31 de marzo 2025 - 00:00

Discurso oficial vs. realidad

Los efectos de las políticas económicas del gobierno nacional con cada vez más evidentes. Sin embargo, desde Nación se esfuerzan por describir un país diferente.

El deterioro de la economía por las políticas del gobierno de Javier Milei es cada vez más evidente. La solución no debe ser seguir endeudándonos, sino construir otro modelo de país.

El deterioro de la economía por las políticas del gobierno de Javier Milei es cada vez más evidente. La solución no debe ser seguir endeudándonos, sino construir otro modelo de país.

Las consecuencias de la gestión del Gobierno nacional se hacen cada vez más evidentes. El discurso oficialista parece describir un país distinto al que día a día vive la sociedad argentina.

El tema que tomó protagonismo en las últimas semanas es el nuevo acuerdo con el FMI, que implicará seguir incrementando la ya abultada deuda que tiene nuestro país con ese organismo, fruto del préstamo tomado en 2018. Recientemente, el ministro de Economía Luis Caputo manifestó, luego de una comunicación telefónica con Kristalina Georgieva, que el monto acordado que el equipo de funcionarios del FMI va a someter a aprobación del directorio es de U$S 20.000 millones.

Dentro de los cuestionamientos políticos a la oposición, el propio Caputo indica que los legisladores no estaríamos respetando los principios de la democracia. Critican la postura de bloques como el de Unión por la Patria, que rechazamos el DNU que impone el endeudamiento con el Fondo. En realidad, es el Gobierno de Milei el que, desde que asumió, desconoce la división de poderes al subestimar, por ejemplo, el rol del Parlamento. ¿Acaso no es el Poder Legislativo el que posee las facultades para debatir y luego votar sobre los temas del endeudamiento?

El ministro también se refirió a un “ajuste sin precedentes” como uno de los supuestos méritos de su gestión “con metas mucho más exigentes” que las que habría fijado el Fondo. Agregó que fue “un ajuste expansivo” y “socialmente aceptable”.

Estos dichos se contradicen con la realidad. Si bien, como señaló Caputo, el nivel de actividad de diciembre pasado se encuentra un 5,5% más alto que igual mes del año anterior (cifra que el Indec subió al 6,0% en su cálculo de enero) hay que tener en cuenta que en diciembre de 2023 había caído un 1,7% mensual y que durante 2024 llegó a valores muy bajos. Además, los argentinos/as nos encontramos en una situación considerablemente peor que al comienzo de la gestión libertaria. Se incrementó el desempleo al tiempo que se redujo la calidad del empleo con una reducción de los asalariados registrados y un incremento de los monotributistas.

Como consecuencia de la caída del poder adquisitivo de la población, continúa achicándose el consumo privado (las ventas en Supermercados y Autoservicios Mayoristas están aún por debajo de los niveles registrados en la anterior gestión e incluso de los de la pandemia). Durante 2024 los haberes jubilatorios se redujeron un 17% en términos reales con respecto a 2023, incluyendo el bono de $70.000 que se encuentra congelado desde hace más de un año.

En cuanto a la actividad industrial, según un análisis difundido la semana pasada basado en los datos de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), en una muestra de 79 países, Argentina fue el que más contrajo su producción industrial en 2024 con respecto a 2023. Si bien en economías centrales como Alemania, Reino Unido y Estados Unidos también se registraron variaciones negativas, éstas son mucho menores que el 9,4% que se contrajo en Argentina, tal como señala el informe.

Apertura de importaciones

Las variables del sector externo son un reflejo de las dinámicas promovidas por las políticas del gobierno de Milei: febrero fue el noveno mes consecutivo en que el resultado de la Cuenta Corriente Cambiaria fue deficitario. En el primer bimestre de este año, esta variable sumó un saldo negativo de U$S 2.515 millones, en gran parte como consecuencia del déficit de Viajes y otros pagos con tarjeta que alcanzó los U$S 2.052 millones, incentivado por la apreciación de nuestra moneda, que abarata el turismo y las compras en el exterior.

Por otro lado, las importaciones de bienes crecieron 42,3%, en un contexto de suba del 55,4% de las cantidades, en particular las de bienes de consumo, que ya se encuentran en niveles récord para un febrero desde 2004.

Todos estos datos se traducen en una salida o un menor ingreso de divisas. Como siempre mencionamos, un bien escaso que debe ser administrado de forma eficiente.

Si bien el discurso oficialista se centra en destacar los supuestos beneficios del fuerte ajuste para lograr el equilibrio fiscal y en el fomento a la apertura importadora, ése no es el camino. El deterioro de las condiciones de vida de la población, la destrucción del entramado industrial, el reemplazo de bienes de fabricación nacional por importados, la nula creación de empleo en el sector público y privado y la caída del consumo interno son algunas de las consecuencias de este modelo.

Durante el 2024 han cerrado más de 16.000 pequeñas y medianas empresas. Como expresa la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme): “En un mundo cada vez más proteccionista, el regodeo presidencial respecto de la apertura importadora en medio de una gesta desreguladora irresponsable es otra señal de que se esperan tiempos oscuros para el conjunto de las empresas nacionales y la sociedad”.

En resumen, la solución no pasa por seguir endeudándonos con el Fondo, sino por construir otro modelo de país, con más equidad y justicia social, en un entorno de desarrollo económico que fomente actividades creadoras de empleo de calidad.

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