mientras apunta directamente a la mala gestión y a decisiones erradas como las principales causas de la crisis.

Las declaraciones que desataron la polémica provinieron de Pedro Morini, exsecretario de Lechería de Santa Fe y actual asesor de la Mesa Provincial de Lechería. Según afirmó en una entrevista, “hubo muchos errores propios, un gremio que quería quedarse con la empresa, asociados que dejaron de aportar su leche porque no cobraban, y el deterioro que se vio en góndolas”.

Por su parte, en un extenso comunicado firmado por su secretario general, Héctor “Etín” Ponce, ATILRA calificó estas afirmaciones como “de una supina ignorancia”. “Desde ATILRA jamás hemos tenido la intención de quedarnos con ninguna empresa del sector, y tal posibilidad está absolutamente vedada desde el punto de vista legal, tornándose imposible que alguien pueda pensar racionalmente en ello”, respondió el gremio.

A su vez, la entidad gremial subrayó que la responsabilidad de la crisis no recae sobre los trabajadores, sino en las gestiones empresariales que se han sucedido en SanCor durante años. “Ni los trabajadores ni ATILRA gestionan las empresas; esta es una tarea reservada a las autoridades. Los trabajadores son responsables de la calidad de los productos y víctimas de las decisiones de quienes han venido dirigiendo la cooperativa”, apuntaron.

El gremio también recordó que los empleados de SanCor sufrieron un doble perjuicio: por un lado, años de no cobrar sus salarios completos; por el otro, la retención de aportes destinados a la seguridad social, jubilación y mutuales que nunca fueron efectivamente depositados en los organismos correspondientes. “A pesar de esto, durante muchísimo tiempo, siguieron prestando sus servicios hasta que un día abrieron la heladera y contemplaron que no tenían que darles de comer a sus familias”, sentenció el comunicado.

Pese al cruce de acusaciones, ATILRA reafirmó su disposición a colaborar con el sector industrial, recordando experiencias previas de reconversión exitosa en empresas como Milkaut y Molfino Hnos. “Cuando esas empresas atravesaban dificultades insalvables, sus directivos recurrieron a inversores extranjeros, quienes se contactaron con nosotros para conocer nuestra opinión y buscar nuestro acompañamiento. Como no podía ser de otra manera, brindamos nuestro apoyo, y los resultados están a la vista”, destacó el gremio.

Lo cierto es que el deterioro de SanCor no es nuevo, pero la crisis actual parece haber alcanzado un punto límite. A comienzos de febrero, la cooperativa solicitó formalmente la apertura de un concurso preventivo de acreedores ante el Juzgado de Primera Instancia de Rafaela. Con una deuda que ronda los u$s400 millones, la empresa busca frenar embargos y reestructurar su pasivo para evitar la quiebra.

La presentación judicial se da en un contexto de parálisis productiva, despidos masivos y plantas cerradas. En las últimas semanas, más de 300 empleados fueron desvinculados de las plantas de Córdoba y Santa Fe, lo que tensó aún más el conflicto con ATILRA.

Lo que sigue de ahora en más es toda una incógnita, ya que la empresa necesita con urgencia de fondos frescos para recuperar su capacidad productiva, algo que hoy parece prácticamente una utopía. En este contexto, en el sector lácteo se especula con la posibilidad de que una empresa grande busque comprar alguna de las cinco plantas de producción que tiene actualmente SanCor, pero la realidad es que no sería tan fácil. En primer lugar, estas unidades productivas hace años que no reciben inversiones para mejoras tecnológicas y por otro la alta dotación de personal es otro de los problemas que debería afrontar un posible comprador.

Para colmo de males, la industria láctea no atraviesa su mejor momento en el país. Las empresas que vuelcan el grueso de su producción al mercado interno están muy complicadas por la caída del poder adquisitivo y aquellas que exportan tienen bajo sus espaldas altos costos laborales que complican su rentabilidad. Así, la crisis de SanCor se profundiza y aparecen pocas vías de escape.

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