2 de noviembre 2024 - 00:00

Claves para emprender en la incertidumbre: esencia, adaptación y la apuesta por el Triple Impacto

El nuevo siglo marca un cambio de era, donde la digitalización está en el centro de la escena. En este marco, ser emprendedor significa tener la capacidad de enfrentar lo desconocido, asumir riesgos personales y financieros, y de saber que la innovación es la clave para la sustentabilidad a largo plazo.

Triple Impacto: una forma de entender las necesidades del muno en el siglo XXI.

Triple Impacto: una forma de entender las necesidades del muno en el siglo XXI.

En los últimos años, el mundo ha experimentado una transformación radical, que se aceleró tras la pandemia de covid. El paradigma tecnológico, impulsado por la hipercomunicación y la globalización, ha cambiado las reglas de juego en todos los sectores. El emprendedurismo no es la excepción.

Ser emprendedor en el mundo actual -y particularmente en la Argentina- es, más que nunca, ser un arquitecto del cambio, porque las viejas fórmulas que antes funcionaban ya no garantizan el éxito. Lo que antes era cierto, ahora requiere ajustes y reinvención constante.

En ese contexto, las economías actuales están en un proceso de evolución permanente, y los manuales tradicionales han quedado obsoletos. El emprendedor ya no es solo aquel que detecta una oportunidad; es un profesional que necesita estar en constante formación y especialización. Ya no basta con replicar modelos preexistentes, sino que se debe ser un pionero en la creación de estrategias que se adapten a un entorno adverso y lleno de desafíos.

Triple Impacto, la clave para los emprendedores en el nuevo siglo

El nuevo siglo marca un cambio de era, donde la industrialización cede el paso a la digitalización. En este marco, ser emprendedor significa tener la capacidad de enfrentar lo desconocido, de asumir riesgos personales y financieros, y de saber que la innovación es la clave para la sustentabilidad a largo plazo.

Dado estos cambios generales, el emprendedor del siglo XXI también entiende la importancia del Triple Impacto al comprender que hoy el éxito no se mide sólo en términos de ganancias, sino también en el impacto social y ambiental que una empresa es capaz de generar para toda la comunidad. Esto es así porque, a su vez, los consumidores ya no buscan solo productos o servicios; demandan responsabilidad y conciencia.

Dicho escenario de transformaciones se profundiza aún más con la explosión de la inteligencia artificial (IA) y tecnologías disruptivas como Blockchain, que están permitiendo nuevas formas de operar, optimizar y escalar negocios.

Por un lado, porque la IA facilita la automatización de procesos, análisis de grandes volúmenes de datos y toma de decisiones más precisas, mientras que Blockchain asegura la transparencia y la seguridad en transacciones. Estas herramientas potencian la eficiencia operativa, reducen costos y ofrecen nuevas posibilidades de personalización y confianza para los consumidores, impulsando la creación de modelos de negocio más ágiles y dinámicos.

Por ese motivo, para los emprendedores, esta revolución tecnológica representa una ventana de oportunidad única. Al integrar estas innovaciones desde el inicio, pueden crear empresas que no solo sean disruptivas, sino también globales desde su concepción. Por eso, los emprendimientos que logren alinear rentabilidad con responsabilidad social y ambiental serán los más aptos para liderar la próxima generación de negocios a nivel global.

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Sustentabilidad: los emprendedores y la necesidad de readaptarse de forma constante.

Sustentabilidad: los emprendedores y la necesidad de readaptarse de forma constante.

Otro aspecto crucial es la importancia del "networking". En un mundo hiperconectado, las redes de contactos son esenciales para el crecimiento y desarrollo de cualquier emprendimiento. “It's all about networking”, como dicen en Estados Unidos.

En ese sentido, como constructores de negocios, las y los emprendedores deben ser arquitectos del valor que crean a partir de las relaciones y conexiones que establecen. Al principio, muchos proyectos comienzan de manera humilde, la vieja figura del garage, pero con una visión clara y un propósito compartido, ese valor puede escalar exponencialmente. No obstante, es clave la existencia de incubadoras y organizaciones sin fines de lucro como Emprear y tantas otras que promuevan el espíritu emprendedor y la capacidad creadora de valor económico y social de nuestros emprendedores y agentes de cambio más innovadores.

Por otro lado, el nuevo modelo de creación de empresas ya no se centra en la posesión mayoritaria del negocio por parte de los fundadores, sino en la construcción de un equipo que pueda llevar adelante la idea con éxito. Esto implica reconocer que, a menudo, el verdadero valor está en la ejecución y no tanto en la propiedad. El Business Builder del siglo XXI sabe que el éxito no reside en quedarse con la mayor parte de la torta, sino en la creación de un proyecto sólido y sustentable que beneficie a todos.

Asimismo, el emprendedor de hoy es, además, un emprendedor digital. Internet no solo es una herramienta de trabajo, sino un espacio para encontrar oportunidades, establecer relaciones y romper barreras geográficas. La red permite que los nuevos emprendedores se conecten con el mundo, establezcan conversaciones que reduzcan el temor a lo nuevo y generen confianza en sus proyectos.

Sin dudas, emprender no es un camino fácil. Muchas personas se sienten paralizadas por el miedo a lo desconocido, por la “silla vacía”. Sin embargo, el emprendedor exitoso sabe que ese temor es parte del proceso. Que equivocarse es inevitable y necesario para aprender y avanzar. A pesar de los errores, el emprendedor sigue adelante porque está en su esencia, en su ADN, motivado por aquello que lo hace levantarse cada mañana con ilusión, vocación, propósito y pasión por lo que hace.

Este siglo ha cambiado la forma de hacer negocios, y el emprendedor es quien mejor se adapta a estas nuevas realidades. La flexibilidad, la capacidad de innovar, la disposición a asumir riesgos y la conciencia del impacto social y ambiental son las claves que definirán al emprendedor exitoso del siglo XXI.

En resumidas cuentas, el emprendedurismo ya no es solo una cuestión de negocios. Es una herramienta poderosa para el cambio, en uno mismo, y una forma de transformar el mundo y de aportar valor en cada paso del camino. Las y los emprendedores no solo construyen empresas, también construyen futuro para un bien común y mayor.

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