15 de enero 2025 - 14:36

Dólar: los riesgos detrás del "crawling peg" al 1%

En un contexto de inflación aún elevada y un tipo de cambio atrasado, esta decisión podría tener consecuencias significativas para la economía nacional.

La decisión de reducir el crawling peg parece responder a una estrategia política destinada a mostrar resultados inmediatos en un año electoral, sacrificando la estabilidad económica de largo plazo

La decisión de reducir el "crawling peg" parece responder a una estrategia política destinada a mostrar resultados inmediatos en un año electoral, sacrificando la estabilidad económica de largo plazo

Imagen creada con inteligencia artificial

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunció una reducción en el ritmo de devaluación mensual del tipo de cambio. Esta medida, lejos de ser una decisión estrictamente técnica, refleja un enfoque que prioriza objetivos políticos inmediatos sobre los fundamentos económicos. En un contexto de inflación aún elevada y un tipo de cambio atrasado, esta decisión podría tener consecuencias significativas para la economía nacional.

El 2024 cerró con una inflación acumulada del 117,8%, según los datos publicados por el INDEC. Diciembre registró un aumento mensual del 2,7%, alineado con las proyecciones del mercado, pero superior a las expectativas del gobierno, que anticipaba un 2,5%. La inflación núcleo, un indicador clave que excluye componentes volátiles como alimentos y energía, mostró una aceleración al 3,2% desde el 2,7% del mes anterior. Estos datos subrayan que las presiones inflacionarias continúan siendo estructurales.

En paralelo, el índice de inflación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) marcó un incremento del 3,3% en diciembre, con un acumulado anual de 136,7%. La disparidad entre las cifras nacionales y las de CABA puede atribuirse a las diferencias en la ponderación de los rubros de consumo dentro de cada índice. Mientras el INDEC utiliza una canasta de consumo que no ha sido actualizada según lo planificado, las cifras de CABA reflejan una metodología más ajustada a la realidad actual.

El anuncio del "crawling peg": una decisión que no sorprende

El anuncio del BCRA de reducir el "crawling peg" mensual del 2% al 1% a partir del 1 de febrero ha generado un intenso debate en los ámbitos económicos y financieros. Esta decisión se presentó como parte del esquema original del programa económico, que preveía una reducción del ritmo de devaluación una vez que la inflación convergiera con el "crawling peg" durante tres meses consecutivos. Sin embargo, la realidad contradice esta justificación: lejos de acercarse al 2% mensual, la inflación mostró una aceleración en el último mes del año.

El propio presidente había sugerido que una inflación de 2,5% o menos en diciembre permitiría implementar esta medida. Sin embargo, los resultados de diciembre desmienten esta narrativa, con una inflación general del 2,7% y una inflación núcleo incluso mayor. Esto refuerza la percepción de que la decisión ya había sido tomada con antelación, impulsada por consideraciones políticas.

Atraso cambiario y sus implicancias estructurales

El ancla cambiaria es una estrategia que busca contener la inflación a corto plazo al mantener el tipo de cambio por debajo de su nivel de equilibrio. Sin embargo, esta política tiene efectos secundarios que comprometen la estabilidad económica en el mediano y largo plazo. Las restricciones para acceder al tipo de cambio oficial, así como la necesidad de intervenciones constantes en los dólares financieros por parte del BCRA, son síntomas de un mercado cambiario distorsionado.

En este contexto, la competitividad de las exportaciones argentinas se ve erosionada. Cada vez que los precios internos aumentan más rápidamente que el tipo de cambio oficial, los bienes y servicios nacionales se encarecen en términos relativos, afectando la capacidad del país para generar divisas.

Marcar estos desequilibrios cambiarios no implica abogar por una devaluación, sino por un tipo de cambio libre para que todos los precios de la economía tiendan al equilibrio y así poder establecer las bases para un crecimiento sano y sostenible.

El impacto en la estructura productiva y el mercado laboral

El atraso artificial del tipo de cambio como ancla inflacionaria también tiene consecuencias profundas en la estructura productiva. Al encarecer los costos en moneda extranjera, se desalientan las inversiones en sectores industriales y tecnológicos, promoviendo una primarización de la economía. Esta dinámica también afecta al mercado laboral, favoreciendo un aumento del empleo informal y precario en detrimento de puestos de trabajo de mayor calidad en sectores productivos clave.

El rol del sector energético y las expectativas futuras

El gobierno confía en que los ingresos por exportaciones energéticas derivados del desarrollo de Vaca Muerta aliviarán las tensiones externas. Se proyecta un superávit energético de aproximadamente 15.000 millones de dólares para 2025, una cifra que podría mejorar las cuentas externas en el corto plazo. Sin embargo, esta dependencia del sector energético no aborda las debilidades estructurales de la economía, como la falta de diversificación productiva y la limitada capacidad de absorción de empleo formal.

Conclusión: un enfoque que prioriza lo político sobre lo económico

La decisión de reducir el "crawling peg" parece responder a una estrategia política destinada a mostrar resultados inmediatos en un año electoral, sacrificando la estabilidad económica de largo plazo. Si bien esta medida puede contener temporalmente la inflación, los costos asociados al atraso cambiario son elevados: menor competitividad, distorsiones productivas y un mercado laboral precarizado. Argentina necesita una política cambiaria más coherente y sustentable que permita construir las bases para un crecimiento económico equilibrado y sostenible.

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