A pocos meses de asumir la presidencia de México, Claudia Sheinbaum atraviesa su primera gran prueba internacional: contener el embate comercial del mandatario estadounidense, Donald Trump, quien, en su agenda política reactivó la idea de medidas arancelarias contra México. La presidenta mexicana, que actualmente goza de una aprobación histórica del 85% según una encuesta reciente, adoptó una postura serena pero determinada ante las presiones de Washington.
Claudia Sheinbaum frente a Donald Trump: la diplomacia en tiempos de guerra comercial
Según analistas, su estrategia consistió en contener la escalada sin ceder soberanía ni caer en confrontaciones abiertas.
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Donald Trump resucitó una retórica proteccionista que recuerda sus políticas durante su primer mandato, advirtiendo sobre nuevos aranceles a productos mexicanos bajo el argumento de seguridad nacional y control migratorio. Aunque la Casa Blanca aún no ha tomado medidas formales, en círculos cercanos al presidente estadounidense se discuten incluso opciones militares en la región del Canal de Panamá, lo que encendió las alertas en América Latina sobre el alcance geopolítico de su agenda.
Frente a este escenario, Sheinbaum buscó ganar tiempo y afianzar consensos internos. Según analistas, su estrategia consistió en contener la escalada sin ceder soberanía ni caer en confrontaciones abiertas. En una entrevista con Le Grand Continent, el periodista León Krauze señaló que “Sheinbaum no ha cedido, pero tampoco ha ganado una batalla definitiva. Ha logrado, eso sí, mantener la calma en medio de la tormenta”.
La mandataria recibió un respaldo transversal por parte del Congreso, los empresarios y la ciudadanía mexicana, que perciben en sus gestos una defensa clara del interés nacional. En un editorial reciente, El País destacó que “México ha cerrado filas en torno a Sheinbaum, en una muestra inusual de unidad frente a las amenazas de Trump”.
Este lunes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) previó una contracción de la economía mexicana de 1.3 % para 2025 y de otro 0.6 % en 2026, como consecuencia de la guerra arancelaria de Estados Unidos.
“Ellos piensan que nosotros nos vamos a quedar sin hacer nada frente a una situación internacional y no, nosotros estamos trabajando todos los días para cambiar esa situación”, aseguró Sheinbaum, quien cuestionó a las organizaciones internacionales por ignorar las medidas adoptadas por su administración para mitigar el impacto de los aranceles comerciales impuestos por Estados Unidos.
No obstante, voces críticas advierten que la estrategia de “resistencia prudente” puede ser insuficiente si Trump avanza con su agenda arancelaria. Según el análisis de Nueva Sociedad, se cree que Sheinbaum deberá pronto pasar de la contención diplomática a una política más activa y estructural para diversificar los mercados de exportación y reducir la dependencia del vecino del norte.
Por ahora, el tiempo que Sheinbaum ganó es valioso. Pero está claro que los desafíos apenas comienzan. Su presidencia, marcada inicialmente por avances sociales y un tono progresista, enfrenta ahora el reto de redefinir la relación bilateral con Estados Unidos en una etapa potencialmente conflictiva. La respuesta de México podría marcar no solo su mandato, sino también el equilibrio económico del continente.
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