23 de abril 2025 - 14:11

Vinos: la producción mundial sufre el impacto del cambio climático y los nuevos hábitos de consumo

La Organización Internacional de la Viña y el Vino relevó los desafíos y oportunidades que enfrenta la industria vitivinícola en la actualidad.

La industria global de vinos atraviesa un momento de estrés, por razones climáticas y comerciales. 

La industria global de vinos atraviesa un momento de estrés, por razones climáticas y comerciales. 

La industria vitivinícola mundial está atravesando una etapa crítica, que en el caso las bodegas argentinas por momentos se potencia debido a los vaivenes de la realidad económica interna.

En este contexto global, el sector enfrenta varios desafíos de cara al año que comienza. Dos de los principales retos son el cambio climático y los nuevos hábitos de consumo.

Así lo señala un relevamiento realizado por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), entidad que nuclea a 51 Estados nacionales y de la cual Argentina forma parte como miembro activo.

El estudio reunió información sobre producción, consumo y comercialización de la industria del vino en 180 países con el objetivo de realizar un diagnóstico de situación al cierre de 2024 y establecer algunas pautas para corregir rumbos durante 2025.

Frente a los dos retos principales identificados por ese informe, las conclusiones apuntan hacia el trabajo conjunto de los principales actores para desarrollar soluciones frente al cambio climático y convertir al vino en un referente de sostenibilidad.

Por otro lado, pone énfasis en la necesidad de invertir en investigación sobre los nuevos hábitos de los consumidores para lograr una mejor comprensión sobre su transformación y requerimientos.

El director general de la OIV, John Barker, procedente de Nueva Zelanda, señaló en ese sentido que “la industria enfrenta grandes desafíos de adaptación, aunque pueden traducirse en oportunidades si se logra una gestión adecuada”.

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John Barker es el director general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).

John Barker es el director general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).

Y sintetizó su diagnóstico de la siguiente manera: “Los pilares que harán avanzar al sector vitivinícola mundial tienen que ver con trabajar conjuntamente para desarrollar soluciones frente al cambio climático y convertir al vino en un referente de sostenibilidad, invertir en investigación sobre nuevos consumidores para comprender su visión del vino y fortalecer el multilateralismo y el comercio mundial”.

Otro de los retos planteados en el estudio de la OIV tiene que ver con revertir la tendencia a la reducción de la superficie de viñedos en el mundo, afectados por las inclemencias del clima entre otros factores, entre los cuales también influye la caída de rentabilidad.

El trabajo detalla que desde el año 2020 se viene registrando una disminución de la superficie vitícola mundial. En 2024 se alcanzaron los 7,1 millones de hectáreas, con una caída del 0,6 % respecto de las cifras de 2023.

Si bien esto refleja una desaceleración en la caída, la posibilidad de revertir la tendencia y exhibir crecimiento demanda de acciones puntuales por parte de la industria.

El cambio climático afecta la producción mundial de vinos

De la mano de la reducción de la superficie sembrada también cae la producción. En 2024 la producción mundial de vino fue de aproximadamente 226 millones de hectolitros, lo que supone el descenso más significativo de los últimos 60 años y una caída del 5% respecto a 2023, según la OIV.

Considerado por regiones, el informe destaca que la mayoría de los países sudamericanos registraron el año pasado volúmenes de producción bajos en comparación con años anteriores.

En realidad, ese fue un fenómeno que se registró en todo el Hemisferio Sur, con una producción históricamente baja por segundo año consecutivo atribuida a fenómenos climáticos extremos en las principales regiones productoras de vino.

La producción de 2024 registró un descenso del 3,6% respecto de 2023 y una caída del 13,8% respecto a la media del quinquenio. Esto representa el nivel de producción más bajo de los últimos 20 años.

Destaca que para encontrar volúmenes inferiores hay que remontarse a principios de los años 2000, momento en el cual la superficie de viñedos del hemisferio sur tenía un tamaño aproximadamente un 15% menor al actual.

En los Estados Unidos, cuarto productor mundial de vino, la producción de vino en 2024 marcó un descenso del 17,2% respecto de 2023 y un 15,5% por debajo de la media quinquenal.

Por caso, los estudios destacan que la cosecha de uva de California fue la más baja de los últimos 20 años.

Este comportamiento se atribuye al calor extremo y las presiones sobre el stock, que llevaron a la producción total de EEUU a los niveles más bajos de los últimos 15 años.

La Unión Europea no quedó al margen de este impacto climático. Cerró 2024 con una caída de producción de 3,5% contra los números de 2023.

Este nivel representa el volumen de producción más bajo registrado desde principios del siglo, por detrás incluso del piso de 2017.

Los datos de 2024 ponen de relieve el importante impacto del cambio climático en las regiones vitivinícolas de la UE, con viñedos enfrentados a una amplia gama de perturbaciones climáticas.

Mientras que algunas zonas experimentaron graves sequías y estrés hídrico, otras se vieron afectadas por fuertes lluvias y tormentas sin precedentes.

Estas condiciones meteorológicas extremas han provocado un aumento de la presión de las enfermedades, daños en los viñedos y otras condiciones de cultivo hostiles.

Estos impactos se distribuyeron de forma desigual y algunas regiones se beneficiaron de unas condiciones meteorológicas relativamente favorables, con lo que obtuvieron unos volúmenes medios de cosecha

China es el mayor productor de vino en Asia y registró en 2024 una caída de 17% en volumen contra 2023.

Nuevos patrones de consumo y diversidad de mercados

El consumo mundial de vino en 2024 se ubicó en 214,2 millones de hectolitros, que representaron una disminución del 3,3% en comparación con 2023. De acuerdo con esta estimación la OIV remarca que "supondría el volumen más bajo registrado desde 1961".

Esta situación responde a una combinación de factores económicos y geopolíticos que generan inflación e incertidumbre, así como a la contracción de los mercados maduros, influenciada por cambios en los estilos de vida, hábitos sociales y comportamiento de consumo entre generaciones.

Por ejemplo, se sigue ampliando la tendencia hacia los vinos ligeros, más claros y con menor graduación alcohólica, en el caso de los consumidores que se mantienen dentro de segmento.

Pero a la vez, hay una tendencia que apunta directamente al reemplazo del vino por otras opciones con menos alcohol o con nada de alcohol, como se da en llamar actualmente a las bebidas NoLo.

En la competencia con el vino por el consumo recreativo, aparece incluso el cannabis con un protagonismo creciente, sobre todo en algunos puntos de Estados Unidos donde su consumo está legalizado.

No obstante, en 195 países, el vino alcanza niveles de consumo sin precedentes. Se destacó, asimismo, que algunos países, con un elevado consumo general y una población numerosa, aún muestran un considerable margen de crecimiento.

Este es el caso del mercado de China, destino al cual miran las bodegas de todo el mundo al momento de armar sus estrategias de exportación.

Equilibrio entre la producción mundial de vinos y la demanda

Aunque persisten las caídas en la producción y el consumo, se prevé que el equilibrio del mercado global se mantenga en 2025, dado que la producción probablemente no superará la demanda, en línea con lo ocurrido con la escasa cosecha de 2023 y de 2024.

Como no hay mal que por bien no venga, los expertos estiman que dos años consecutivos de baja producción podrían contribuir a estabilizar el mercado, aunque es probable que los niveles de stocks continúen siendo desiguales entre regiones, alerta el informe.

En 2024 el volumen de exportaciones mundiales de vino se mantuvo en 99,8 millones de hectolitros. Por su parte, el valor de las exportaciones mundiales de vino tuvo una ligera caída del 0,3% hasta alcanzar los 36.000 millones de euros, pero se mantuvo en un precio medio de exportación históricamente alto de 3,60 euros por litro, hecho que se explica fundamentalmente por la premiumización que desplaza el consumo hacia las categorías de alta gama.

En cuanto a los precios, el estudio advierte que la inflación y la escasa oferta siguen impulsando los aumentos en comparación con los años previos a la pandemia, hasta ubicarse casi un 30 % más altos durante 2024.

El panorama, según la OIV, involucra bajos volúmenes de producción en 2023 y 2024, altos precios medios de exportación y debilitamiento de la demanda internacional. Más desafíos a resolver en 2025.

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