19 de marzo 2025 - 10:22

Acuerdo con el FMI y desconfianza: dos certezas y una amenaza

Los acuerdos con el FMI son ante todo una señal de debilidad económica. Los países recurren al Fondo Monetario cuando están en problemas y el anuncio es percibido en los mercados como una confesión de culpa.

El acuerdo revela la existencia de un faltante de dólares de cara a 2025 que durante meses pasó desapercibido en medio de la euforia financiera.

El acuerdo revela la existencia de un faltante de dólares de cara a 2025 que durante meses pasó desapercibido en medio de la euforia financiera.

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A la espera de novedades sobre el acuerdo con el FMI, la incertidumbre se apoderó de los mercados. Los problemas se intensificaron en las últimas ruedas y la tensión avanzó sobre el dólar. En el segmento oficial, el BCRA acumula en marzo jornadas de ventas sustanciosas por primera vez en muchos meses (U$S470 millones) y las cotizaciones de los contratos de futuros expresan temores respecto de una devaluación del dólar oficial.

Los préstamos en moneda extranjera, que abastecían de oferta el mercado oficial, interrumpieron su dinamismo desde finales de febrero. A su vez, en el mercado paralelo las cotizaciones operan al alza a pesar de acumular jornadas de fuerte intervención oficial.

Lejos de ofrecer soluciones sobre un escenario cambiario incierto, la novedad de un acuerdo con el FMI de contenido incierto impulsó la ola de desconfianza. Identificamos tres motivos que explican la situación.

En primer lugar, los acuerdos con el FMI son ante todo una señal de debilidad económica. Los países recurren al Fondo Monetario cuando están en problemas y el anuncio es percibido en los mercados como una confesión de culpa.

En la memoria argentina está todavía fresco el resultado del Stand By de 2018. El monumental préstamo que asumió la administración Macri estaba llamado a tranquilizar a los inversores. Sin embargo, terminó acelerando el desarme de posiciones financieras, potenciando la devaluación y requirió una rápida revisión del programa que incluyó además una autocrítica del organismo respecto de su capacidad para torcer el pesimismo financiero.

El actual acuerdo que se negocia no parece ser una excepción. El anuncio “revela” (parafraseando a voceros del oficialismo) una debilidad sobre la que desde C-P Consultora venimos insistiendo desde hace rato. A pesar del oxígeno de divisas que ofreció el blanqueo desde fines de 2024, la programación cambiaria de 2025 presentaba un faltante de dólares significativo para el cual no existe aún un financista.

En segundo lugar, existen indicios que hacen suponer que la opción por el FMI no era el “Plan A” en la hoja de ruta oficialista. El desacuerdo entre el Fondo y el gobierno respecto del diseño de la política cambiaria es conocido y el organismo se ocupó de hacerlo explícito en sus informes. En tanto Argentina no tiene vencimientos de capital con el Fondo durante todo 2025 existía la posibilidad de transitar el año prescindiendo de un acuerdo con el organismo que dejara al equipo económico con las manos libres en el tránsito hacia las elecciones. De hecho, en el tramo final de 2024 (y en plena exuberancia financiera), los funcionarios señalaron que solo negociarían con el Fondo si éste se adaptaba a sus necesidades, caso contrario prescindirían del organismo.

Las complicaciones financieras internacionales modificaron el escenario e hicieron más difícil al gobierno la búsqueda de financistas alternativos para el faltante de dólares. Un riesgo país que revirtió parte de su retroceso y no logró volver a los mínimos de finales de 2024 ilustran el cambio de contexto. Argentina debe ahora recurrir a un prestamista capaz de imponer condicionalidades de política económica, que hizo públicas sus críticas al actual esquema cambiario y que, aunque admita mostrarse tolerante en el año electoral, impondrá más temprano que tarde su tutela y condicionalidad.

En tercer lugar, debe mencionarse la fragilidad que asume la dinámica cambiaria desde la irrupción del blanqueo. El mercado del dólar es en extremo dependiente del endeudamiento privado y las estrategias de carry-trade para alcanzar un resultado positivo. Estos ciclos suelen ser volátiles y muy sensibles a las noticias que impactan sobre las variables macroeconómicas. Un acuerdo incierto implica posibles correcciones sobre la política cambiaria o de tasa de interés que afectan las ecuaciones de los negocios financieros. Ante este escenario, mejor desarmar posiciones, reducir riesgo y esperar novedades.

Así, la novedad de un acuerdo con el FMI trajo consigo dos certezas y una amenaza que comienzan a complicar la gestión económica. En primer lugar, revela la existencia de un faltante de dólares de cara a 2025 que durante meses pasó desapercibido en medio de la euforia financiera. En segundo lugar, implica que ese faltante será financiado por un acreedor que mas temprano que tarde demandará correcciones sobre el esquema económico.

Finalmente, para un esquema cambiario dominado por el endeudamiento privado de corto plazo, la reversión de las expectativas financieras puede ser crítica y puede incluso agravar el faltante de divisas proyectado. Esta es la principal amenaza que trae consigo el nuevo acuerdo y que podría materializarse aún con bajas condicionalidades iniciales.

La reacción inicial del mercado es poco alentadora, en tanto los resultados permiten especular con el desarme de posiciones de carry-trade que vienen aportando oferta de divisas y comienzan a revertirse. Aun en un contexto de férrea disciplina fiscal, las perspectivas de modificación sobre la política cambiaria y monetaria configura un factor de incertidumbre que podría incluso agravar las necesidades de financiamiento para el año.

Directores de C-P Consultora

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