El 19 de noviembre de 2002, un joven de 19 años pasó de trabajar como recolector de basura a convertirse en millonario de un día para el otro. La suerte le sonrió cuando ganó £9,7 millones en la Lotería Nacional Británica, cambiando por completo su vida. Sin embargo, lo que parecía un sueño se transformó en una pesadilla. El dinero se esfumó entre fiestas, drogas y malas decisiones, hasta que la realidad lo golpeó y lo dejó en la ruina.
Se volvió millonario gracias a la lotería pero los lujos y los excesos lo llevaron a la quiebra
Pasó de recolectar basura a vivir rodeado de lujo, pero su fortuna se desvaneció entre fiestas, drogas y malas inversiones.
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Ganó casi 10 millones de libras en la lotería, pero los derroches lo dejaron sin nada.
En pocos años, su historia pasó de ser la de un trabajador común que ganó la lotería a la de alguien que lo perdió todo. Su derroche y la falta de administración lo llevaron a la bancarrota, obligándolo a volver a su antigua vida, pero sin un centavo.
Michael Carroll: el ganador en la Lotería Nacional Británica
A sus 19 años, el joven se encontró con una situación favorable al ganar £9,7 millones en la Lotería Nacional Británica, un hecho que lo llevo a hacerse millonario de forma instantánea. La noticia recorrió el país, convirtiendo su vida en un escaparate de lujos y excesos. El premio obtenido le permitió despedirse de su antiguo empleo y aventurarse en un mundo de ostentación que hasta entonces solo había soñado.
La nueva cotidianeidad no tardó en rodearse de amistades ansiosas por compartir su fortuna. Vacaciones, fiestas y ostentosas adquisiciones marcaron sus primeros días en la cima. La riqueza le parecía inagotable, y cada inversión y gasto se justificaban en la búsqueda de experiencias únicas y el placer inmediato.
En poco tiempo, la figura del ex recolector se consolidó en la prensa y entre la alta sociedad. Su repentino ascenso le abrió puertas y le otorgó una notoriedad que transformó su identidad, dejándolo marcado como un claro ejemplo de éxito relámpago en el Reino Unido.
Los excesos que lo llevaron a perder el control
La fortuna recién ganada lo impulsó a un estilo de vida desbordado. Perdido en las drogas, el alcohol y las fiestas interminables, Michael Carroll se entregó a excesos que desbordaron cualquier límite. El ex recolector relató con orgullo haber tenido relaciones con miles de mujeres y comenzaba sus días con dosis de cocaína y vodka.
La inmensa ostentación se convirtió en una situación de desmedidos derroches que arrastró su salud y su vida personal. En este contexto, los problemas legales se acumularon: múltiples arrestos, encarcelamientos por delitos de posesión de sustancias y conducción temeraria, además de la ruina de su matrimonio a causa de infidelidades reiteradas.
La quiebra y volver a su vida pasada
El colapso fue inevitable. Tras invertir en una mansión y en su club de fútbol favorito, sus proyectos financieros se convirtieron en fracasos rotundos, llevando a la declaración de bancarrota en 2013. Durante tres meses, Michael Carroll se vio obligado a alojarse en un hotel para indigentes, mientras luchaba por conseguir un empleo a pesar de su turbulento pasado.
El ex millonario, sin opciones y con deudas impagables, se vio forzado a vender su propiedad por una fracción de lo invertido y, finalmente, retomar el oficio que una vez le dio sustento: la recolección de basura. Labores en fábricas y mataderos marcaron su rutina, hasta que en 2019 se trasladó a Escocia para trabajar como repartidor de carbón.
Hoy, a sus 40 años, Carroll asegura haber encontrado estabilidad en un apartamento en Elgin. El inglés renunció a los excesos del pasado, volvió a casarse con su exesposa y se declara “ciudadano respetuoso de la ley”. Con una mentalidad positiva, sostiene que no cambiaría nada de su experiencia, la cual lo transformó profundamente y le enseñó a valorar cada oportunidad para rehacer su destino.
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